

Secciones
Servicios
Destacamos
Fin de semana, lluvia eterna, fronteras abiertas e interiores de hostelería habilitados, eso sí, a medias. La conjunción perfecta para colgar el cartel de ' ... completo' en los restaurantes de Santander. A pesar del desconcierto sobre las normas que rigen en la Comunidad en cuanto a horarios y aforos, el aperitivo y la comida no defraudó a la restauración. «Sin reserva, no hay mesa» fue la contestación a los comensales despistados que iban a la aventura.
«Estamos llenos, tanto para comer como para cenar, y el 99% de nuestros clientes han llamado previamente para reservar. Es normal, porque en cada comedor tenemos tres mesas, cuando lo normal serían diez. Poca gente se arriesga a venir sin haber llamado antes. Y más en un día como este, que con la lluvia no vale la terraza», cuenta Luis Alberto Oria, encargado del restaurante La Prensa, en Monte.
La misma situación se vivió en los restaurantes del Grupo Riojano (Bodega Riojano, Días de Sur, Vermutería Solórzano y Pan de Cuco). Su propietario, Carlos Crespo, dice que «la gente no se arriesga. Llama antes. Lloviendo, no hay terraza, y a los de casa hay que sumar la gente que ha venido de fuera, sobre todo los que han vendido desde Madrid». En Santander -explica- «todavía te puedes aventurar, pero si vas a la provincia, no coges el coche para arriesgarte a que te digan que no hay mesa». Tanto Crespo como el resto de los hosteleros consultados por este periódico coinciden en afirmar que «lo que está claro es que la gente tiene ganas de salir y de disfrutar». Según Gerhard Guerrero, de Casa Ajero, en Santander «da gusto ver cómo están respondiendo los clientes. En cuanto hemos abierto, no han dudado en coger mesa». Aunque también reconoce que «hay muchas personas despistadas con los horarios y demás».
Gregorio de la Roza (La Malinche)
César Movellán (La Bombi)
A este respecto, César Movellán, uno de los propietarios de La Bombi, indica que «lo que no es lógico es que tengamos que levantar a los clientes de la mesa a las diez y cuarto de la noche, para poder estar todos fuera a las once. Espero que esta medida (el cierre de la hostelería está establecido a las 22.30 horas) se cambie cuanto antes y nos permitan cerrar como en Madrid, a las doce como mínimo».
En la Malinche y Salvaje han decidido abrir solo al mediodía. «Con estos horarios no merece la pena abrir hasta la noche. No nos parece justo tener que levantar a nuestros clientes a las diez y cuarto de la noche. Tampoco comprendo que nos clausuren la barra. Manteniendo las distancias de seguridad, sería factible. La barra es el alma de un restaurante. Es nuestra carta de presentación», afirma su propietario, Gregorio de la Roza.
Precisamente la barra del restaurante La Bombi es lo que más echan de menos Ramiro Mallagray e Íñigo de Rivera, dos madrileños que pasan el fin de semana en Santander. «En cuanto nos hemos enterado de que se podía comer en el interior y que La Bombi reabría, hemos llamado para reservar. Como madrileños estamos acostumbrados a ello».
Noticia Relacionada
También desde Madrid llegó el viernes Jorge Alegre con su mujer. Afirma estar sorprendido con «lo que me costó encontrar un restaurante donde cenar el día que llegamos. La mayoría estaban llenos o cerrados. Y en muchos no nos cogieron el teléfono para poder reservar para hoy (por el sábado). Deberían tener la opción 'online'. Finalmente, conseguí reservar una mesa en el Bar del Puerto, en el interior».
En la Taberna Santoña, en la calle Peña Herbosa, no reservan mesa. Álvaro Blasco es un cliente asiduo, a quien le llama la atención que, a pesar de la lluvia, «la gente ocupa, lo primero, las barritas de fuera. Es una señal de que aún no se sienten muy seguros, aunque yo estoy tranquilo en locales como este, donde se cumplen las normas de seguridad y sanidad». «Después de tantos meses y tal y como va la economía es de lamentar que el Gobierno no haya buscado otra alternativa a la hostelería, solamente el cierre del interior. No es justo», protesta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.