Revilla considera que el cierre del País Vasco «es una malísima noticia. Todos los Santos será un desastre»

Por lo menos a lo largo de las próximas dos semanas, nadie podrá salir ni entrar de Asturias. Tampoco del País Vasco. Cantabria, por el momento, seguirá un camino distinto al de sus dos comunidades vecinas. El presidente Revilla lo confirmó este martes y lamentó que los cierres perimetrales a uno y otro lado de la región son una «malísima noticia» por la incidencia de sus visitantes en la economía. Así, anticipó que, a nivel turístico, el fin de semana festivo de Todos los Santos «será un desastre».

Lo dijo durante la firma en Arija (Burgos), a orillas del pantano del Ebro, del primer convenio de colaboración con Castilla y León que, entre otras cosas, permitirá a 12.000 vecinos del norte de Palencia y Burgos hacer uso del hospital de Reinosa. Una comunidad autónoma que, aunque aún no ha tomado la decisión, también se plantea restringir la movilidad de sus ciudadanos haciendo uso del estado de alarma decretado el domingo por el Gobierno central.

En esto, Cantabria va por libre. El jefe del Ejecutivo autonómico justificó que, a pesar de la incidencia acumulada por el repunte de positivos en la región, los índices de ingresos hospitalarios y de ocupación de las UCI son todavía muy bajos, mucho mejores que los de otros territorios. A día de hoy «no son agobiantes». Por ese motivo, y para no hacer más daño al sector de la hostelería, entiende que no es necesario imitar a sus homólogos Iñigo Urkullu (Euskadi) y Adrián Barbón (Asturias).

Una «malísima noticia» que, en cualquier caso, el regionalista dice entender:«Hay que respetar las decisiones que cada territorio tome. Nadie conoce mejor la realidad de un territorio que quienes viven en él», aseguró Revilla, que se aplica ese mismo argumento para no cerrar las fronteras de Cantabria. No lo hace, por ahora, pero deja la puerta abierta en función de la evolución de los datos.

En cualquier caso, un paso de este tipo, según insistió, no lo tomará ni él ni el consejero de Sanidad, sino los técnicos de Salud Pública. Si procede, sería «un desastre económico, pero cuando se llega a las situaciones de la gravedad que estamos padeciendo ahora, en la segunda ola, pues hay que tomar decisiones duras y, sobre todo, hay que respetar las decisiones que cada territorio tome». Como ya hizo el lunes en la rueda de prensa posterior a la Conferencia de Presidentes Autonómicos, el regionalista lanzó un llamamiento a la sensatez y al respeto a las medidas ya establecidas.

Por otro lado, tanto el presidente cántabro como el de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, reivindicaron la construcción del puente entre las dos orillas del pantano del Ebro y la conexión a través del túnel de La Engaña.

Para Revilla, se trata de dos «ejemplos de atropellos» que tienen en común Cantabria y Castilla y León, y que merecen una «reparación» por el daño que ocasionaron. El presidente regional aseguró que no va a parar hasta conseguir que se pongan en marcha estos proyectos para los que cuenta con el apoyo de Fernández Mañueco.

En relación al convenio de colaboración, ambos destacaron la importancia de aunar esfuerzos entre dos «comunidades hermanas», especialmente en materias tan sensibles como la sanidad y la educación, para que los ciudadanos tengan los mismos servicios de calidad «vivan a un lado o al otro de la raya», explicó Revilla.

«Las personas no entienden de fronteras administrativas y nosotros lo que tenemos que hacer es dar el mejor servicio a quienes viven a un lado y al otro de las mismas», señaló Fernández Mañueco, que también apostó por «ir de la mano» en otros proyectos como el corredor atlántico y coincidió con Revilla en la defensa de una financiación acorde con el coste efectivo de los servicios para luchar contra el despoblamiento.

A la conclusión del acto de la firma del convenio tuvo lugar un simulacro de emergencias en el pantano del Ebro.