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Nunca se vio en público a un De la Serna tan sensible, al borde del llanto y con sus sentimientos a flor de piel. En la entrega del premio 'Emboque de Oro', de la Casa de Cantabria en Madrid, el exalcalde de Santander y ... exministro de Fomento del Gobierno de España habló por primera vez desde su abandono de la política. Y lo hizo con sinceridad. Dijo que «siempre he hecho las cosas lo mejor que he sabido, con honestidad, siempre llevando a Cantabria en mi corazón. Ha sido mi guía y mi referencia» y destacó que «no se puede hacer más en menos tiempo», por su intenso trabajo en el Ministerio de Fomento, sus decenas de comparecencias ante la prensa regional y la programación de obras para Cantabria en infraestructuras y comunicaciones, restauración de inmuebles (Palacete Cortiguera y complejo catedralicio) o instalación de museos (Fundación EnAire). De la Serna fue ministro de Fomento entre el 4 de noviembre de 2016 y el 7 de junio de 2018. El premio le reconoció, precisamente, su intenso trabajo por Cantabria.
Al recordar su trayectoria y los planes que impulsó para Cantabria, se quejó amargamente de que «el retraso en la adjudicación de carreteras y comunicaciones y la paralización del museo Enaire es malo para Cantabria». Recalcó que «estoy en el proceso de reflexión personal. Me aparto de la política, pero sigo siendo del PP. Aquí estoy para pegar carteles o para llenar sobres en el partido». Pero al segundo precisó que «he abierto un paréntesis en mi vida». «Algunos me han criticado por ello, pero ahora se abre una etapa de ilusión, aunque siempre pensando en Santander y Cantabria».
Sobre su posible vuelta a la política o su futuro laboral no despejó dudas, aunque explicó que «ahora que soy un ciudadano de a pie y que ya no recibo tantas llamadas de teléfono, agradezco que la Casa de Cantabria se acuerde de mí». «Es mi primera intervención pública después de ser ministro, tras dos décadas de vida política, y puedo decir que he llegado hasta aquí gracias al apoyo de los vecinos y los ciudadanos». De la Serna se sintió orgulloso de que «siempre he contado con el respaldo de la gente y tengo la fortuna de irme de la política después de haber ganado todas las elecciones a las que me presenté. Los apoyos no se miden por las colas ni por los selfies, sino por los votos», dijo en clara referencia al presidente Miguel Ángel Revilla.
Tras destacar que «nunca pedí un cargo», dio las «gracias a todos los que me han apoyado en estos años y en especial a Mariano Rajoy, un señor, de gran clase política, una persona que se viste por los pies. A Mariano le debo muchas cosas».
A la hora de hablar de su vida política explicó que «mi mejor etapa ha sido la de alcalde, con disgustos, con sacrificios, pero con alegría por poder transformar la ciudad. Un proceso que impulsa Gema Igual con mucho éxito. Nuestra alcaldesa es valiente, echa el resto, con gran arrojo y gran trabajo», dijo.
De la Serna agradeció en público a sus hijos, su novia, su madre, familiares y amigos más íntimos su apoyo «en los momentos más difíciles». Se le quebró la voz al hablar de sus dos hijos, Diego y Samuel, por primera vez presentes en un acto público de su padre. Explicó (y se excusó casi llorando «por el ridículo que estoy haciendo, el mayor ridículo de mi vida política») que «cuando lo pasé mal, mis hijos fueron mi gran refugio para todo, mi gran referencia. «Siempre quise proteger a mis hijos de la vida política, por eso nunca quise que aparecieran en una foto. Han sido las personas que más me han apoyado en mi etapa política».
Se sinceró ante la concurrencia De la Serna cuando recordó que «la moción de censura (contra el Gobierno de Rajoy) fueron momentos difíciles para mí y para Noelia», su pareja. Recordó a sus grandes amigos, «Ángel Fernández, mi compañero de toda la vida que estuvo desde el primer momento a mi lado, y a Celia y Tony, que han sido muy generosos conmigo». Y no olvidó a su mentor político José Luis Gil, también presente en el acto, con quien comenzó su vida política en la Consejería de Medio Ambiente que dirigía. Veinte años después ya no soy «aquel chavaluco que trabajaba en la calle Luis Martínez», en El Sardinero, en la empresa Apia XXI. El exministro dedicó especiales palabras de cariño a su novia, «porque ha estado conmigo apoyándome en grandes crisis que hemos sufrido desde que accedí al Ministerio, en los aeropuertos, con los taxis, con las nevadas en las autopistas...». Hoy, De la Serna está en pleno proceso de reorganización de su vida, ya fuera de la política. Como hecho más inmediato, el próximo martes le operan de menisco, que se ha roto corriendo por las calles de Santander.
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