Ranking de los rescates más raros del 112 de Cantabria

Por fortuna, dicen que por aquí no abundan los rescates de niños con las cabezas atrapadas entre barrotes o embutidos en tuberías, como en esos vídeos que a menudo nos llegan del lejano oriente. Pero un bombero cántabro recuerda un dispositivo reciente en Tama para sacar a un menor con medio cuerpo atascado en una alcantarilla. Tuvo también final feliz otra misión en un parque de Beranga hace unos años, cuando un adolescente no calculó su envergadura y quedó trabado en un columpio para bebés. Tan metido estaba que los bomberos se vieron obligados a cortar el columpio para sacarle las piernas ilesas al chaval. Recientemente sacaron a otro niño de un buen apuro: en un colegio de Hazas de Cesto un alumno tenía un dedo introducido al lado de la bisagra de una puerta y no había manera de liberarlo sin ayuda de los bomberos. Tuvieron que cortar la puerta porque era imposible moverla sin hacerle daño.

Sonados han sido también los tres operativos que han llevado a cabo este verano para cortar anillos que no salían de los dedos, más en unos meses en los que ha hecho mucho calor y el que más el que menos ha tenido las manos o los pies más hinchados de lo normal.

Un bombero destaca que no son raros los dispositivos para sacar a personas que se quedan encerradas en cajeros automáticos. Pero no se le va de la memoria uno en concreto, el de un hombre en estado de embriaguez que también pidió auxilio al Servicio de Emergencias y cuando llegaron vieron que no, que no estaba encerrado, solo que no atinaba con el pestillo -un pestillo normal, por cierto, tipo gatillo- y era incapaz de salir. Desde fuera le explicaron cómo abrirla para no tener que romper la puerta.

Otro caso de gente atrapada que pudo acabar mal fue el de un anciano que vivía solo y al que los vecinos echaron en falta. El 112 movilizó a los bomberos para acudir a su vivienda. Al entrar vieron que el hombre había sido «tragado» por su antiguo sofá. Estaba totalmente inmovilizado, no podía salir de entre los cojines por sí mismo y de no ser por la llamada de los vecinos al Servicio de Emergencias el desenlace de esta historia podría haber sido otro mucho peor.

Comparten dos de las anécdotas que más carcajadas suscitaron en los parques del 112: en una Nochevieja reciente fueron movilizados por un incendio registrado en un edificio de Laredo. Al llegar, mientras unos atacaban el fuego desde dentro un bombero se fue a cortar la luz a la caja de fusibles. De pronto lo vieron salir despavorido, ¡me va a morder!, gritaba. Aseguraba haber visto un perro enorme al abrir la puerta. Era un peluche ciertamente grande y realista, prueba de la confusión que provoca la escasa visibilidad que enfrentan en los incendios.

Y otro servicio ocurrido que comparan con el legendario 'pim, pam, toma lacasitos': estaban movilizados con la Guardia Civil de Tráfico por un accidente ocurrido en la autovía y tenían que entretener al único conductor implicado en la salida de vía mientras los agentes hacían el atestado, ya que no había forma de que el individuo, totalmente borracho, se identificara correctamente para llevarlo a casa. Cada vez que le preguntaban daba un nombre distinto a los guardias, generando muchas risas a los efectivos.

El mundo animal da muchas alegrías a este ranking de rarezas del 112. En la cima, el día que apareció una serpiente dentro de un confesionario en Santa María de Lebeña, qué bíblico. Lástima que ha pasado tiempo y no recuerdan los pormenores del encuentro entre reptil, confesor y feligrés...

Una para contar a los nietos: encontrarse un buitre en la piscina. Le ocurrió a un vecino de Liendo, que llamó al 112 para que se llevaran al animal de allí. Estaba malherido y recuerdan que fue muy difícil sacarlo de la piscina recogiéndolo con mantas para que no se asustara.

Es muy de bombero el rescate de gatitos, que se suben a los árboles y no saben bajar o se quedan encerrados en vete tú a saber dónde. Y siempre dejan imágenes de lo más tierno cuando consiguen salvar al animalito. Por ejemplo, el cachorrito que maullaba dentro del motor de un coche en Selaya. Tuvieron que desarmarlo por completo.

O este otro minino, metido en una tubería bajo un puente de Colindres, que salvaron de una muerte segura. Un bombero enfundado en un neopreno consiguió sacarlo en uno de los dispositivos gatunos más complicados que recuerdan.

Por más vueltas que le dan, esto sigue siendo un misterio para los bomberos: ¿cómo se metió un perro en el recorrido de una vía ferrata de Ramales? El mastín estaba exhausto, atrapado en una zona de piedras muy vertical, y salió ileso gracias a los conocimientos en escalada de los rescatadores.

Fue muy interesante el dispositivo que requirió de la intervención de un cetrero para rescatar a un águila harris enganchada en un árbol en Ojedo. Hubo que llevar un brazo articulado para que el experto subiera con los bomberos y el ave rapaz se dejara salvar.

Van ahora unas cuantas de vacas. Fue inolvidable el rescate en helicóptero este pasado mes de agosto de una res despeñada por los acantilados de Ruiloba, que acabó izada por los aires para devolverla a tierra firme. Y para los anales, también, la proeza de los bomberos para desencajar a otra en Colio (Cillorigo de Liébana) que a saber cómo acabó con las posaderas metidas en un pozo la mitad de estrecho que ella. Hubo que derribar un muro para abrir hueco y sacarla de allí, con un esfuerzo titánico para devolvérsela sana y salva a su dueño.