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Justa Montero participa activamente de los movimienos feministas desde los años 70. Desde entonces, su trabajo dentro de los colectivos de mujeres no ha estado aislado, ha generado redes, defendido la diversidad y apostado siempre por la convergencia entre los movimientos feministas y sociales porque ... no entiende unos sin los otros. Por ello aboga por un «feminismo crítico, anticapitalista e inclusivo», que interactua con la defensa de otras causas sociales. Montero es autora de numerosos artículos y ponencias sobre derechos sexuales, violencia machista, prostitución o el feminismo en la transición y sus desafíos actuales. En estos tiempo, cree que «hay una pugna por un modelo de sociedad» que hace de las mujeres y de las propuestas feministas, el centro de los ataques.
–¿Le asusta leer los periódicos por la mañana?
–Sí, asusta ver la deriva que está teniendo la política a nivel internacional, escuchar las políticas que proponen algunos de los supuestos 'líderes' y, por supuesto, me preocupa enormemente leer o escuchar lo que dice la derecha y la extrema derecha en este país. También siento mucha indignación, mucho dolor, aeer que en una ciudad un hombre asesina a su pareja o expareja, que en otra ciudad una mujer se ha suicidado, tirándose por un balcón, porque no puede pagar el alquiler, que en otro lugar violan a una mujer y se cuestiona su palabra. Pero esa es una parte, porque en algunos medios también se puede leer o escuchar noticas que nos abren a la esperanza, que producen una alegría inmensa y me afirma en la confianza de la fuerza de las mujeres, en la importancia de la lucha feminista. Me sucede cuando leo cómo se logra parar un desahucio y veo a mujeres en primera línea, cuando salimos miles de mujeres, y miles de mujeres jóvenes, a denunciar la violencia machista y gritamos «aquí estamos las feministas».
–Las calles se llenaron el 8M pero a la euforia de que algo era posible le sucedieron la sentencias de la manada, los partidos que niegan explicitamente la violencia de género... ¿Qué ha pasado. Estamos en un momento de resistencia o de revolución? ?
– Es que lo que reclamamos el 8M no eran cambios cosméticos sino cambios de verdad, estructurales, que es lo único que nos puede garantizar que deje de existir la violencia machista y la precariedad. Que el trabajo de cuidados sea una responsabilidad social. Y eso cuesta, no se consigue de un día para otro. En ese sentido, claro que el feminismo supone una revolución, de las ideas, de las costumbres, de las leyes, de la economía, de la forma de relacionarnos. Y ese es el desafío que tenemos, al mismo tiempo que intentamos conseguir cambios concretos inmediatos en los empleos, en la corresponsabilidad de los cuidados, que la justicia no sea patriarcal, en el reconocimiento de las identidades de género. Estamos en un momento de resistencia pero la única forma de resistir es seguir avanzando y el feminismo apunta a un horizonte distinto.
Justa Montero, integrante de la Asamblea Faminista de Madrid, interviene esta tarde en la Escuela de Idiomas en el acto convocado por las Asambleas Feministas de Cantabria de cara al próximo 8M (19.30h). Aquí se debatirá sobre la nueva convocatoria en la que partiendo de los cuatro ejes de la huelga anterior (laboral, consumo, estudiantil y cuidados) se abrirán a nuevos ámbitos como la violencia, los cuerpos, el racismo y las fronteras. La asamblea de esta tarde también abordará las interseccionalidad de las desigualdades (racial, trabajadoras del sexo, LGTBIQ...) y las huelgas de consumo.
–Desde algunos movimientos se cree que resurgimiento de la ultraderecha en Europa es una reacción a la fuerza demostrada por el movimiento feminista ¿Cuál es la relación entre los dos fenómenos?
–Yo creo que el repunte de la extrema derecha tiene que ver con una salida a la crisis de grupos económica y socialmente poderosos. Una salida ultraliberal, patriarcal, racista y ecocida. Lo que hay es una pugna por un modelo de sociedad y por eso hacen de las mujeres, de las propuestas feministas, el centro de sus ataques, junto con las y los inmigrantes. Porque ellos defienden la desigualdad, los privilegios de clase, de sexo, de raza. Justo lo contrario de lo que es la propuesta feminista.
–¿A momentos de conquistas le van a seguir periodos de represión?
-A momentos de conquistas surge una contrareacción de quienes ven que pierden privilegios. Todo lo que hemos conseguido nosotras ha sido a base de enfrentarnos a muchas resistencias, nadie nos ha regalado nada y hay mujeres que lo han pagado con mucho sufrimiento. Ahora, en este momento de capitalismo neoliberal, nos enfrentamos a un problema más general, en este conflicto del que hablaba, para sacar adelante los objetivos de los mercados frente a las necesidades y bienestar de las personas, de las mujeres, nos encontramos con ataques machistas, homófobos, racistas, pero también con un reforzamiento de un Estado autoritario con leyes como la ley mordaza que criminaliza la protesta social, con mujeres encerradas en los CIEs, y con leyes como la de extranjería que niega el derecho a la ciudadanía a migrantes.
–¿Cuál cree usted debe ser la relación de las luchas feministas con otras luchas como los derechos de los migrantes, el acceso a la vivienda, la democratización del sistema?
-De hecho están totalmente relacionadas. No entiendo la lucha feminista sin exigir los derechos de las migrantes, ni hablar de derechos de las mujeres sin denunciar la precarización de la vida de las mujeres causada por las condiciones de empleo, el que la vivienda no sea un derecho real para todas. Igual que la lucha feminista está relacionada con la defensa de la sanidad, la educación y los servicios públicos, y de los recursos naturales.
–¿La lucha feminista tiene que ser una lucha anticapitalista o hay otros formas de feminismos?
–El feminismo es muy diverso por eso hablamos de feminismos en plural. Hay distintas formas de entender la opresión de las mujeres, diferencias en las estrategias del movimiento feminista. El movimiento feminista es plural. Yo entiendo la lucha feminista como la lucha por cambios reales en la vida de las mujeres y eso me lleva a poner el foco en las causas de la discriminación y opresión patriarcal que vivimos. Eso significa hablar de una transformación profunda de esta sociedad, del sistema, por eso un feminismo realmente transformador tiene que ser anticapitalista . Lo demás sería limitarnos y contentarnos con lo que el sistema está dispuesto a conceder, que ya vemos lo que es.
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