Sanidad ratifica el cierre en Semana Santa y Cantabria pone ya la vista en el verano
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El presidente regional anima a prolongar el esfuerzo un mes más: «No estropeemos lo conseguido hasta ahora»Como cabía esperar, el Consejo Interterritorial acordó mantener el cierre perimetral de las comunidades autónomas durante la Semana Santa en un intento de contener la movilidad, y con ella la propagación del virus, y evitar así una cuarta ola. En realidad, la mayor incógnita ... del encuentro de los distintos consejeros de Sanidad con la ministra Carolina Darias era saber si Madrid se sumaría a la medida o se rebelaba contra ella, como así fue.
Finalmente, Sanidad y las comunidades acordaron, con ese voto en contra, aprobar el documento común de medidas para Semana Santa y el puente de San José, que incluye el cierre perimetral de las autonomías entre el 17 y el 21 de marzo en aquellos territorios en los que sea festivo el día 19 de marzo por el puente de San José, y desde el 26 de marzo al 9 de abril por la Semana Santa, una limitación que no afectará a Canarias y Baleares.
En cuanto al toque de queda, se acordó adelantar el horario máximo a las 23.00 horas, algo que no afecta a Cantabria, donde comienza a las 22.00 h.
También se limita el número de participantes en reuniones sociales, con un máximo de cuatro personas en espacios públicos cerrados y seis en los abiertos, mientras que las reuniones serán exclusivas para convivientes en espacios privados.
La decisión del cierre no ha cogido a nadie por sorpresa en Cantabria, donde se advierte resignación en casi todos los sectores, que depositan todas sus esperanzas en el próximo verano. Es también la postura mostrada desde el Gobierno por el presidente, Miguel Ángel Revilla, que pidió «un último esfuerzo».
«Ya queda un mes de esfuerzo para evitar lo que está cantado, que si no hacemos medidas restrictivas ahora nos viene la cuarta ola», advirtió. «Es la única manera de evitarla y que podamos salvar el final de la primavera y el verano, porque además se va a unir a ello lo que esperamos y deseamos todos, una llegada masiva de vacunas en abril y mayo», añadió Revilla.
Cierre perimetral. Afectará a todas las regiones del país, con las únicas excepciones de Canarias y Baleares.
Toque de queda. Limitación de la movilidad nocturna como máximo a partir de las 23.00 horas. En Cantabria se mantiene su inicio a las 22.00 h.
Reuniones. Se limitan a cuatro personas en espacios públicos cerrados, y a seis en el caso de que sean abiertos. En espacios privados se limitarán a los convivientes.
Entrada en vigor. Se aplicarán tanto para el periodo comprendido entre el 17 y el 21 de marzo, allí donde sea festivo el 19; y desde el 26 de marzo al 9 de abril, en toda España.
El presidente cántabro aseguró entender el sentir de gremios tan perjudicados como el de la hostelería –«muy tocada»–, pero aconsejó que «no estropeemos lo conseguido hasta ahora». Para probar lo acertado de las restricciones marcadas por la Consejería de Sanidad, recordó que «Cantabria tenía hace tres meses una incidencia de 610, y encerrar perimetralmente los ayuntamientos un tiempo y cerrar los locales de restaurantes y bares, ha tenido unas consecuencias, eso es evidente, y nos ha llevado a estar hoy por debajo de 100». «Si volvemos a tener otra vez movilizaciones grandes y a no ser restrictivos, volvemos a tener una cuarta ola segura. Hay que evitarla, lo dicen los expertos y yo me fío de ellos».
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No se mostró tan conforme con la perspectiva de una Semana Santa de mínimos el presidente de la Asociación de Hostelería, Ángel Cuevas, quien volvió a insistir en que la Consejería de Sanidad 'busque' en otro sitio «el 97% de los contagios que le faltan, porque nosotros solo hemos tenido el 3%» y puso en duda la efectividad del cierre de las comunidades.
«Lo que va a pasar esta Semana Santa es que la gente no se va a quedar en casa, llorando debajo de la cama: saldrá por ahí, habrá encuentros de amigos, reuniones, botellones... No saldrá de la Comunidad, pero dentro harán sus fiestas y sus cosas, y subirán los contagios, como ocurrió en Navidad, que subieron con la hostelería cerrada», reflexiona Cuevas.
Para el responsable de los hosteleros, la limitación de aforos, de horarios y el aislamiento de la región son «tres lastres» que están llevando a la ruina los negocios. «Ahora mismo no hay negocio; para que empiece a haberlo tiene que permitirse un 50% del aforo en el interior y retrasar el toque de queda a las once o a las once y media: esto último es una acción sencilla y puede suponer entre un 30% y un 40% más de caja. Tampoco entendemos muy bien lo del cierre perimetral: si se están cumpliendo los aforos, las distancias y las medidas, ya se está regulando el asunto, así que no hace falta esa medida. Es una merma de negocio por todas partes», se lamentó.
Mucho más comprensivo con el plan del Consejo Interterritorial para Semana Santa fue Gonzalo Cayón, secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria. «No nos ha cogido por sorpresa, porque está siendo ya tan larga la espera que nos habíamos hecho a la idea de alargarla uno o dos meses para cambiar las medidas que hoy existen, que haya más consumo en las tiendas y la posibilidad de que venga gente de otras comunidades».
Cayón reconoció que Semana Santa no es una época de gran volumen de negocio para el comercio minorista. «No es uno de los puntos fuertes en el comercio de Cantabria, son mucho más potentes los meses de verano y periodos más tradicionales, como la Navidad. Los mayoría de los comerciantes estamos en una especie de letargo, esperando a que exista esa liberalización total, a que la hostelería funcione a pleno rendimiento y a que, de una vez por todas, llegue gente con ganas de venir a la región aprovechando los meses próximos y, sobre todo, el verano. También estamos pendientes de que el Gobierno de Cantabria ponga en marcha campañas de promoción, que ayudarán mucho a la economía de los comercios minoristas, como está haciendo la mayoría de los ayuntamientos con sus comercios locales».
Quienes sí se ven directamente afectados por la prohibición de desplazarse de una región a otra son los empresarios dedicados al turismo rural. Conscientes de que pasarán una Semana Santa en blanco, confían en que el sacrificio sirva para asegurar, en la medida de lo posible, un gran verano.
«Las expectativas que tenemos para Semana Santa son que no va a haber clientes –admitió el presidente de su asociación, Jesús Blanco–, pero también somos de la opinión de que si no corremos riesgos ahora podremos estar mejor preparados y con más seguridad para la temporada alta. Está bien que haya Semana Santa y puentes, porque la situación es complicada económicamente, pero peor sería si se complicara la temporada de verano».
«Si con esto conseguimos un mayor aprovechamiento del verano, nos parece bien que se mantenga el cierre. Todas nuestras esperanzas están puestas en el verano. Ahí, sí o sí, tenemos que acertar y llenar, porque si no, olvídate: ruina total».
Para los campings cántabros, la situación es muy similar, como explica el presidente de la asociación de empresarios del sector, Eneko Valle. «Como negocio, nosotros dependemos mucho de la movilidad entre provincias. Más o menos vas viendo la situación, y aunque tienes que tenerlo previsto por si se deciden a abrir las comunidades, todo parecía indicar que iba a seguir cerrado, así que no nos ha pillado por sorpresa».
«Si las circunstancias sanitarias son las que son y deciden que hay que cerrar para que no haya otro brote, lo tenemos que aceptar, apoyar y remar todos en la misma dirección, y así poder tener el verano, si no asegurado, sí al menos con perspectivas tranquilas», reflexiona Valle.
«No creo yo, salvo que Sanidad me diga lo contrario, que una hora arriba o abajo suponga una incidencia grande en el tema de los contagios», manifestó Miguel Ángel Revilla al asegurar que insistiría ante la Consejería en retrasar el inicio del toque de queda a las 23.00 horas, a partir del 17 de marzo, «para aliviar un poco al sector hostelero». «Dadas las costumbres españolas de salir a cenar, para irse a casa estando el toque de queda a las diez hay que levantarse de la mesa a las nueve. Eso permitiría un cierto alivio a los restaurantes, tras la apertura de los interiores, que estoy viendo que está teniendo bastante éxito».
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