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El Gobierno de Cantabria que dirige María José Sáenz de Buruaga se encuentra exactamente en el mismo punto que hace casi veinte días cuando ... anunció en rueda de prensa su propuesta de reforma fiscal para el próximo ejercicio, que calificó de «histórica». De hecho, si la votación se hubiese celebrado ayer, la presidenta regional se habría estrellado contra un rotundo 'no' de todas las formaciones políticas que conforman la oposición, incluido Vox que, a priori, es el grupo que más podría estar de acuerdo con sus postulados. El debate sobre la iniciativa estrella del PP fue polémico. El PSOE, que había sido quien había reclamado la presencia de Buruaga en el hemiciclo, se ausentó del Pleno tras conocer que en lugar de ella subiría al estrado el consejero de Economía. Tanto el orden del día remitido por el Parlamento como el propio PP en sus redes sociales habían anunciado la comparecencia de Buruaga. Vox le pidió cambios «para poder apoyar» la reforma y el PRC censuró que la medida esté diseñada «para gobernar solo para el 3,5% de los cántabros».
El Partido Popular está en minoría y es consciente de que necesita el apoyo de Vox o del PRC, pero confía en que dispone de tiempo suficiente para convencer a alguno de ellos. Sobre todo al primero, que es el que no se ha cerrado en banda a pesar del ramillete de críticas y peticiones de cambios que le recriminó ayer Leticia Díaz. El PRC está mucho más distante pues considera que el documento elaborado por el Ejecutivo beneficia «a los que más ganan». El PSOE, por su parte, está en la antípodas de la medida y se opone radicalmente.
A la oposición, además, no le gustó nada el cambio de guion de última hora del PP. La comparecencia de Buruaga se daba por hecho. Su presencia era en respuesta a la solicitud del PSOE, que quería que informase «de los pormenores de la reforma fiscal planteada, sus consecuencias y su marco plurianual». Incluso el Grupo Popular lo había confirmado en la red social 'X' (el antiguo Twitter), como puede verse en la imagen adjunta. Luego informó de que sería el consejero de Economía Luis Ángel Agüeros el que finalmente iba a dar las explicaciones.
Una decisión anunciada por la presidenta del Parlamento, María José González Revuelta, que enervó a Zuloaga y los suyos que, a modo de protesta, abandonaron el hemiciclo tras haber sido llamados dos veces al orden. «Buruaga se oculta y no quiere contar a los cántabros y cántabras las intenciones reales de una reforma fiscal que beneficia solo al 1% de la población de Cantabria», dijo posteriormente el portavoz socialista a través de un comunicado. «No hay precedentes de que la presidenta del Gobierno de Cantabria no comparezca tal y como indica el orden del día, lo que es una falta muy grave ante el Parlamento», insistió.
El consejero Luis Ángel Agüeros justificó el cambio de postura porque Buruaga «ya había acudido en numerosas ocasiones a debatir al Parlamento» y porque el Reglamento se había cumplido al comparecer un miembro del Gobierno. Desde el PRC, Pedro Hernando le recriminó que hubiese tardado «casi veinte días en explicar su reforma fiscal» en el antiguo Hospital de San Rafael. Agüeros, que pidió disculpas por el tono de su voz -se encontraba «con décimas de fiebre», advirtió- comenzó a leer de carrerilla una por una todas las medidas ya desgranadas por la propia Buruaga el día que compareció ante los medios el 29 de septiembre para dar a conocer la reforma. Que iban a reducir el IRPF «en todos los tramos» a todos los contribuyentes, a eliminar el Impuesto de Patrimonio, a rebajar el de Transmisiones, a bonificar el de Sucesiones y a eximir del pago del canon de saneamiento en los municipios rurales en despoblación, entre otras medidas. Su intervención se centró en ahondar en las bonanzas y en pedir a los grupos que no renunciaran «a bajar los impuestos» y que mantuvieran el diálogo. «Esta reforma, junto con el complemento a los autónomos, producirá un afloramiento de la economía y, al final de la legislatura, el nivel de recaudación para las arcas públicas será superior», concluyó a modo de arenga. El portavoz parlamentario popular, Juan José Alonso, apuntaló el discurso del consejero al asegurar que «los trabajadores ya lo notarán desde enero de 2024 porque el IRPF va a bajar».
Unas afirmaciones que parecieron no convencer a la oposición. Vox fue incluso duro en su tono y en ocasiones las palabras de Leticia Díaz sonaron a reprimenda. La diputada tachó al PP de «incoherente» y le acusó «de vivir en la arcadia feliz». En opinión de la portavoz parlamentaria de Vox, la propuesta fiscal popular «logrará cuadrar las cuentas hasta 2026, pero luego dejará el agujero del siglo». Volvió a insistir que a la par de bajar impuestos -con lo que está de acuerdo- la Administración debe someterse a una cura de adelgazamiento y que hay muchos ingresos «coyunturales» provocados por el déficit que no van a ser perennes.
Mientras, el PRC pidió al PP que decidiese si quiere gobernar «solo para el 3,5% de la población -los que más ganan, a los que más les beneficia la reforma- o para el 96,5% restante. Nosotros lo tenemos claro: para el 96,5 de los cántabros», apostilló Hernando.
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