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Soldados de la Unidad Militar de Emergencia (UME) desinfectan el exterior de la Fundación Asilo de Torrelavega, donde se han detectado 30 positivos por coronavirus. Luis Palomeque

Las residencias cántabras suman 29 fallecidos y 323 casos positivos desde el inicio de la crisis

Los responsables de los centros tienen la percepción, que no la certeza, de que la situación tiende a estabilizarse

Nacho González Ucelay

Santander

Miércoles, 8 de abril 2020, 07:11

Los casos de coronavirus continúan aumentando en las residencias de mayores y centros sociosanitarios de Cantabria, red especialmente vulnerable en la que desde el inicio de la crisis se han registrado 29 fallecidos -lo que representa a un tercio justo del total de víctimas (84)- y 323 contagiados que perma- necen bajo observación médica, los más graves en los hospitales y los más leves recluidos en sus propios geriátricos.

Pero detrás de esos números, desmoralizadores por sí mismos, existe entre los responsables de las residencias más afectadas, en torno a quince, calcula Sanidad, la percepción, que no la certeza, de que la situación tiende a la mejoría en la medida en que lentamente avanzan las horas, los días y las semanas.

LOS MÁS AFECTADOS

  • Castro Urdiales El Centro Asistencial La Loma ha contado nueve muertos y 49 infectados desde el inicio de la crisis.

  • Val de San Vicente La Residencia Fuente Ventura de Luey ha reportado el fallecimiento de cinco usuarios.

  • Limpias El Centro Residencial de Limpias acumula tres muertos y 17 contagiados entre sus residentes.

Las decisiones adoptadas por las administraciones para cerrar las puertas de las 82 residencias que hay repartidas por toda la provincia al virus, pero, muy especialmente, el descomunal trabajo que está realizando el personal sociosanitario, parecen estar dando pequeños resultados.

Reforzados, ahora ya sí, con los recursos materiales y humanos de los que carecieron durante la violenta irrupción de la pandemia en los centros de mayores, auténtico talón de Aquiles en la lucha global contra el Covid-19, la mayoría de los responsables de los geriátricos con los que más se ha cebado el virus en la región coinciden en que la situación, dramática y caótica en las primeras semanas de la crisis, se está «sosteniendo».

«La cifra de casos positivos parece haberse estabilizado algo», dice Juan Miguel Jiménez, director del Centro Asistencial La Loma, ubicado en Castro Urdiales. Allí, los efectos del virus están siendo realmente demoledores. «Nueve muertos y 49 infectados» entre los ancianos residentes (lo que supone uno de cada tres) y cinco contagiados entre los trabajadores de una residencia con capacidad para 161 plazas. «Además hay otros 80 negativos y 32 que aún están sin testar», puntualiza al respecto Jiménez, al que los altibajos numéricos no le dejan hacerse una idea clara de la evolución.

El Asilo de Torrelavega, que reporta 30 casos en la población residente, asegura que la situación «está controlada»

Más optimista que su colega, Víctor Pandal, director de la Residencia Fuente Ventura de Luey, localizada en Val de San Vicente, admite que la situación ha mejorado «un poco».

También cruelmente castigado por los efectos de la bacteria, que ha dejado allí cinco muertos, el centro parece haber entrado en esa ansiada fase de ralentización del virus.

«El número de residentes contagiados no ha cambiado mucho, pero es verdad que el pronóstico de los infectados es algo mejor», dice Pandal, que ha recuperado a cuatro de los diez trabajadores que tenía de baja por coronavirus y, además, ha podido reforzar una plantilla muy diezmada con personal sanitario llegado de los centros de día y algunas contrataciones realizadas por cuenta de la residencia.

«Estamos más tranquilos», admite el director de la residencia, que tiene material sanitario para aguantar al menos tres semanas y las instalaciones desinfectadas «porque precisamente esta mañana se ha presentado aquí personal de la UME».

También lo está Julia Gurruchaga, directora ejecutiva del grupo empresarial Pro Maiorem, que gestiona hasta cuatro residencias de la provincia.

«El único caso positivo que teníamos detectado en Santander ya nos ha dado negativo, de manera que ese centro está 'limpio'». Ese, y sus instalaciones en Puentenansa y en San Vicente, algo que le permite concentrar sus esfuerzos en Limpias.

«El balance provisional deja tres muertos y 17 casos positivos entre los residentes», uno más, «y 16 bajas entre los trabajadores», algunos de los cuales parecen estar recuperándose.

«Vamos a mejor»

Gestor de otras cuatro instala-ciones en la provincia, la residencia de Meruelo entre ellas, el empresario Rubén Otero ha pasado de vivir días amargos a vivir otros más ilusionantes.

«En San Cipriano y Valdeolea estamos 'limpios' y en Renedo tenemos siete positivos», resume. Además, en el Centro de Atención a la Dependencia de Las Caldas (Cadmasa), las cosas mejoran. «Aquí contabilizamos dos residentes muertos y 15 infectados, aunque tres de ellos llevan ya cuatro días sin presentar síntomas. ¿Qué quiere decir eso? No lo sé. Porque para confirmar esa mejoría habría que hacer test y no se están realizando».

Con todo Otero observa que el horizonte se empieza a despejar «si bien digo esto con reservas porque me estoy guiando por sensaciones que deben confirmar los números».

«Más tranquila», Araceli Castillo, directora del Centro Residencial Santa Ana, en Santoña, hace recuento en su instalación. «Un fallecido y cuatro infectados» entre los residentes del centro «y seis empleados contagiados». Para ella, cada día que transcurre sin que se detecten positivos «es un pequeño triunfo» al que su equipo se agarra para seguir la brega diaria, que, estos días, se está viendo compensada con noticias mejores.

«Desde el viernes se han realizado siete test, cinco a residentes y otros dos a trabajadores». A la espera de los resultados de dos pruebas, todavía por llegar, «el resto han dado negativo», anuncia la directora, que también cree haber embarcado al centro en la fase de contención de la pandemia.

Una pandemia que también ha impactado de lleno en la Fundación Asilo de Torrelavega, donde la directora, Mercedes Izárraga, ha reportado a Sanidad la existencia de una treintena de positivos entre la población residente. La cifra, dice la responsable, «es asumible».

Aún siendo bastante elevada, está por debajo del número de casos registrados en la residencia Sagrada Familia de Carrejo, ubicada en Cabezón de la Sal, donde Sor Leo y su equipo lidian con 40 residentes positivos en un centro con 145 plazas.

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