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El Don Inda llegó a Santander antes de lo anunciado. Navegó durante toda la noche tras zarpar de Ferrol y a eso de las 10.30 horas ya estaba en la zona en la que el pasado lunes se hundió el Vilaboa Uno por causas ... que se desconocen. Seis millas al norte de Cabo Mayor. A bordo, tras jornadas de pruebas, lleva el ROV Comanche y el equipo técnico necesario de Salvamento Marítimo para su manejo. El robot –mucho más sofisticado y útil en el Cantábrico que el que trajo la Guardia Civil– es la gran esperanza para encontrar a Walter Jhon Ferreyros, el tripulante que permanece desaparecido. Para saber, al menos, si pudo quedarse atrapado en el interior de la embarcación. Pues bien, la duda sigue en el aire (en el mar, en este caso). El dispositivo de Salvamento dio con el pecio a las 13.10 horas, pero no encontró al tripulante. Este lunes seguirán intentándolo.
Una semana después del hundimiento que dejó dos fallecidos –el aviso desde el Vilaboa Uno se envió el lunes pasado a las 04.10 horas– continúa la búsqueda del tripulante que desapareció en el naufragio. Por aire con los helicópteros Helimer 202 de Salvamento Marítimo y Cuco de la Guardia Civil. En la superficie del Cantábrico, con las patrulleras Río Aller y Río Guadalhorce –también de la Benemérita–. Y en las profundidades, con el robot que se incorporó al dispositivo este domingo (a todos estos medios se unirá también la Salvamar Deneb). Buscan a Walter Jhon –es, claro, el objetivo prioritario, con una familia que vive una pesadilla desde el lunes– y también respuestas. Hay, de hecho, una investigación en marcha para aclarar qué pudo pasar, para determinar por qué y cómo se hundió el Vilaboa Uno, y cuáles fueron las circunstancias en las que fallecieron Francisco Sampedro Faleato y Gogfrey Kofi Buabeng y en las que desapareció su compañero de tripulación.
Tras el fiasco con el robot de la Guardia Civil (el primer día la corriente impidió que fuera útil y el segundo tocó fondo a 130 metros pero no dio con el pecio), buena parte de la responsabilidad recae en el ROV Comanche. En las imágenes que puede facilitar del barco hundido (y que este domingo no se transmitieron ya que forman parte de la investigación). Para hacerse una idea, el aparato que operó durante dos días y que llegó desde Valdemoro contaba con un cable de 200 metros, mientras que el de Salvamento (el que ha venido de Ferrol) puede trabajar a una profundidad de hasta 1.000.
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Fue, de hecho, el que ya se usó en Cantabria para tratar de localizar (sin éxito, por desgracia) a otro desaparecido en un hundimiento, el del Maremi.
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