

Secciones
Servicios
Destacamos
Varios disparos y un dedo cortado. No había sido una muerte cualquiera. Las señales en el cuerpo de Jorge Eduardo Morales Zerpa, uruguayo de unos ... 50 año, revelaban ya ayer parte de las circunstancias que rodean su muerte. El cuerpo fue encontrado en una urbanización de Miengo donde vivía como okupa desde hace poco más de un año.
Estaba buscado desde el año 2000 por diversos delitos en su país de origen y también en Cantabria. Aquí había pisado la cárcel por hurtos y robos de diversa naturaleza; y fue otro robo, pero esta vez de droga, lo que le condujo a la muerte. Fuentes del entorno de la investigación sospechan que se enfrentan a un 'vuelco', término con el que el argot delincuencial denomina al robo de una partida de droga por parte de uno de los miembros del clan. La forma en la que se ha producido el crimen lleva a pensar que se trata de un ajuste de cuentas, hipótesis en la que están trabajando los investigadores.
Las características que rodean al asesinato conducen a sospechar que se trata de un trabajo «profesional y limpio», propio de sicarios sudamericanos que a estas alturas podrían estar ya de regreso a su país de origen. Los múltiples impactos de bala en el cuerpo de la víctima unido a la amputación de uno de sus dedos revela, a juicio de la investigación, que el «trabajo» ha sido realizado por profesionales del crimen, que con el corte de esta extremidad han querido dejar constancia de que el encargo ha sido ejecutado.
Jorge Eduardo deja atrás un amplio historial delictivo que comenzó en su país de origen y se extiende también a Argentina, antes de aterrizar en Cantabria. Según ha podido saber este periódico hace unos años fue condenado y encarcelado como autor del atraco a una joyería en Torrelavega. Ya en libertad reincidió con robos en viviendas, actuaciones por las que también estuvo en la cárcel. Algunas fuentes aseguran que al poco de llegar a Santander, ciudad en la que ha vivido junto a su exmujer y su hija, se sumó a un conocido clan relacionado con el tráfico de estupefacientes, al que estuvo unido varios años. Hace poco más de un año que residía como okupa en uno de los pisos de la urbanización de Miengo donde ayer se encontró su cadáver.
Los vecinos lo encontraron a primera hora de la mañana, aunque de madrugada ya habían oído algo que creyeron petardos y que resultaron ser los disparos.
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.