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P edro y Pablo, el apóstol del nuevo PSOE y su discípulo en Cantabria, comparten algunos rasgos como la osadía y el sentido de la oportunidad para el golpe de mano. Hace 20 meses Sánchez era un cadáver político, pero resucitó contra todo pronóstico para ... hacerse de nuevo con el mando del partido y ahora una inesperada moción de censura le ha otorgado la presidencia del Gobierno y ha jubilado a Rajoy. Zuloaga se atrevió a plantar batalla a quien era líder del partido y vicepresidenta del Gobierno de coalición PRC/PSOE, Eva Díaz Tezanos. Ni siquiera era el candidato alternativo mejor colocado y sin embargo ha terminado por hacerse con las riendas del partido de forma incontestable. Pedro y Pablo tienen un desafío común: extender sus liderazgos internos al conjunto del electorado. El PSOE cree que con Sánchez en La Moncloa volverá a ser el gran partido que fue y Zuloaga confía en que la ola favorable llegue hasta Cantabria.
Zuloaga ya tiene todo el poder en el PSOE cántabro. Es el secretario general y el candidato autonómico en 2019. También ha tenido que ponerse al frente de los problemas del partido en el Gobierno. De las irregularidades en el Servicio Cántabro de Salud (SCS), de las turbulencias en la Consejería de Economía, de la amenaza de huelga en la Educación. Por eso es él quien despacha las situaciones de crisis con los consejeros socialistas, Luisa Real, Juan José Sota y Francisco Fernández Mañanes, mientras la vicepresidenta Díaz Tezanos permanece de oyente en el Ejecutivo, aislada por los suyos en una sufrida resistencia sin otro respaldo que el del presidente Revilla. Los intentos de distensión no han cuajado hasta el momento.
Los críticos del PSOE ya tenían descontada desde el primer momento su contundente derrota en las recientes primarias electorales que han coronado a Zuloaga con un 68% de los votos de los militantes. Por eso no concurrieron con su primera opción, la propia Díaz Tezanos, ni siquiera con la segunda, alguno de los alcaldes de su cuerda como Sergio Abascal o Javier Incera. La peliaguda encomienda recayó finalmente en Ricardo Cortés, un diputado nacional de presencia intermitente en Cantabria y vinculado a la 'vieja guardia' socialista que defenestró a Pedro Sánchez. Un 'paracaidista', dijeron los zuloaguistas. A nadie le gusta prestarse a una goleada, pero había que estar en la pugna para contraatacar el día después del eventual fracaso electoral del nuevo PSOE de Pedro y de Pablo, en España y en Cantabria.
Esa estrategia tenía bastante sentido hasta hace unos días, quizá aún lo tenga, pero la moción de censura ha cambiado radicalmente el escenario político. Pedro Sánchez ya no es, o ya no es solo, el político que tantas dudas generaba a propios y extraños. Ahora es el nuevo inquilino de La Moncloa, con toda la presencia pública y los resortes del poder inherentes al cargo. La elección de su Gobierno ha sido muy ponderada, por la estatura política, por la alta cualificación o por el reconocimiento público de bastantes de sus miembros –Borrell, Duque, Calviño, Celaá, Ribera, Marlaska…– que se han abierto hueco en el Consejo de Ministras y Ministros, entre los 'capos' del aparato y las cuotas territoriales. En el PSOE detectan con satisfacción los 'vientos de cola' que operan ya en las instancias económicas y mediáticas, en las instituciones nacionales y europeas, que saludan con respeto y hasta con elogios al nuevo Gobierno.
El PSOE quisiera prolongar la legislatura todo lo posible para imprimir su sello en áreas como la igualdad, la regeneración política o las políticas sociales. Pero lo esencial es no cometer errores de bulto en la gestión frente a la oposición del PP y Ciudadanos y en la difícil coexistencia de tira y afloja con Podemos y los independentistas que han patrocinado el asalto al poder de un partido que sólo tiene 84 diputados en el Congreso.
Del éxito o del fracaso de Sánchez depende en buena medida la suerte del PSOE cántabro de Zuloaga. También de la atención del nuevo Gobierno a la región en materia de infraestructuras o la deuda de Valdecilla. No hay cántabros en el Consejo de Ministros, a ver si aparecen en el segundo nivel de la Administración. Y, en el peor de los casos, ya habrá oportunidad de colocar a un puñado de partidarios en el tercer nivel, de la Delegación de Gobierno hacia abajo.
Hasta ahora, la situación política no alentaba el optimismo. Muchos partidos para disputarse el voto socialista –el PRC en primer lugar, Ciudadanos y Podemos– y algún sondeo que auguraba incluso menos escaños en el Parlamento de los cinco que ahora tiene. Zuloaga asegura, como no podía ser menos, que saldrá a por todas en las urnas y ya después los militantes se pronunciarán sobre posibles pactos con el PRC, y quizá con otros, si es que salen las cuentas. Mientras tanto, al PSOE le toca confiar en que los vientos propicios de La Moncloa sigan soplando hasta las elecciones del año que viene y le ayuden a crecer. Para dejar de ser el pariente cada vez más pobre del Gobierno Revilla.
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