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«La situación ha empeorado sustancialmente esta semana porque el número de positivos que vamos detectando cada día va en aumento», dice el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez. Y es precisamente en esa escalada donde pone el foco de atención y la advertencia sanitaria: ... «La situación en Cantabria en este momento no es alarmante, pero sí preocupante», admite Rodríguez. «Contamos con el apoyo de todos en el Gobierno regional y espero que contemos también con el apoyo del resto de partidos políticos porque nuestro objetivo es que la epidemia esté controlada, pero si la situación sigue en estos niveles, la próxima semana promulgaremos un paquete de medidas endureciendo el contacto entre personas no convivientes en todos los ámbitos».
Con esa perspectiva trabaja la Consejería de Sanidad ante el repunte de nuevos positivos registrados los últimos días y que provocó que este sábado pidieran a la población que limitara al máximo posible la interacción social. «Esta semana vamos a acabar con más de 550 positivos nuevos, con niveles de la semana 38, es decir, que en una semana hemos retrocedido a los niveles de positivos que teníamos a mediados de septiembre y que paulatinamente habíamos conseguido ir disminuyendo». Ante esa tendencia alcista, y el comportamiento tan incierto que está demostrando la pandemia, hacer una previsión es inviable, salvo la de anticiparse con los datos en la mano: «Lo que hemos aprendido es que, a medida que aumenta el número de positivos, el efecto en los hospitales y en las UCI no se produce de inmediato, sino que tiene un tiempo de latencia de entre siete y diez días. Si los positivos siguen en aumento, eso se traducirá en mayor hospitalización y necesidad de UCI, y nuestra obligación es adelantarnos a lo que pueda suceder en el futuro», explica Miguel Rodríguez.
«La situación puede cambiar en cualquier momento, como efectivamente ha sucedido en otras comunidades que han estado con unos números fantásticos y ahora han empeorado rápidamente», en cuestión de días y semanas. «Nuestra obligación es tratar de evitar que nos pase a nosotros», dice el consejero, y a los datos se remite: «Hemos ido hacia atrás cuatro semanas en solo una semana, y eso nos tiene que preocupar». ¿Y qué respuesta da el Gobierno de Cantabria a esa preocupación? «Adelantarnos a lo que pueda venir con medidas», dice, una previsión que se traduce en el presente con la petición de autoconfinamiento y también un llamamiento a la responsabilidad individual: «No está prohibido salir de casa, pero hay que moderar las salidas del domicilio y diminuir la interacción social, para evitar que sigan aumentando los casos».
El comportamiento en general de la sociedad cántabra «es el adecuado con las normas higiénico sanitarias», dice el consejero, «pero todavía» sigue viendo a gente paseando con la mascarilla por debajo de la nariz, «aunque son una minoría». Sin embargo, hay un mensaje que «no ha llegado a calar» en la población: «En aquellos espacios donde se nos permite quitarnos la mascarilla, porque estamos comiendo o bebiendo, hay que seguir manteniendo la distancia de seguridad, con más razón todavía. Y esto no es un tema solo de los hosteleros», advierte Rodríguez. «Ellos se tienen que preocupar de no superar el aforo, y, si se pasa, tendrán que entrar en funcionamiento la Policía y los expedientes administrativos, pero mantener las distancias es una cuestión de los usuarios de esos establecimientos de hostelería porque si no, al final, lo que habrá que llegar a hacer es limitar las reuniones de grupos a las personas convivientes».
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