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Hubo rectificación, hubo debate y el plan antitabaco «ya es una realidad», en palabras de la ministra de Sanidad, Mónica García, que salió más que satisfecha del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Tanto como los consejeros autonómicos del ramo, especialmente los del ... PP, el de Cantabria incluido (César Pascual), que en los días previos habían protagonizado una corriente crítica y de rechazo a la idea de imponer la prohibición de fumar en determinados espacios públicos.Aunque el borrador no especificaba a cuáles se refería, el problema estaba en las terrazas de la hostelería, como recordó la presidenta del Gobierno de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, el jueves cuando se le preguntó por la postura que iba a defender la Comunidad en la reunión convocada en Madrid para sacar adelante Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027. Pero esa misma tarde, la última versión del documento remitido a los consejeros eliminaba la prohibición, lo que allanaba el camino hacia el acuerdo.
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Y finalmente se alcanzó, con el apoyo de las comunidades (Cantabria también), lo que implica que el primer paso para un endurecimiento de la normativa ya está dado. Pero es una «hora de ruta» que se concretará cuando el Congreso de los Diputados apruebe una nueva ley cuya senda comenzará a recorrerse «muy pronto», según declaró ayer la ministra.
García se felicitó de que el plan «es una realidad que ahora se trasladará al poder legislativo», un recorrido en el Parlamento en el que se definirán las limitaciones, entre ellas, las iniciativas más polémicos, como los espacios libres de humo. «No hay duda de que este pacto es motivo de orgullo nacional porque es el fruto del trabajo de toda la población, las sociedades científicas, asociaciones de pacientes, colectivos juveniles, entidades de salud pública y de los profesionales sanitarios, así como de las comunidades autónomas, que son las que han elaborado este plan», dijo García, que recordó que todas las administraciones se han unido en el objetivo común de reducir el impacto del tabaco en la sociedad.
La reunión entre el Ministerio y las comunidades, que se preveía complicada, se convirtió en un encuentro fructífero después de que el departamento de Mónica García cambiara el procedimiento del plan: frente a la propuesta de que las autonomías se adhirieran o no al texto, Sanidad rebajo el documento a un «punto de información», que no exige ni adhesiones ni votación de los consejeros y que servirá como base a la futura legislación. Con este cambio técnico sobre la mesa, las autonomías, y principalmente las gobernadas por el PP, que se habían mostrado muy beligerantes con el planteamiento inicial, aceptaron abrirse al diálogo.
Tras el encuentro, el consejero cántabro de Salud, César Pascual, se mostró «muy satisfecho» de que el Ministerio «haya reconsiderado su postura», «aceptado propuestas que llevábamos algunas comunidades autónomas» y «admitido algunas discrepancias que teníamos sobre el cómo, no en el fondo, porque es compartido el interés por la lucha contra el tabaquismo». El titular de Salud había pedido «serenidad» y la búsqueda de «coordinación y cooperación» en el seno del Interterritorial, en lugar de optar por la «confrontación permanente». Por eso, tras participar en un debate que hizo posible el consenso, se mostró «agradecido» de que el Ministerio se haya comprometido a incluir la posible financiación de las medidas recogidas en el plan, «resultante del incremento de impuestos» sobre el tabaco, que era una de las reivindicaciones que planteaba Cantabria. «Creemos que el problema ha sido cierta premura en la tramitación de este plan, lo que ha llevado a malos entendidos con el Ministerio. En cualquier caso, estamos muy satisfechos de haber conseguido un acuerdo muy importante para los españoles, que permite que España se sitúe a la vanguardia en la lucha contra el tabaquismo».
El texto, en el que el Ministerio y Sanidad llevaban trabajando más de cuatro años, se sostiene sobre varias propuestas: equiparar la regulación de la publicidad de los cigarrillos electrónicos con la tradicional para evitar que 'influencers' o festivales puedan anunciarlos; acordar con una hacienda una nueva fiscalidad del tabaco que tenga «retorno en políticas de salud»; aumentar los espacios libres de humo; y cambiar la empaquetación del tabaco hacia envoltorios genéricos.
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