Sin rastro del 'campanu' tras 18 días: «Es imposible pescar salmones con este caudal en los ríos»

«Es una pena, pero esto se acaba. Es que ya ni se ven salmones». La frase de un grupo de amigos que ayer tenían permiso para pescar en el coto de Covanchón, en la localidad de Puente Viesgo, suena a epitafio. La campaña arrancó el pasado día 1 y el 'campanu' sigue sin salir 18 días después. «Con este caudal en los ríos, es imposible» fue la frase más repetida en las riberas. La Dirección General de Medio Natural ya advirtió antes del comienzo de la campaña que el Asón, el Pas, el Nansa y el Deva se encontraban con el nivel bajo mínimos. Y la cosa ni siquiera ha mejorado con las lluvias registradas la semana pasada. A este paso, se corre el riesgo de llegar al 30 de junio –último día autorizado para pescar salmones– con el casillero a cero. Aunque no es consuelo, Asturias, comunidad vecina y salmonera por excelencia, está prácticamente igual ya que sólo ha capturado dos: uno en el Sella (el 'campanu' de Asturias) y otro en el Narcea.

El pesimismo se ha contagiado entre los pescadores. «Yo esto lo estoy viendo desaparecer. Soy joven, pero cuando comencé se sacaban 60 ejemplares por temporada; y ahora mira...», se lamentaba Roberto López, natural de Puente Viesgo, que ayer se había acercado al Pas para echar un ojo. «Es que son las diez de la mañana y ni siquiera están en el río los que tienen coto», añadía.

La situación no es buena. Las marcas que el agua ha dejado en las rocas evidencian que el caudal está prácticamente un metro por debajo de lo habitual. De hecho, en el coto de Covanchón no hacía falta gafas polarizadas para evitar el reflejo de la luz del sol. El nivel era tan bajo que se alcanza a simple vista a ver el fondo en los pozos; algo impensable otros años. «Y lo peor no es que no hayan entrado salmones, lo peor es que si el río está así en abril, en julio y agosto estará completamente seco», puntualizaba. Más abajo, en el coto de Güedes, otra de las zonas más salmoneras del Pas, la situación no era mejor. Ni siquiera en el tiro de la zona de la caseta –uno de los lugares donde más agua se acumula– se veía nadar salmones. «Es que otros años, al menos, alguno se dejaba caer, pero este no. Para que entren hace falta que llueva mucho durante un tiempo prolongado para que aumente el nivel y se animen a ir subiendo río arriba», comentaba Alberto Rodríguez, un aficionado que estaba en la orilla contemplando los lances.

Durante la mañana, sólo se vio un salmón en la zona de Covanchón. Lo divisó Roberto López, que dio aviso a los pescadores autorizados para lanzar la caña en el coto. Miguel Ortiz y Juanma Ortiz habían llegado desde Ampuero con pocas esperanzas de éxito. «Madre mía, esto está mucho peor que el Asón», comentaron junto a Ignacio Martínez, que les acompañaba. «Vamos a ver si hay suerte», dijeron mientras fueron al coche para sacar del maletero las cañas. En el tiempo que tardaron en regresar –apenas diez minutos–, el salmón ya había desaparecido y refugiado en alguna zona ignota. «Nos ha dicho el antiguo guarda de Carandía que es el mismo que el primer día de la campaña hizo un par de amagos a otro pescador, y que nadie aún ha conseguido cogerlo», relataron.

Como la jornada no daba mucho más de sí, a media mañana sacaron una vuelta de chorizo de jabalí, jamón ibérico, pan y una botella de vino. «Bueno, al menos que la falta de salmones tampoco nos estropee el día», afirmaba Miguel Ortiz antes de desenfundar un cuchillo finlandés para trocear el pan y cortar el embutido.

La situación se repitió ayer en el resto de ríos salmoneros de Cantabria. La jornada cosechó un nuevo cero, lo que cada vez hace más difícil alcanzar la ya de por sí baja cifra de los 17 ejemplares que fueron capturados el año pasado. De hecho, fue la menor de los 80 años en que se lleva la cuenta de las capturas. El bajón ha sido muy pronunciado. En 2021, se consiguieron izar 63; en 2020 fueron 62; 73, en 2019, y 70 en 2018. Lejos quedan los números de antaño. Por ejemplo, los 2.169 salmones de 1959: 1.541 se sacaron en el Asón, 136 en el Pas, 129 en el Nansa, 361 en el Deva y 2 en el Miera.

Los 'campanus' de los dos últimos años, en cambio, fueron madrugadores. Miguel Ángel Pereda, un vecino de Rasines de 54 años, lo izó en 2022 a las 08.45 horas en el pozo de Las Escuelas, un coto de Puente Viesgo, el día que se abría la veda. Pesó 7,260 kilos y marcó 90 centímetros de largo (45 de circunferencia). Por cierto, Pereda se llevó 8.100 euros para casa. Los que pagó en la subasta un negocio de hostelería de Asturias. La edición de este año, preparada en Oruña de Piélagos para el domingo día 2, tuvo que suspenderse por la ausencia de su principal protagonista. El 'campanu' de 2021 fue también madrugador: salió el primer día. Y lo capturaron dos expolíticos del PP, el doctor Ramón Saiz Bustillo y el catedrático José Luis Gil.

Año tras año, la Consejería de Desarrollo Rural,Pesca y Medio Ambiente hace ajuste en el diseño de la campaña salmonera. Para 2023 ha establecido un cupo máximo de 85 ejemplares para el conjunto de ríos de la región. El Pas es el que mayor número permite: 30. Le siguen el Asón, con 25, y el Nansa y el Deva, con 15 cada uno. Eso sí, el cupo de cada río se ampliará de manera automática en cinco ejemplares más –así lo recoge la orden la Consejería– si se alcanza o supera el cupo antes del 31 de mayo. Una posibilidad que, a día de hoy, se antoja prácticamente imposible.

Lo que se ha ido reduciendo progresivamente con el tiempo ha sido el número de ejemplares permitidos por pescador. Ahora sólo se autoriza uno, así que el afortunado que consiga izar el 'campanu' de este año tendrá que colgar la caña hasta la temporada que viene.

El futuro no es esperanzador y, aunque los aficionados a la pesca no quieren ni oírlo, la posibilidad de una parada biológica para su recuperación suena cada vez con más fuerza.

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