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D. Martínez / M. Suárez
Domingo, 29 de diciembre 2024, 07:24
Las autoridades y los servicios de emergencia de Cantabria y Asturias todavía están celebrando, casi incrédulos, el éxito del operativo de rescate que coordinaron de manera conjunta con el Greim de la Guardia Civil para localizar en Picos de Europa, tras cuatro días perdido y ... en condiciones meteorológicas extremas, al montañero leonés Senén Turienzo Llamazares. El joven de 23 años fue localizado por los rescatadores a las 14.00 horas del viernes cuando las esperanzas de encontrarle con vida ya eran mínimas. Pero tras la alegría, toca hacer cuentas y analizar si la Administración regional –en este caso las dos implicadas– le tiene que pasar la factura del amplio dispositivo desplegado. En ambas autonomías existen normativas y un sistema de tasas, aunque es cierto que se aplica de manera más asidua en Asturias –y sobre todo en episodios de montaña– que a este lado del Deva. Mientras que el Principado ya trabaja en el expediente, el Gobierno de Cantabria, preguntado por El Diario Montañés, por ahora prefiere no pronunciarse.
Para la Consejería de Fomento asturiana, lo primero y más importante es que «la persona desaparecida afortunadamente ha sido localizada con vida tras una intensa búsqueda». A partir de ahí, confirma que investigará lo sucedido para determinar las responsabilidades económicas –esto es, los costes– que pudieran derivarse de la intervención.
«El gran dispositivo desplegado y el trabajo coordinado en una zona muy compleja y en condiciones metereológicas adversas dieron como resultado afortunadamente el rescate con éxito de este montañero», señalaban ayer fuentes del operativo, en el que participaron los bomberos del 112 de Asturias, la Unidad de Drones y la Unidad Canina, efectivos de rescate de Cantabria, el Greim de la Guardia Civil y los Agentes Medioambientales de Asturias. A partir de ahora, «se analizarán las circunstancias en torno a esta emergencia y se realizará un informe técnico». Procedimiento que, según precisan desde ese departamento, se lleva a cabo en todos los rescates de este tipo.
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En el caso de Cantabria, las tasas por los servicios de rescate y salvamento dentro del ámbito de Protección Civil se regularon por última vez dentro de la Ley de Medidas de 2022. La norma deja muy claros los supuestos. Por ejemplo, explica que se puede repercutir el coste cuando se esté realizando una actividad con «avisos, alertas o predicción de fenómenos meteorológicos e hidrológicos adversos, de nivel naranja, rojo o equivalente»; cuando no se haya atendido a «señales de advertencia de zonas como peligrosas o de acceso prohibido o restringido»; cuando el sujeto no cumpla «con todos los trámites legales previos de obtención de autorizaciones o permisos»...
Y también cuando la persona auxiliada no lleve «el equipamiento imprescindible y sin el cual resulte manifiestamente inseguro el desarrollo de la actividad que se encontraban realizando». Este supuesto podría encajar con el episodio protagonizado por Senén Turienzo. Aunque sí tenía una tienda de campaña y un saco de dormir profesionales –lo que probablemente le salvó de morir congelado a 2.100 metros de altitud– tanto algunos testigos como la Guardia Civil afirman que «iba sin piolet ni crampones». A este respecto, el Principado destaca que «para una actividad de montaña hay que ir bien equipado e informarse antes de las condiciones meteorológicas».
Lo que no especifica la norma cántabra es cómo hay que actuar cuando se utilizan medios autonómicos pero el operativo se realiza en un territorio limítrofe, como ha ocurrido en esta ocasión. La última vez que Cantabria repercutió los gastos de un rescate fue el pasado verano, cuando envió una factura de 3.875 euros por la «imprudencia» de los espeleólogos que se perdieron en Soba y que entraron en la cueva sin avisar previamente al 112.
Senén Turienzo está a salvo, pero todavía no es seguro que pueda pasar la Nochevieja en su casa de La Bañeza junto a su familia. El joven leonés continúa su recuperación en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, a donde fue trasladado en helicóptero tras ser localizado en el Jou de los Boches. Aunque está fuera de peligro, está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) «por precaución». El montañero sobrevivió milagrosamente después de pasar cuatro días a la intemperie en medio de una gran nevada, con los brazos rotos, un traumatismo craneoencefálico y un neumotórax –ese es el diagnóstico final de los médicos–, fruto de una potente caída. El joven había iniciado su ruta en la localidad cántabra de Bejes y, el lunes, cuando contactó por última vez con su familia, tenía previsto descender desde el refugio del Casetón de Ándara hacia Sotres. La idea era completar el trayecto el día de Navidad en Covadonga, pero no llegó. Antes de sufrir el accidente, él mismo describía el paisaje, en un vídeo difundido en redes sociales antes de que se perdiera su rastro en el Macizo Oriental de los Picos de Europa, como «una locura» por «la cantidad de nieve» y «las rachas de viento que te dan en la cara; duele y te cuesta respirar».
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