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Cantabria se prepara para un gran verano turístico: a falta de dos meses para que comience la temporada, las reservas de alojamiento ya alcanzan ... el 45% de las disponibles, un 15% más de las que estaban comprometidas el pasado año por estas fechas. Desde el Gobierno se apunta incluso a una campaña de duración extraordinaria, que podría prolongarse de junio a septiembre.
El presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Cantabria (AEHC), Ángel Cuevas, comparte esa buena impresión, aunque se muestra prudente y apunta que es difícil comparar la situación de este año, de absoluta normalidad, con la del pasado, cuando el sector aún se encontraba sujeto a restricciones por la pandemia. Además, puntualiza, el ritmo de entrada de reservas no es uniforme.
«No hay duda de que el verano pinta bien, las reservas están entrando y llevamos quince días con el tema muy animado. Estamos en una media de 40-45%, entre un 10 y un 15% más que en mayo del año pasado. Pero este ritmo de reservas tan fuerte no quiere decir que vaya a ser un verano un 15% mejor que el pasado, porque esto tiene un tope: a lo mejor es igual o inferior, porque mejor va a ser muy difícil».
Cuevas explica que la distribución de porcentajes de reservas es «dispar» y varía tanto en función de los negocios como de las zonas. «Santander vuelve a ser la estrella, porque en los años de pandemia tiraban más fuerte los pueblos, que ahora van algo más lentos. Suances, Isla y Noja también llevan un ritmo fuerte, y hay un ritmo menor en otras localidades turísticas como Liérganes, Comillas y Santillana del Mar».
«Si, comparativamente, tenemos más reservas este año, se debe fundamentalmente a que el año pasado había más incertidumbre, y este ya no. En 2021, las reservas cogieron velocidad más adelante, más pegados al verano; ahora no hay razón para apurar más».
El recuerdo de la pandemia todavía es palpable en detalles como la mayor flexibilidad en las cancelaciones –«Hay menos flexibilidad que en pleno covid, pero más que en 2019»–, y está por ver si supondrá un cambio en el perfil del visitante. «Los tres sitios clave siguen siendo País Vasco, Castilla y León y Madrid, pero es cierto que hemos notado en pandemia estancias más largas; en 2020 y 2021 hemos recibido clientes que cambiaron destinos como Grecia o Lanzarote por Cantabria: en esos dos veranos tuvimos clientes prestados y confiamos que en este sean repetidores».
En cuanto a la posibilidad de disfrutar de un verano de duración excepcional, el representante de los hosteleros opina que las vacaciones escolares siguen marcando los límites de la temporada. «Aprieta en la segunda quincena de junio, y el corte siempre ha estado a primeros de septiembre, cuando empiezan las clases».
Las previsiones que se manejan en la Consejería de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio son muy optimistas. «Cantabria va a volver a ser un destino referente este verano y vamos a tener muy buena temporada», asegura el titular del departamento, Javier López Marcano.
Javier López Marcano
Consejero de Turismo
Ángel Cuevas
Presidente de la Asociación de Hostelería
Jesús Blanco
Presidente de la Asociación de Turismo Rural
Eneko Valle
Presidente de la Asociación de Campings
Cristina Pérez
Directora de los hoteles Sardinero y Hoyuela
«Nuestro mejor termómetro ha sido Semana Santa, que ha sido muy buena, y a la vista del movimiento que está habiendo en el mes de mayo, especialmente los fines de semana, pero también entre semana, las previsiones son muy buenas de cara al verano».
«Es muy pronto para hablar de reservas de cara al verano –los usos de los viajeros han evolucionado a las reservas de última hora–, pero aún así el sector nos transmite muy buenas perspectivas y sensaciones, dado que ya a estas alturas hay un 45% de reservas en hoteles para los meses de julio y agosto, un porcentaje tan alto de reservas que no se daba otros años a estas alturas», destaca el consejero.
Además, el eterno objetivo de desestacionalizar el turismo en Cantabria se está consiguiendo, en opinión de López Marcano, tal y como le confirma el personal de la red de oficinas de Turismo gestionadas por Cantur. «La de Santillana del Mar, por ejemplo, nos traslada que están teniendo muchos visitantes este mes».
«Hemos fidelizado al turismo nacional tradicional y al que nos ha descubierto en estos dos años, y tenemos confianza en incrementar el turismo internacional. En estos primeros meses del año estamos llevando a cabo acciones de promoción y viajes de familiarización con prensa especializada para recuperar los mercados europeos y, especialmente, aquellos con conexiones aéreas. En estas semanas próximas viajarán a Cantabria periodistas italianos y alemanes con la finalidad de conocer y dar a conocernos como destino».
El éxito turístico de Cantabria durante los veranos de la pandemia se fundó, en gran medida, en el acierto a la hora de trasladar al público la idea de la región como un destino seguro, donde poder disfrutar de la naturaleza y los espacios abiertos sin los agobios de otros lugares.
El sector del turismo rural se benefició de esta circunstancia, al ofertar un producto que se ajustaba perfectamente a la demanda de un cliente deseoso de desquitarse tras la etapa de confinamiento y después de soportar restricciones que encorsetaban sus movimientos. Superados los momentos difíciles, los alojamientos rurales de Cantabria se someten este año a una reválida, la de comprobar si logran retener a ese cliente.
«La gente sigue buscando lo mismo, y las expectativas son buenas», afirma Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural de Cantabria.
«Las reservas van bien teniendo en cuenta la época en la que estamos. La situación es más o menos la de una temporada normal: se prevé una buena ocupación para agosto, y julio también parece que va a ir bien, aunque es un mes más inestable».
Pese a las buenas perspectivas y a la normalización de la situación, muchos profesionales del sector mantienen una actitud expectante ante la próxima temporada: los sobresaltos continuados durante toda la crisis sanitaria y, una vez superada esta –al menos aparentemente–, el estallido de la guerra de Ucrania y la escalada imparable de los precios, mantiene a buena parte de ellos en tensión y con la sensación de que siempre existe una posibilidad de que suceda algo que trastoque los planes.
Es lo que viene a decir Cristina Pérez, directora de los hoteles Sardinero y Hoyuela, que en este momento están, respectivamente, al 60% y 40% de reservas. «Está todo tan raro... En principio, no son unos porcentajes muy altos, comparados con los datos del año pasado, pero todavía hay margen de tiempo. Todos deseamos tener un fantástico verano, pero es difícil asegurar que vaya a ser así, porque a saber lo que puede pasar: estamos a la expectativa, pendientes de ver cómo se mueve todo, sobre la marcha».
En Liébana, otra exitosa zona turística de la región, las reservas parecen llegar con antelación, al menos en el Hotel Infantado, en Ojedo, como cuenta Carmen Llanes, una de sus empleadas. «Las reservas van más o menos bien, y ya van por un 70%. Normalmente, la gente reserva con quince días de antelación, pero parece que este año los clientes las están realizando con mayor antelación».
Pese a ese buen dato, su impresión es que el turismo en la comarca sigue sin recuperar los niveles anteriores a la pandemia. «No tenemos la sensación de que hayamos vuelto a estar como antes: la reserva de alojamientos puede ir bien, pero en los restaurantes está todo más flojo. Da la impresión de que sigue coleando y aún no recuperamos los niveles de entonces».
Algo más optimista se muestra Eneko Valle, presidente de la Asociación de Empresarios de Campings de Cantabria: «Nosotros creemos que va a ser un verano bueno. Las reservas están entrando a buen ritmo y, teniendo en cuenta cómo se ha dado la Semana Santa, con el tiempo que está haciendo, y tal y como está todo, parece que no va a ser un verano malo, todo apunta a ello».
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