Secciones
Servicios
Destacamos
Harían falta cinco territorios como Extremadura para que sus empresas y familias consumieran toda la energía que se produce en un año en esa comunidad autónoma. Los grandes pantanos de Cáceres y Badajoz, sus parques eólicos y la central nuclear de Almaraz hacen que se encuentre en lo más alto de la generación de electricidad en España. Tiene más que suficiente para cubrir sus necesidades, pero, además, le sobra tanto que exporta el 80%. ¿Cuál es el destino? Lo envía a regiones deficitarias como Cantabria, que no está en la cola del ranking nacional, pero casi. Solo Madrid y País Vasco le salvan del farolillo de cola. Dependiendo del ejercicio, a la comunidad autónoma llega del exterior entre el 40% y el 60% de su consumo anual porque los sistemas de cogeneración que tienen las empresas más electrointensivas, los saltos de agua repartidos por distintos ríos cántabros y el parque eólico de Cañoneras –el de Soba, que se inauguró en dos fases entre 2007 y 2010, es el único donde a día de hoy existen molinos funcionando– dan de sí lo que dan.
Cantabria no solo partía de una situación más desfavorable que la media, sino que en las últimas dos décadas tampoco ha sido capaz de subirse al carro del desarrollo de energías limpias que sí ha permitido despegar a otras regiones vecinas. Después de la derogación en los tribunales de un Plan Eólico que generó un gran interés entre el sector privado y que tenía entre sus objetivos la construcción de los molinos suficientes para abastecer a un tercio de los cántabros, las buenas intenciones manifestadas por el bipartito PRC-PSOE no se materializaron en la puesta en servicio de ni un solo aerogenerador. Ni un solo nuevo megavatio eólico a pesar de que Cantabria llegó a tener alrededor de cuarenta proyectos –la mayoría ha decaído– y 465 molinos en tramitación. Una catarata de solicitudes con parques promovidos por distintas empresas que, en ocasiones, hasta se solapaban entre sí y que generaron, además, una importante alarma social entre la población.
Así hasta el pasado lunes. ¿Qué pasó ese día? Que Iberdrola comenzó la construcción del parque de El Escudo, el mayor de los proyectados en Cantabria y también el que administrativamente se encontraba más avanzado. Pese a los problemas que se ha encontrado la empresa promotora hasta llegar a ese punto y a que el asunto todavía está judicializado por la negativa del Ayuntamiento de San Miguel de Aguayo a dar los permisos de obra –los trabajos han arrancado por los otros tres municipios: Luena, Molledo y Campoo de Yuso–, esta actuación es el síntoma de que algo se empieza a mover en el panorama energético de la comunidad autónoma.
A las realidades tangibles se suman los planes de inversión en Cantabria que manejan las empresas del sector energético. Son proyectos por concretar, pero con cifras estratosféricas. Más de 3.400 millones de euros si a las iniciativas eólicas se le suman otros grandes proyectos como el de la ampliación de la central hidroeléctrica de Aguayo, el de la creación de una planta de hidrógeno verde en terrenos de Sniace, la transición energética de Solvay o actuaciones de menor o mayor tamaño repartidas por todo el territorio. Almacenes de energía, biocombustible, fábricas de litio para baterías de vehículos eléctricos... Una cuantía equivalente a la del Presupuesto de toda la comunidad autónoma en un año –el que gastan las nueve consejerías del Gobierno de Cantabria– que por ahora está en el papel y que habrá que ver si se concreta. Porque, aunque algunas actuaciones se encuentran ya muy detalladas e incluso avanzadas en los trámites administrativos, aún podrían descabalgar por la gran volatilidad del mercado energético, porque las ayudas públicas que esperan recibir no lleguen o por la dificultad para conseguir financiación.
El Escudo. Ubicado en San Miguel de Aguayo, Luena, Molledo y Campoo de Yuso, es el más grande de los parques proyectados en Cantabria con una inversión prevista de 110-120 millones de euros. Las obras comenzaron el pasado lunes.
Parques que arrancarán en 2025. La presidenta Buruaga ha adelantado que hay otro paquete de cinco parques cuyas obras arrancarán el próximo año. Se trata de los de Somaloma-Las Quemadas, Alsa, Cuesta Mayor, Campo Alto y La Costana. La inversión ronda los 220 millones de euros. Hay un sexto avanzado, el de Bustasur, pero este lo tramita el Estado.
Cinco proyectos en Valdeolea. Son los proyectos de Olea, Cotillo, Morosos, Enestrosas y Hornedo. Aún no hay presupuesto y están un paso más atrás en la tramitación.
Ampliación de la central de bombeo reversible de Aguayo. En este ámbito hay un único proyecto, pero es el más relevante por el volumen de inversión y la capacidad de producción y almacenamiento de energía. Al contrario que los eólicos, sí cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Aguayo. Repsol está decidida a llevar a cabo una inversión de 800 millones de euros para ampliar esta infraestructura. Para que la compañía ponga en marcha toda la maquinaria aún es necesario que se concrete el marco de ayudas que prometió el Gobierno central y que garantizará la viabilidad económica del proyecto. La central hoy cuenta con una potencia de 340 megavatios y capacidad para abastecer a más de 200.000 hogares. Tras la actuación, pasará a tener 1.360 megavatios.
Cinco plantas de almacenamiento de energía. Cantabria está tramitando ya cinco proyectos de empresas privadas que quieren construir almacenamientos de energía en El Astillero, Marina de Cudeyo, Ruesga, Solórzano y Valdeolea, con una inversión de cerca de 30 millones cada uno. Esta tecnología permite guardar energía en momentos de alta producción y baja demanda para cuando ocurre lo contrario, por lo que abarata el coste de la luz. Además, ayuda a dar estabilidad a la red. Es probable que surja otro almacén en Cacicedo.
Fábrica de hidróxido de litio para baterías de vehículos eléctricos en Torrelavega. Supondría la llegada de una inversión de 500 millones de euros a terrenos anexos a Solvay. El promotor portugués está valorando si traerlo a Cantabria o dejarlo en suelo luso.
Proceso de transición energética en Solvay. La empresa llevaba cuatro años esperando a conocer si el Gobierno de España, a través de los fondos europeos, apoyaría el proceso de transición energética que tiene que acometer para dejar a un lado el carbón. A finales de marzo, el Ministerio confirmó que respaldará la inversión de 200 millones con 30 millones de procedencia pública. Esto despeja todas las dudas sobre la continuidad del empleo y la producción.
Planta de biogás en Hazas de Cesto. También contará con 2,2 millones de fondos europeos sobre una inversión total de 16 millones. Producirá biometano absorbiendo 140.000 toneladas de purines ganaderos y residuos orgánicos. Había proyectos similares en Arenas de Iguña y Cabezón de la Sal, pero no han superado los trámites ambientales.
Solo parques eólicos marinos de manera experimental. Cantabria ha quedado fuera de las zonas con prioridad para desarrollar eólica marina. Así, el planteamiento del Ministerio excluye a la comunidad para instalar los primeros parques, aunque sí le avala para planes experimentales como los que ya existen de manera puntual.
Laboratorio de El Bocal. Este centro de investigación, especialmente indicado para la ejecución de proyectos relacionados con las energías oceánicas, ha logrado financiación de la Comisión Europea para el desarrollo de renovables.
Proyecto Bahía H2 para transformar el viento en combustible de barcos. Esta experiencia piloto para probar su viabilidad se instalará en el Puerto de Santander y ha captado 5,7 millones procedentes de fondos europeos.
Planta en los antiguos terrenos de Sniace. La inversión prevista por Copsesa y RIC Energy es de 850 millones de euros para generar 250 empleos y producir hidrógeno verde. El proyecto, que aspira a ser uno de los más relevantes de Europa, ya se ha presentado en sociedad, pero ahora el gran impedimento es la búsqueda de financiación para asumir un desembolso tan relevante.
Almacén de Enagás en Polanco. Enagás se encargará de hacer el corredor de hidrógeno H2Med que recorrerá varios países y que pasará por Cantabria, donde está prevista la construcción de un almacén de hidrógeno verde. En concreto, Enagás y Repsol han puesto los ojos en el subsuelo de Polanco, donde, si el plan sale adelante, invertirían 580 millones de euros.
Esa gran volatilidad ha quedado demostrada con los proyectos eólicos. De los 40 iniciales, muchos han quedado por el camino. Bien porque se ha diluido el interés empresarial de los promotores, bien porque no han logrado el aprobado en la evaluación de impacto ambiental. A día de hoy, además de El Escudo, el Gobierno de Cantabria confirma que también comenzarán las obras en 2025 de otros cinco parques (27 molinos en Somaloma-Las Quemadas, Alsa, Cuesta Mayor, Campo Alto y La Costana). La inversión total en tres años será de 300 millones de euros –120 solo el de El Escudo– y supondrán la creación de 400 puestos de trabajo durante la construcción de los parques y otros 80 cuando estén en funcionamiento. «No tengo la menor duda. Esta va a ser la legislatura del desarrollo eólico en Cantabria tras una década de paralización. Apostamos por las energías renovables y lo hemos demostrado con hechos», decía el pasado mes de mayo en el Parlamento la presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, que anunciaba que también se habían empezado a estudiar otros cinco proyectos eólicos en Valdeolea. Eso sí, parece que no habrá un desarrollo eólico tal en la tecnología 'offshore'. La marina. Cantabria no está en las zonas preferentes establecidas por el Estado, aunque sí hay proyectos experimentales relevantes.
Con todo, por cuantía, el proyecto de energía verde más importante en el horizonte no es eólico, sino hidroeléctrico: el de la ampliación de la central reversible de bombeo –sirve también como almacenamiento, porque puede subir agua al depósito superior cuando hay exceso de producción procedente de otras fuentes y soltarlo cuando crece la demanda para hacer mover las turbinas– de Aguayo, donde Repsol invertirá 800 millones. La obra no ha comenzado aún a falta de que el Gobierno de España implante los mecanismos que remuneren la flexibilidad y la seguridad de suministro al sistema eléctrico, el marco de ayudas que prometió el Ministerio para la Transición Ecológica y que garantizará la viabilidad económica del proyecto. Si ahora Aguayo cuenta con una potencia de 340 megavatios y capacidad para abastecer a más de 200.000 hogares, con esta actuación crecerá hasta los 1.360 MW.
Nuevos sectores Plantas de biometano, fábricas de litio para vehículos y almacenes de energía, en el horizonte
Energías 'secundarias' La marina avanza solo de forma experimental y la fotovoltaica se centra casi al 100%en autoconsumo
Otros condicionantes Los problemas para lograr financiación pública o de los bancos y los cambios legales son también determinantes
Aguayo funcionaría de forma indirecta como un inmenso centro de almacenamiento de energía, pero también hay proyectos para crear auténticas baterías. Son seis, en concreto, y se encuentran localizados en El Astillero, Marina de Cudeyo, Solórzano, Ruesga, Valdeolea y Cacicedo. La idea es la misma: cuando el sistema produce más luz de la que puede consumir, estas plantas la guardan para cuando haga falta. Cada una se encuentra en un momento procesal distinto. Algunas empresas ya han comprado hasta los terrenos –sin saber ni siquiera si superarán la fase ambiental– y otras aún están negociando con los municipios si ubicarse en una finca u otra. No solo actúan de depósito. Además de para tener energía siempre disponible, sirven para dar estabilidad al sistema y reducir los costes, ya que acumulan energía cuando la electricidad es barata y la liberan cuando el precio sube.
En el caso de la planta de hidrógeno verde que proyectan Copsesa y RIC Energy en el recinto de Sniace, la determinación de ambos socios no es suficiente. Aquí el problema está en encontrar la financiación para hacer frente a los 850 millones de euros que se necesitan para sacar adelante la iniciativa. De lograrlo, unas 250 personas trabajarán en este nuevo nicho de negocio para generar un combustible alternativo a los fósiles por el que la Unión Europea apuesta de forma decidida para reducir las emisiones de CO2. Y Cantabria puede salir bien parada porque por la comunidad pasará uno de los corredores que transportarán este vector energético por Europa y porque la empresa Enagás quiere hacer en el subsuelo de Polanco un almacén de hidrógeno valorado en 580 millones.
¿Más inversiones? La de 200 millones de euros que hará Solvay con ayuda del Gobierno de España –pone 30,1 millones– para tener energía limpia y dejar a un lado el carbón. Esa energía la utilizará para sus procesos productivos, pero también se podrá integrar en el sistema si hay excedente. A los terrenos de Solvay también puede llegar una fábrica de hidróxido de litio verde. Torrelavega compite con una localidad portuguesa para albergar un proyecto de 500 millones pensado para producir 50.000 toneladas al año y que permitiría alimentar cerca de un millón de coches eléctricos y tener una cuota de mercado del 15 % en Europa.
Noticia relacionada
Algo menos ambiciosa es la planta para producir biometano en Hazas de Cesto, que tiene muchas opciones para salir adelante porque ha logrado fondos europeos. Estaban proyectadas otras dos similares en Cabezón de la Sal y Arenas de Iguña, pero estas han decaído.
Fuera de la cifra de los 3.400 millones se encuentra lo que tiene que ver con la fotovoltaica. Porque no hay grandes proyectos empresariales de paneles solares –algunos los han puesto con apoyo estatal empresas como Textil Santanderina y los creados para inyectar la energía al sistema son relativamente pequeños–, porque en Cantabria esta energía está muy relacionada con el autoconsumo y porque la iniciativa privada más relevante –y curiosa– es la de un parque de paneles flotantes en el pantano del Ebro. El expediente está en tramitación, pero no tiene memoria económica y no avanzará hasta que el Estado apruebe la normativa que regulará este nuevo modelo de producción.
📲 Sigue el canal de El Diario Montañés en WhatsApp para no perderte las noticias más destacadas del día.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.