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El orden del día del primer pleno del Parlamento de Cantabria tras el final de las vacaciones de verano venía este lunes cargado. Con 23 puntos entre debates, interpelaciones y preguntas al Gobierno. Asuntos como los proyectos eólicos, las rutas escolares, el dinero que ... no están cobrando las juntas vecinales y que les correspondía del fondo de montes de utilidad pública... De todos ellos, los que centraban el interés eran los relativos a las intenciones del Ejecutivo autonómico de cara al nuevo curso político –lo llevaba a la Cámara del PP– y la reclamación de Cs al presidente para que cese al consejero de Sanidad por lo que consideran una pésima gestión de la pandemia y especialmente de la quinta ola.
A lo primero, que una vez superado lo peor de la crisis sanitaria lo importante es ahora la recuperación económica. Y a lo segundo, que no. Que Miguel Rodríguez no va a ser descabalgado. La respuesta a ambos asuntos era previsible. Confirmadas las sospechas previas, lo sustancial eran los motivos, en los que PRC y PSOE parece que coinciden a la perfección. Algo que no debería sorprender entre dos socios de Gobierno, pero que no siempre ha sido la tónica entre los integrantes del bipartito cántabro. Sobre el consejero Rodríguez, fueron los portavoces socialista y regionalista los que se encargaron de dar la réplica, pero en el otro asunto tomó la palabra el presidente, Miguel Ángel Revilla, en el primer cara a cara con la líder de la oposición.
«Hemos pasado una pandemia. Espero que ya lo hayamos pasado, porque no se puede ser categórico. Ahora nos vamos a dedicar a recuperar la economía de Cantabria», defendía el presidente regional en su respuesta a María José Sáenz de Buruaga, que previamente había descartado cualquier posibilidad de recuperación si el bipartito no cambia el rumbo actual. Mientras que Revilla celebraba que «hay un movimiento de la actividad económica extraordinario» y mostraba su sorpresa por el «catastrofismo» de la popular, esta defendía que no hay nada que festejar. «No hay nada que celebrar. Y lo peor es que nadie sabe cuál es su plan de futuro. No podemos seguir con un Gobierno que se está limitando a resistir y que es incapaz», lamentaba Buruaga.
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Desde la bancada conservadora, más cosas en esa línea como que «no podemos resistir mucho más» siendo la autonomía donde los jóvenes tienen más problemas para emanciparse o con cinco veces más de hogares con dificultades para llegar a fin de mes que antes del covid. Y todo ello atribuyendo las responsabilidades al jefe del Ejecutivo: «El bote de excusas creíbles se les ha terminado. Necesitamos un Gobierno con un presidente a los mandos».
«¿Cómo que no hay plan de Gobierno?», afirmó un sorprendido Revilla, que insistió en que ese impulso desde lo público se verá aún con mayor nitidez dentro de un mes, cuando llegue al Parlamento el borrador de Presupuesto de 2022, que volverá a ser expansivo y que tendrá la partida para levantar el nuevo Mupac o el dinero para la protonterapia, que se licitará antes de fin de año. En cualquier caso, cree que los indicadores ya respaldan la gestión del Ejecutivo. Enumeró varios hitos como que Cantabria es la región donde más gente se afilió a la Seguridad Social en agosto o donde más creció la producción industrial. O que en julio fue el destino turístico que mejor se comportó junto a Baleares, un dato que la estadística de agosto volverá a confirmar.
Donde mejor se vio la unidad de discurso –aparentemente más coordinados que nunca– de los dos miembros del bipartito fue en la respuesta a la petición de cese de Rodríguez, al que defendieron basándose en los datos de vacunación e incidencia, por ser mejores que la media y porque los reveses judiciales los ha habido en muchas autonomías de muy distinto signo. ¿Los argumentos para lo contrario? «El esperpento y el bochorno de la campaña veraniega de un consejero que tiene la soberbia por bandera y la incapacidad por montera. Como no piensa dimitir, no le queda más remedio que cesarle», pidió sin éxito al presidente el coordinador de Cs, Félix Álvarez. En la lista de agravios, destacó por encima de todos el caos judicial del verano. «Usted ha sido quien ha consentido a este consejero campar a sus anchas», reclamaba Álvarez, al que el portavoz de Vox, Cristóbal Palacio, le avanzaba que no tendrían suerte porque su continuidad no se debía a su gestión, sino a los intereses de PRC y PSOE.
«Políticamente está muerto. Matado por el presidente. Pero detrás del consejero hay un Gobierno. El presidente no ha dejado de utilizar el recurso del consejero para lavarse él las manos como Pilatos mientras decía en público que no compartía lo que hacía», sumaba César Pascual (PP).
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