Sanidad ultima el confinamiento de la zona de La Inmobiliaria más afectada por el covid

Así lo anunció este jueves el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, que se mostró claro y contundente, postura que dista mucho del secretismo de la Consejería. «Estamos ante un hecho crítico para esta ciudad, cuyo desencadenante ha sido un acto de irresponsabilidad manifiesta, una falta de civismo que puede llevarnos a sufrir durante estos días la situación más difícil de la historia del barrio e incluso de la ciudad», afirmó el regidor, acompañado por el primer teniente de alcalde, José Manuel Cruz Viadero.

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha avanzado este viernes que la Consejería de Sanidad tiene previsto confinar «algunos núcleos» del barrio La Inmobiliaria de Torrelavega durante un periodo «mínimo» de tiempo de «una semana o dos». Revilla ha dicho que la decisión corresponde a Sanidad y que ésta tiene que consultar a las autoridades judiciales, pero que «la idea es que se confine un núcleo de La Inmobiliaria donde se ha detectado este foco», ya que consideran que «lo mejor es que esos bloques queden en cuarentena».

López Estrada explicó que en torno a 50 hombres se reunieron el día 31 de agosto para festejar el bautizo en un local comercial de la calle Juan XXIII, negocio al que el Ayuntamiento ha abierto un expediente que podría acarrear su clausura. Dos días después, en torno a 60 mujeres se reunieron con el mismo fin en dos pisos «contiguos» de la calle Leonardo Torres Quevedo.

«Estos hechos han dado lugar a que nos enfrentemos ahora a uno de los puntos más críticos de esta etapa covid», afirmó el alcalde, que ha ofrecido al consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, todas las «herramientas» que tiene el Consistorio a su alcance. Entre ellas, cabe destacar dos mediadores y un traductor de la Oficina Municipal de Interculturalidad (OMI), que se han unido a los rastreadores para tratar de controlar el foco.

López Estrada agradeció especialmente el esfuerzo que está realizando el personal de la OMI: «Con sus propios medios han conseguido localizar a 31 asistentes a las celebraciones, lo que ha sido clave para que podamos entrar en una situación más controlada, ya que la colaboración de los asistentes está siendo nula». «No podemos más que manifestar el mayor de los reproches en nombre de la ciudad tanto hacia los organizadores de estos eventos como a los que estuvieron presentes. Es intolerable que en la situación en la que nos estamos viendo todos, muestren ese desprecio hacia la normativa de la que nos hemos dotado para intentar superar la pandemia», señaló.

Entre las primeras medidas que ha tomado el Ayuntamiento para tratar de frenar el foco, cabe destacar el cierre de lugares de encuentro para la población, como parques y pistas deportivas, así como la retirada de mobiliario urbano en algunas calles. También se ha incrementado la presencia policial, con el fin de «asegurarnos de que los ciudadanos están tomando las medidas preventivas necesarias en la vía pública», como la distancia social y el uso de la mascarilla.

Según el regidor, pese a la «nula» colaboración de los asistentes al bautizo, ya hay «familias confinadas» y los hijos pequeños «no están asistiendo al colegio». Respecto al acto religioso, negó que tuviese lugar en la mezquita de La Inmobiliaria y afirmó que los organizadores se pueden enfrentar a «sanciones penales».

Este periódico ha tenido acceso a un informe interno remitido por la Oficina Municipal de Interculturalidad al departamento de Servicios Sociales, del que depende. En él da a conocer el brote de coronavirus en el barrio, surgido de la «imprudencia e irresponsabilidad» de un ciudadano residente en la calle Leonardo Torres Quevedo, que celebró el bautizo de su hija.

El evento tuvo lugar el día 31, a la hora de la cena, reuniéndose alrededor de 50 hombres en un establecimiento comercial de la calle Juan XXIII y obviando «las medidas de seguridad decretadas para la prevención del covid-19». Dentro de la misma celebración, dos días después se reunieron en torno a 60 mujeres en el domicilio del convocante y, ante la falta de espacio, fue necesario adecuar «otro piso del mismo portal». Al encuentro se desplazaron mujeres de otros municipios, entre ellos Los Corrales de Buelna.

«Gracias a la colaboración de cuatro informadores de la comunidad marroquí -explica la OMI-, hemos podido concretar el número de asistentes y parte de sus identidades. La mayoría de las personas que estuvieron en la fiesta siguen acudiendo a sus trabajos, a los servicios públicos e incluyo han llevado a los menores a sus correspondientes centros educativos, a los que ya hemos informado».

La OMI informa también del «agravamiento exponencial» en esta situación de «irresponsabilidad» provocada por las familias que han llevado a sus hijos al colegio «sabiendo que tenían familiares que habían dado positivo y en algunos casos ellos mismos». En el informe se resalta la actitud «defensiva, hermética y desafiante» de este grupo de la comunidad marroquí, «usuario habitual» de los Servicios Sociales en Torrelavega. «Ejercen sus derechos como ciudadanos del municipio -explica-, pero en esta ocasión no han estado a la altura de las circunstancias, siendo irresponsables al poner en juego su salud y la de toda la sociedad en la que viven».

Según la Oficina Municipal de Interculturalidad, ha sido especialmente «doliente» el comportamiento del presidente del Centro Islámico, que «se ha negado a colaborar en la confección de un listado de asistentes, a pesar de que él y su mujer fueron a las celebraciones». «El Ayuntamiento -añade- ha sido exquisito en la escucha de las peticiones de la mezquita, como eximir durante años del pago de la tasa de utilización de La Lechera durante el mes de Ramadán».

La OMI considera que es necesario informar de estas situaciones por «responsabilidad», dado que «se ha vulnerado, masiva y repetidamente, la resolución por la que se establecen las medidas sanitarias durante el periodo de nueva normalidad, como el deber de evitar concentraciones de más de 10 personas». La Oficina Municipal de Interculturalidad se siente en la obligación «cívica» de poner estos hechos en conocimiento de la autoridad competente, para que «determine las responsabilidades y acciones que considere pertinentes», por razones de «salud pública, así como orden público y social». Por último, recuerda que entre sus cometidos está el de interactuar entre personas o grupos con identidades culturales diferentes, no permitiendo que las ideas de algunos estén por encima de las del resto, con el fin de facilitar la integración y la convivencia.