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Cantabria y País Vasco siguen adelante con su intención de permitir la movilidad entre las comunidades a partir del próximo lunes, día 15, a pesar de los nuevos focos de contagio detectados en la región vecina. Ambos Ejecutivos se mantienen, no obstante, pendientes de ... la evolución de la situación sanitaria, después de los últimos brotes de coronavirus localizados en los hospitales de Basurto, Txagorritxu y Cruces, con una veintena larga de infectados y cientos de personas bajo vigilancia. El balance de la última jornada en el País Vasco arroja un saldo de tres muertes y 16 nuevos contagios.
El Consejo de Gobierno tomará mañana, jueves, esta decisión, después de comprobar que, según el borrador del real decreto aprobado hoy para marcar las pautas de la 'nueva normalidad', serán las comunidades autónomas las que regulen esa movilidad sin realizar otro tipo de trámite ante Madrid, contrariamente a lo que se dijo este domingo en la conferencia de presidentes, cuando se señaló que sería necesario solicitar previamente el levantamiento del estado de alarma. Antes, el Gobierno de Cantabria, junto a la Comisión de Desescalada y en contacto con el Gabinete que preside Iñigo Urkullu, valorará la situación sanitaria en el País Vasco.
El presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, ha defendido repetidamente su intención de comunicar ambos territorios el próximo lunes, y ayer sumó un nuevo argumento para reforzar su postura. «Tenemos un estudio de la Universidad de Cantabria según el cual la pérdida económica derivada de la falta de comunicación con nuestros vecinos puede llegar a cuatro millones de euros por cada semana que se mantiene cerrada», señala Revilla.
Pese a ello, el Gobierno regional se da unos días de plazo antes de dar ese paso, que siempre vendrá avalado por informes sanitarios. Una prudencia lógica, sobre todo después de que el delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, manifestase su postura favorable a prolongar quince días la fase tres y esperar a entonces para abrir la comunicación entre las dos autonomías, algo que también se mantiene desde el Ministerio de Sanidad. Es cierto que después matizó sus declaraciones subrayando su convencimiento de que si los presidentes autonómicos así lo deciden, será «con arreglo a los criterios de máxima seguridad sanitaria». «Soy partidario de mantener las fases. Precipitar el final de la fase tres con el objetivo de ganar permeabilidad en la frontera con otras comunidades autónomas contiguas, se puede hacer, forma parte de las directrices aprobadas en el último decreto de alarma, pero quizá tendría más lógica y sentido con lo que se ha venido haciendo hasta ahora que las fases siguieran durando esos quince días», resumió.
Su homóloga en Cantabria, Ainoa Quiñones, se pronunció más tarde en términos semejantes. «Las fases del Plan de Transición hacia la Nueva Normalidad están previstas con una duración de quince días, han funcionado y están dando resultados, la situación de emergencia sanitaria está controlada y creo que no hay que precipitarse ni dar pasos en falso que obliguen a retroceder», señaló Quiñones. «Después de lo que hemos pasado en los ya casi tres meses de estado de alarma por la emergencia sanitaria del Covid-19, la responsabilidad y el sentido común que han demostrado los ciudadanos, se puede esperar una semana más a recuperar la movilidad entre comunidades autónomas limítrofes».
En todo caso, si Revilla y Urkullu optan por permitir la movilidad entre ambos territorios a partir del día 15, «lo hacen sobre la base de que la decisión atiende a la situación sanitaria, con el trabajo compartido de ambas consejerías de Sanidad, con los criterios de seguridad sanitaria establecidos para evitar focos de rebrote y con la máxima prudencia y responsabilidad», concluyó Quiñones.
Por su parte, el consejero de Sanidad cántabro, Miguel Rodríguez, en declaraciones a Onda Cero, recordó que la decisión sobre la movilidad entre regiones que se encuentren en la misma fase no se toma solamente en base a criterios sanitarios. «Si fuese así, posiblemente seríamos más restrictivos, más prudentes, pero las decisiones se toman también en base a criterios económicos, sociales y de movilidad, que también son fundamentales. No sé qué va a pasar la semana que viene, lo tendremos que decidir en el seno del Gobierno».
Respecto a los brotes de la enfermedad en el País Vasco, Rodríguez puntualizó que estos nuevos focos están relacionados con hospitales, algo que «nos puede pasar a nosotros también». «Los brotes pueden producirse con más facilidad en establecimientos sanitarios por la prestación de cuidados. No lo veo preocupante, porque son brotes específicos en centros sanitarios: si hubiese brotes comunitarios me preocuparía más». El consejero dijo también que es muy probable que sigan detectándose casos similares por la alta capacidad de contagio del virus. «Por desgracia vamos a tener que acostumbrarnos a este tipo de situaciones», lamentó.
Los nuevos contagios en el País Vasco tampoco han modificado los planes de movilidad de su Gobierno. Hoy mismo, su portavoz, Josu Erkoreka, aseguraba que «desde la prudencia y la cautela», no se planteaban retrasar la apertura, e incluso que la aparición de brotes como los detectados era «previsible y estaba prevista» y no tienen por qué cambiar la línea de actuación para la fase tres.
Erkoreka explicó que se trabaja para recuperar la comunicación terrestre con Cantabria el lunes que viene, informó de que ya se han producido conversaciones con el Gobierno regional con este propósito y subrayó que Miguel Ángel Revilla se ha mostrado favorable de un modo «claro, contundente e inequívoco» para recuperar la conexión con el País Vasco, mientras que los Gobiernos de otras comunidades limítrofes como Navarra y La Rioja no han expresado una postura tan firme al respecto. No obstante, también recalcó que el Ejecutivo vasco tomará las decisiones «con máxima prudencia» en función de los datos de incidencia de la enfermedad.
Frente al empeño mostrado por las Administraciones cántabra y vasca por poner en comunicación ambas comunidades, parece mucho menor el celo por permitir la movilidad por occidente, con Asturias. Hay que tener en cuenta que tampoco es comparable el peso económico y social de la relación de Cantabria y el País Vasco con la que se mantiene con Asturias.
Su presidente, Adrián Barbón, ya adelantó este domingo su intención de cumplir el plan marcado por el Gobierno, manteniendo las restricciones previstas para la fase tres antes de acceder a la 'nueva normalidad' el próximo día 21. No obstante, dejó la puerta abierta a la realización de viajes entre las comunidades autónomas limítrofes y que se encuentran en la misma fase que su región. Barbón anunció que esta semana mantendrá reuniones con los presidentes de Cantabria y Galicia para evaluar la movilidad entre estos territorios a partir del día 15, aunque «es prematuro anunciarlo porque todavía tenemos que evaluar los datos de salud pública y los riesgos».
Las actuaciones del Principado en esta vuelta a la normalidad están marcadas por la calma y la prudencia. Como ejemplo, las discotecas y bares de ocio nocturno de Asturias siguen cerrados «por criterios de salud pública». Así lo recogía el decreto publicado en el Boletín Oficial del Principado (BOPA) que regula las condiciones de la fase tres de la desescalada.
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