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El presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se ha mostrado hoy optimista ante la evolución de la pandemia en la región y cree que ya no será necesario volver a cerrar «nada», en alusión a los establecimientos de hostelería. Así lo ha ... dicho en su discurso con motivo de la celebración del Día de Cantabria, en Cabezón de la Sal, donde se ha rendido homenaje a la Corporación local que en 1979, con el alcalde Ambrosio Calzada al frente, aprobó la moción que supuso el punto de partida para la constitución de Cantabria en comunidad autónoma.
En su intervención, Revilla, que ha agradecido el trabajo realizado por la Sanidad regional y los ayuntamientos, ha vuelto a lamentar la ausencia de una normativa común para toda España que permita a las comunidades actuar contra la epidemia y ha analizado la situación que dicho vacío legal ha generado en Cantabria, con una Consejería de Sanidad que busca el control de la pandemia con sus resoluciones y unos jueces que deben resolver las dudas legales de las medidas adoptadas ante los recursos de los sectores afectados, en este caso, la hostelería.
El presidente regional, que ha situado la inmunidad de grupo para septiembre («estará vacunado el 80% de la población») ha vuelto a insistir en las dos recetas necesarias para combatir el covid: «Cuidarse y vacunarse». Y, al igual que ha hecho en otras ocasiones, ha lanzado un mensaje optimista sobre la evolución de la economía regional gracias, fundamentalmente, a la llegada de las ayudas europeas.
En un discurso más emotivo que reivindicativo, en el que el presidente sí ha seguido el guión habitual del Día de Cantabria para reivindicar logros, Revilla ha tenido algunos momentos en los que se ha emocionado. Especialmente al inicio de su discurso, donde con la voz cortada, ha dedicado sus primeras palabras para recordar los duros inicios de la pandemia, cuando su primera reunión matinal de trabajo no era para hablar de proyectos sino para «el parte de guerra», con el número de muertos o de infectados, cuando los sanitarios tuvieron que enfrentarse al virus sin medios. Por ello, tras un repaso de lo ocurrido, de las lagunas y de los logros alcanzados y pendientes, el presidente también ha cerrado deseando ver en 2022 un Cabezón de la Sal «lleno de gente reivindicando nuestra cantabricidad». Y con un ruego: «Pido a todo el mundo que nos cuidemos, por el interés propio y por solidaridad».
La celebración en el Parque Conde San Diego, simplificada con respecto a otras ediciones por la pandemia, comenzó con el izado de las banderas de España y de Cantabria, al son de los himnos nacional y autonómico, interpretados por la banda de gaitas 'La Montaña'.
Revilla no ha eludido hablar del enredo jurídico que en esto días preside la batalla con la pandemia en Cantabria, con resoluciones judiciales que revocan decretos regionales. Pero lo ha hecho sin posicionarse de un lado o de otro y culpando, básicamente, al Estado por no haber arbitrado un marco jurídico que permitiera a las comunidades autónomas aplicar restricciones tras el fin del Estado de Alarma. «En esa nebulosa estamos», con unos tribunales que dicen una cosa diferente en cada comunidad «porque no hay nada reglado».
En cambio, en el ámbito cercano de Cantabria ha respaldado las decisiones tomadas por Sanidad, que «hace su papel en base a expertos, como debe ser», y ahí ha citado el hecho de que en la región esas decisiones han estado avaladas por la Universidad de Cantabria, el Idival o Valdecilla: «Si esos no son los que tienen que dar las pautas sanitarias, no lo voy a hacer yo que soy economista». «Pese al dolor de las familias y las repercusiones en un sector que siempre he defendido, cuando Sanidad establece unas normas hay que tomarlas porque dependen de criterios sanitarios y no políticos», insistió.
Y, frente a ellos, un capote también para los tribunales: «No voy a meterme con los jueces que hacen su trabajo en una situación muy delicada donde se manejan las libertades de los ciudadanos y derechos fundamentales». «Como debe ser en un Estado de Derecho, quienes dicen la última palabra son ellos», ha sentenciado.
En esa dicotomia, el presidente ha asegurado que espera «que no se cierre nada» porque hay que conciliar la lucha contra la pandemia con no parar la economía porque «podemos encontrarnos que la pandemia económica se lleva más gente por delante que la pandemia sanitaria». Para evitarlo, dos soluciones: respetar las normas y cuidarse personalmente, y las vacunas.
Y a pesar de los augurios pesimistas por las informaciones negativas que salían sobre los malos datos sanitarios de Cantabria o el mal tiempo, el presidente cree que «estamos haciendo un verano bueno». No como el del año pasado, cuando Cantabria fue el principal destino de un turismo nacional que no podía viajar, pero «estamos salvando bien la papeleta». Y a diferencia de la crisis de 2008, de la que se tardó en salir diez años, Revilla cree que, en esta ocasión, la recuperación será en dos años porque España tiene el apoyo económico de Europa, al margen de los ERTES o las ayudas regionales y nacionales. El presidente ensalzó los acuerdos de la Conferencia de Presidentes que dejan a las CCAA la gestión del 55% de los fondos de ayudas y destacó el hecho de que dentro del 45% que gestionará el Estado van por buen camino La Pasiega o el Museo de Prehistoria y que el Gobierno central está cumpliendo sus últimos compromisos con el AVE (un tramo en obras y dos adjudicados) o el Desfiladero de La Hermida.
A juicio del presidente, Cantabria saldrá de esta crisis con la Sanidad y la Educación muy reforzadas.
La presidenta del PP, María José Sáenz de Buruaga, ha opinado que el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, ha «perdido el control de su Gobierno y de la pandemia» y se ha presentado en el Día de Cantabria «con un optimismo que nadie se cree y un manojo de brotes verdes para tapar su clamorosa falta de resultados».
Sáenz de Buruaga ha manifestado que la conmemoración de este día debería servir para «exaltar lo propio y defender lo común, para sentirnos orgullosos de nuestro recorrido como comunidad autónoma, pero, sobre todo, para comprometernos con el futuro, marcar el rumbo y seguir haciendo región».
Y ha concluido que el discurso del presidente «no puede generar esperanza alguna en la sociedad, porque no se puede engañar a todo el mundo» y «si algo ha quedado claro a estas alturas es que Cantabria sufre hoy un proyecto agotado en sus instituciones».
Sáenz de Buruaga ha advertido de que este «no es un Día de Cantabria protocolario, de palmaditas en la espalda ni de optimismo sin fundamento», y ha concluido que el optimismo de Revilla ha «fracasado».
Además, ha avisado de que el presidente y su Gobierno «solo pueden ofrecer a los cántabros una clamorosa falta de resultados» en la gestión de la pandemia y en lo económico.
Según la presidenta del PP, el «espectáculo» que están dando es «absolutamente lamentable, cada día peor, con un circo de bandazos, de declaraciones y decisiones contradictorias y reveses judiciales en las últimas semanas que han sumido a Cantabria en el conflicto, el caos y la inseguridad jurídica» y que están causando un «daño inmenso a la confianza de los ciudadanos, al sector de la hostelería y la imagen pública de la región en plena temporada turística».
Tampoco a Félix Álvarez, coordinador de Ciudadanos Cantabria le ha gustado el discurso del presidente. Tras el acto institucional, ha censurado que Revilla «es como los malísimos entrenadores de fútbol: cuando gana, gana él, cuando pierde, es culpa de los futbolistas». Álvarez, que ha estado en Cabezón de la Sal acompañado del diputado Diego Marañón, ha lamentado que tras los últimos acontecimientos relacionados con el semáforo covid y las decisiones judiciales, «no ha habido asunción de responsabilidades» por parte del presidente, «nada de lo que ha ocurrido es responsabilidad de este Gobierno, todo ha sido sobrevenido».
El líder de la formación naranja ha apuntado que un dirigente político «está para utilizar la cabeza, tomar decisiones y sobre todo para aportar soluciones cuando hay problemas de esta entidad», y no para realizar discursos «emocionales», buscando «hablar solamente sobre el pericardio y los corazones».
Álvarez, que ha reconocido la dificultad de gestionar una pandemia, ha señalado, no obstante, que «ahora mismo» hay que asumir las responsabilidades: «Cantabria tiene una falta de liderazgo absoluto, en el que el señor Revilla se ha convertido en un señor huidizo, que se lava las manos, incluso hoy ha vuelto a descalificar las decisiones que ha tomado Sanidad» y ha recordado que él preside las iniciativas que se toman en el Consejo de Gobierno. «Es decepcionante», ha concluido.
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