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Domingo, 13 de marzo 2022, 07:31
El exconsejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, reconoció ayer «discrepancias» con su colega de partido y actual consejera de Economía, María Sánchez (PSOE). Este desencuentro está relacionado con la distinta visión que ambos tienen de la Sanidad. «Yo no la veo como un centro de ... gasto, sino como una inversión en los ciudadanos y creo que la consejera lo ve de otra forma», afirmó ayer en la Cadena Ser.
Rodríguez asegura que «mantener la asistencia sanitaria de los cántabros con el nivel que tiene actualmente cuesta dinero» y que «hay que invertir», en clara alusión a su compañera en el Consejo de Gobierno. Precisamente la falta de entendimiento entre ambos, en este aspecto, ha sido uno de los motivos que explica su decisión de abandonar el cargo que ostentaba hasta ahora. En este sentido, admite que comenzó a plantearse su marcha a raíz de la aprobación de los Presupuestos de 2022, en los que se debería «haber tenido en consideración» que la Consejería de Sanidad «todavía estaba gestionando una pandemia».
El futuro de la unidad de protonterapia fue otra de las discrepancias que los alejó. «Sanidad ha cumplido su trabajo. El proyecto, si está parado, es en el ámbito de la Consejería de Economía y Hacienda, que es la que tiene que aprobar el gasto plurianual para que se pueda continuar con el procedimiento de licitación», sentencia.
Rodríguez considera que, si al proyecto «se le da el avance que hay que darle», Valdecilla podría ser el primer hospital público del país en tener protonterapia. Además, aclara que no es un proyecto exclusivamente suyo, sino «de partido y de Gobierno». Y advirtie: «Si alguien quiere perjudicar pensando que me va a perjudicar a mí, está muy equivocado».
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Miguel Rodríguez dice que llevaba «pensando» y «dándole vueltas» a su dimisión desde Navidades, pero la explosión de la sexta ola del virus arruinó sus planes. Como la situación ha mejorado notablemente desde entonces, opina que ahora es el «momento» de marcharse tras haber gestionado «lo mejor que he podido y sabido la pandemia». Tampoco oculta que en su decisión también han primado motivos políticos. «Ha sido como una olla que se va llenando y llenando y en un momento estalla».
«Cuando esa olla ha acumulado tanta presión que me ha afectado en el terreno personal, ha sido cuando he dicho basta. No puedo seguir, porque cuando te afecta al ámbito personal la cosa ya no merece la pena», recalca. Además, desvincula su dimisión de la de la gerente del Servicio Cántabro de Salud, Celia Gómez, cuya marcha se hizo pública el día anterior a la suya. «No me voy porque se vaya Celia, ni ella se va porque me vaya yo. Ha sido una concatenación de hechos que han coincidido en el tiempo. Los dos hemos decidido que era nuestro momento», aseveró.
Respecto a las desavenencias con Miguel Ángel Revilla, que en ocasiones se ha desligado de sus medidas anticovid, el ya exconsejero afirmó en la Ser que no le parece mal que «el presidente discrepe».
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