Sánchez, Carlos V y el premio gordo

Fitur siempre deja anécdotas. Pedro Sánchez estuvo a primera hora en el estand de Turespaña y aprovechó para pararse en algún otro. Rozó Cantabria y, de hecho (aunque no estaba previsto), tanto los suyos (Zuloaga y su equipo) como los representantes del Gobierno (PP) se plantaron a esperarle por si acaso. Protocolo. Pero no. La que sí se dejó caer fue Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ya con el discurso de Buruaga finalizado, en tiempo de canapé y de los corrillos.

Con todo el respeto, ni el uno ni la otra llegan al nivel de otro visitante ilustre que sí pasó un buen rato en el estand. Nada más y nada menos que Carlos V (primero de España y quinto de Alemania, ya se sabe), con el cronista que dio testimonio de su estancia de trece días en San Vicente de la Barquera en 1517, Laurent Vital. La alcaldesa de la localidad presumía de turistas y promocionaba el asunto.

El emperador le puso lustre y las capas de la Cofradía del Orujo de Liébana, color (y sabor, ese té del puerto estaba de muerte). Del movimiento se ocupó José Piris, que para eso lleva treinta años estudiando y ejerciendo con el teatro del cuerpo. Desde el escenario, antes de los discursos, representó los cuatro elementos de la naturaleza. A la presidenta le dio paso el periodista cántabro Quico Taronjí cuando en la plaza central ya no cabía un alfiler. Alcaldes, empresarios, cargos políticos e institucionales... Si leyeron la crónica de la recepción en el Reina Sofía de ayer, básicamente los mismos. De los más solicitados (y que siempre atiende a todo el mundo), Javier Castillo, Poty. Uno de esos cántabros que se ha ganado el reconocimiento a pulso y que ejerce de embajador.

Pero volvamos al protagonista del día. El estand. Con un pasillo lleno de pantallas atravesándolo, una plaza con escenario, zonas de trabajo... Y hexágonos. «Es que no puedes dejar de mirar los espejos», decía una joven recién inmortalizada ante los del muro. Son 550 pequeños, que giran y cambian de color de forma permanente. Y otros seis grandes que lo mismo son espejo por un lado que pantalla con imágenes de la tierruca por otro. Muy logrado. Ese punto hipnótico lo destacó también el jurado junto a la capacidad para combinar «elementos rústicos y tecnología punta». «Bien merecido y unánime», destacó una portavoz.

Del premio estaban contentos en Cantur, lógico, pero también en las tripas de Fitur. El gerente de la feria, que entregó el reconocimiento al consejero Luis Martínez Abad, es cántabro. David Solar. Todo queda en casa.