«Ahora sí renta abrir las discotecas»

Desde que conocieron en la tarde-noche del miércoles la resolución del Ministerio de Sanidad tras el Consejo Interterritorial, todos se afanan en realizar los pedidos, llamar al personal que está en ERTE y acondicionar los locales para el fin de semana. A día de hoy, son 24 salas las que trabajan en la región. Algunas otras se han quedado en el camino, incapaces de sostener la carga de unos gastos demasiado pesados en estos meses de inactividad. Ahora, con el horizonte algo más claro, miran al verano como la oportunidad de recuperar el aliento. «No es que queramos ganar dinero; pero vamos a ver si al menos podemos mantenernos con vida trabajando todo lo posible», recalca García.

Él es uno de los que decidió abrir hace unos días, cuando Sanidad dio luz verde a su reactivación con restricciones. «Seguimos perdiendo dinero, pero por lo menos no perdemos tanto como si estuviéramos cerrados».

Lo suyo, como lo de tantos otros en su misma situación, ha sido un ejercicio de valentía. «Porque nos hemos arriesgado a abrir pese a la incertidumbre». «Ahora, lo único que pedimos es tener un poco de seguridad porque si no, es imposible echar a andar este negocio», protesta Fernando Campo, copropietario de la discoteca La Cala, en Suances, que se afana estos días en recuperar el ritmo normal de un inicio de temporada; aunque la restricción de la pista de baile lastre en gran medida el negocio, pues restringe mucho el aforo.

«Nos han mareado de una manera que no es normal. No pueden hacernos esto porque se trata de un negocio en el que hay que organizar pedidos, personal, etc. No sé qué hubiera pasado si hubieran tratado así de mal a una gran empresa. Pero nosotros, como somos pocos y no podemos hacer mucho ruido, pues nos hemos tenido que aguantar», critica mientras encarga género y se ocupa de hablar con el personal de cara al fin de semana.

Lo cierto es que en lo que va de mes, las normas que rigen el funcionamiento de este sector del ocio nocturno han cambiado hasta en cuatro ocasiones. A las primeras restricciones en su reapertura le sucedió el éxito de un recurso presentado por la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC), que anuló los límites horarios para dejar que cada discoteca abriera hasta la hora fijada en su licencia, las seis de la madrugada. Luego fue el Ministerio el que intervino, la pasada semana, para acordar nuevas limitaciones «de obligado cumplimiento», a todas las comunidades autónomas. Estas salas podían abrir entonces hasta las dos. Pero el varapalo de la Audiencia Nacional para tumbar la medida tras el recurso presentado por la Comunidad de Madrid obligó este pasado miércoles a que el Ministerio rectificara para dejar claro que no puede imponer ninguna restricción, algo que se traducirá hoy en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC).

«Esto no se puede calificar de otra manera: ha sido un maltrato directo, una ruina total, con cambios de criterio absurdos», protesta Tomás Sánchez, responsable del Ocio Nocturno de la Asociación de Hostelería. «Cuando llega esta noticia de que vamos a poder abrir sin restricción horaria, y al parecer es una medida que perdurará en el tiempo, esperemos que de cara a todo el verano, pues lo celebramos como una resurrección. Vamos a sacar el poco champán que tengamos por ahí porque es un auténtico regalo», explica el representante del sector. «Ha sido mucho tiempo en que han estado jugando con la vida de muchas familias que lo están pasando francamente mal y ya no se puede consentir más», concluye.

Ramón Gómez ha sido otro de los supervivientes, «aunque a muy duras penas». Su local, el New Times, en Torrelavega, es uno de los más conocidos de la capital del Besaya, pero en estos meses en que ha estado cerrado, ha perdido el pulso del cliente. «Aquí la gente es muy de costumbres. Hacen un recorrido y repiten cada fin de semana. Si no estoy abierto durante mucho tiempo, dejarán de venir. Por eso ahora estoy preocupado con la respuesta que voy a tener», detalla.

Lleva abierto desde el pasado fin de semana y tiene intención de permanecer «al pie del cañón» adaptándose a las restricciones, «vengan como vengan». «Lo bueno es que podamos abrir hasta las seis. Es un paso importante no sólo para nuestra economía, sino para todo el mundo porque si nuestros locales son 100% seguros, lo que conseguimos es que esta gente que está aquí no esté en un botellón, o en un local particular sin controles de ningún tipo», resuelve. Ahora le toca sacar a parte del personal de los ERTE. «Necesito camareros y al menos una persona para la limpieza. Hay que organizar todo eso ya. Al menos hace días que comencé a trabajar y el tema de los pedidos lo tengo resuelto», concreta.

A otros, sin embargo, la buena nueva los ha cogido a contrapié. «He procurado reducir los gastos al mínimo. Eso implica que además de los ERTE, tengo dada de baja la luz, por ejemplo, y para recuperarlo necesito una semana. Nos han dicho que podemos abrir sin límite de horarios pero yo tendré que esperar hasta la semana próxima», lamenta Nahúm Villalobos, propietario de la sala Niágara, en Santander. «También me servirá para saber si realmente esta medida es la última. Necesito tener una seguridad y creo que estas semanas no se ha dado precisamente sensación de seguridad en nuestro sector. Si las cosas se quedan así, abriré la semana próxima porque necesito trabajar ya como sea», afirma.

Es la misma angustia que le quita el sueño a Adrián Velasco, responsable de la discoteca Garfanta, en Noja. «Mi mayor problema ahora, queriendo volver a ponerme en marcha, es que gran parte del personal que tenía ya formado lo he perdido. Hay mucha gente que no ha podido soportar estar 15 meses sin trabajar. Camareros, personal de la limpieza, etc. Ahora toca ponerse al día y contratar, organizar y organizarse». Es, para todos ellos, la ocupación principal de estos días.