![Un grupo de turistas atiende las explicaciones de un guía en los alrededores del Centro Botín.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/04/09/turista-santander-botin-RJua2mTNoJFMUuiRZO4b5HL-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Alojamientos rozando el lleno, terrazas y restaurantes sin una mesa libre y mucha gente por la calle: aun sin disponer de los datos definitivos, la impresión generalizada es que Cantabria cierra una magnífica Semana Santa turística, con la contribución decisiva del buen tiempo. Quizás no ... supere las cifras del pasado año, algo que podría explicarse por la desaparición de cierta ansiedad generalizada por salir pitando que quedó como consecuencia de la pandemia; de hecho, hay quien opina que ese público que se quedó prendado de la naturaleza y los espacios verdes, abiertos y sin agobios de la región durante la etapa del covid, se ha olvidado un poco de ellos y ha recuperado sus antiguas costumbres y destinos vacacionales.
El presidente de los hosteleros cántabros, Javier Bedia, calificaba de «espectacular» el balance. «Se han cumplido las expectativas: ha sido una Semana Santa de las muy buenas». «Por los datos iniciales, ha sido una Semana Santa espectacular, con terrazas llenas, con los hoteles entre 90 y 95% de ocupación en general... Se produjo al principio un freno en el flujo de reservas por el anuncio de mal tiempo, pero a última hora con el sol y las buenas temperaturas se ha ido animando. Cabárceno ha estado lleno todos los días, los restaurantes han trabajado muy bien, los campings... Mañana (por hoy, lunes), recabaremos toda la información, cuando recibamos los datos de las muestras de asociados de cada zona; ahora mismo lo que tenemos son sensaciones, pulsaciones... y no pueden ser mejores».
El presidente de la Asociación de Turismo Rural, Jesús Blanco, se mostraba algo menos entusiasmado. «Ha sido una buena Semana Santa, pero algo más floja de lo que esperábamos: ha habido una buena ocupación general de viviendas y apartamentos rurales; en las casonas, palacios y posadas ha quedado algo suelto por ahí, porque la Semana Santa no ha tenido ese músculo final, el impulso de la reserva de última hora».
«La ocupación media puede haber sido de un 80%, le ha faltado ese sprint final, y por eso no ha habido un lleno total. Con el tiempo tan bueno todas las zonas se han comportado de un modo parecido, muy similar y con la misma fuerza: la gente busca algo más de playa, pero el interior está también bastante lleno».
Blanco es uno de lo que creen que ese visitante que, en años del coronavirus, se quedó prendado de Cantabria, no ha resultado tan fiel como sería de desear. «Ha quedado poco de ese público del covid: a medida que desaparecía el covid se ha ido yendo y no se ha podido retener. Creo que eso es un análisis que tenemos que hacer a partir de ahora».
La impresión de Eneko Valle, presidente de la Asociación de Campings, es que esta Semana Santa puede haber sido un poco menos exitosa que la de 2022. «Comparar es difícil porque depende del tiempo, de las fechas... Respecto a la del año pasado quizás haya sido un poco más baja, pero creo que se debe a que entonces la gente estaba ansiosa por salir y cuadró que hubo buen tiempo». En cualquier caso, esta que acaba de terminar ha sido «buena».
«Nos ha acompañado el tiempo, y hemos tenido una ocupación del 60% de gente en tiendas de campaña, caravanas y autocaravanas. En alojamiento en bungalows y mobil homes la ocupación ha sido bastante buena, rozando el lleno y con una media del 85-90%».
Esa es la opinión de los profesionales; cualquiera que no lo sea ha podido ver calles y terrazas llenas de gente, con los más valientes acercándose incluso a las playas, y los visitantes han llegado al reclamo de las localidades con más atractivos turísticos de la región. Casi todos, nacionales, y llegados de las comunidades limítrofes y de Madrid: para cuatro días, el viajero no se anima a ir mucho más lejos.
En las oficinas de turismo de Santander hablaban de «un goteo constante» de visitantes, sobre todo de Madrid y el País Vasco, que llegaban demandando información sobre qué hacer. «lo que se les recomienda es lo típico: si tienen poco tiempo, que se acerquen a La Magdalena, el Centro Botín, la Catedral... que se den una vuelta por la Duna de Zaera y que lleguen al Sardinero y vean Piquío y la zona de playas. Y si les apetece caminar un poquito, que se acerquen hasta el Faro».
Las consultas sobre destinos en la provincia son también las que cabría imaginar: Santillana del Mar, Cabárceno y El Soplao, Bárcena Mayor, Liérganes... «Suelen preguntar por los típicos lugares, vienen con la lección aprendida, quieren saber las distancias. También tenemos consultas telefónicas por las autocaravanas, pidiendo información de dónde pueden aparcar».
Efectivamente, Cabárceno volvió a ser uno de los principales focos de atracción, con la mejor Semana Santa de su historia y un acumulado en los siete días de 45.430 visitantes, más de 4.000 por encima de 2022 (41.456).
En total, 67.124 personas visitaron el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, Fuente Dé y El Soplao durante la pasada semana, lo que supone el récord de toda la serie histórica y un incremento del 6% en comparación con el pasado año.
Se trata de un resultado «extraordinario», según apuntó el consejero de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio, Javier López Marcano, para quien los datos de este año ponen de manifiesto la «fortaleza» de las principales instalaciones turísticas de Cantabria.
Marcano informó de que, durante la semana, pasaron por el teleférico de Fuente Dé 10.892 usuarios, una cifra muy similar a la de los visitantes que se acercaron a la cueva de El Soplao 10.802. El consejero destacó también la «magnífica afluencia» a Peña Cabarga y Fontibre, dos instalaciones que solo disponen de servicio de restauración y a las que estos días han acudido cerca de 2.500 y 3.000 personas, respectivamente.
Concluido y superado con nota este primer examen de la campaña turística, quedan algunas cuestiones pendientes. La primera, la de la dificultad de encontrar suficiente mano de obra para la hostelería. «Veo a mi alrededor mucha gente con muchísimos problemas –reconoce Javier Bedia, representante de los hosteleros cántabros–. Nuestra actividad económica se basa en la mano de obra: la mesa te la sirve un camarero, que es también quien te pone un café; una carta te la elabora un cocinero, y una habitación de hotel necesita camareras de piso. Somos el segundo empleador del Estado, y las cifras dicen que este año, en febrero, tenemos 100.000 empleados más que en 2019: a pesar de que falta, seguimos absorbiendo mano de obra. El 70% del descenso del paro se debe al sector servicios, y especialmente a la hostelería. Si a los políticos se les llena la boca con estas cifras, vamos a facilitar que sigan creciendo, formando profesionales y dignificando la profesión, que es muy bonita».
El Año Jubilar, a punto de comenzar, es un factor que marcará los próximos meses turísticos en la región. «Santo Toribio es un tesoro por descubrir», sostiene Bedia. «El Camino Lebaniego tiene una ruta espléndida y paisajes increíbles». «Aún es un poco pronto para que se empiece a notar. Por delante de mi puerta pasan bastantes peregrinos: el gran destino es Santiago de Compostela. Siempre les digo que a poco que se desvíen pueden ganar dos jubileos».
El año ha empezado bien, aunque el hostelero, como el agricultor, mira al cielo. «Nosotros dependemos mucho del tiempo. Esta mañana, en la recepción, veías que todos se iban con una sonrisa de oreja a oreja: que qué sitio, qué privilegio, qué naturaleza. Si nos acompaña el tiempo podemos estar ante uno de los mejores años turísticos, sin lugar a dudas».
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