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Álvaro Machín
Santander
Martes, 20 de julio 2021, 14:45
«Si Cantabria pasa a nivel dos, le aseguro que habrá municipios en nivel tres», decía hace una semana el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez. Eso, en la práctica, supondría el cierre del interior de los locales de hostelería, entre otras medidas. Dijo que serían « ... inflexibles» con las normas en caso de que ocurriera. Pero las previsiones de Rodríguez no se han cumplido. La comunidad dio el salto al siguiente baremo de riesgo el pasado fin de semana y así sigue, en nivel dos. Sin embargo, con el avance de la actualización del semáforo de este martes ningún municipio ha alcanzado el color rojo en el mapa regional.
Son ya sesenta en riesgo medio (en amarillo, trece más que la pasada semana), lo que supone más de la mitad de los ayuntamientos pero un porcentaje aun más alto en número de población afectada. Sin embargo, ningún municipio da el salto que cambiaría por completo el escenario en pleno verano. No pasara al nivel 3 supone que el interior de la hostelería puede permanecer abierto, aunque con las restricciones horarias que entraron en vigor el pasado fin de semana -toque de queda- y con el ocio nocturno (licencias de discotecas) cerrado. No obstante el paso al nivel dos de alerta implica que en estos trece que se estrenan esta semana se aplicarán algunas restricciones que no tenían hasta ahora. Básicamente se reducen los aforos permitidos en la hostelería, los espacios culturales o los eventos religiosos y deportivos (ver cuadro anexo al final de la información). En el interior de la hosteleria se reduce a un tercio del aforo con 6 personas máximo por mesa y en las terrazas aforo 75% y 6 personas por mesa.
Los municipios que estarán esta semana en nivel dos son, según informa Sanidad, Santander, Torrelavega, Castro Urdiales, Camargo, Piélagos, El Astillero, Santa Cruz de Bezana, Laredo, Santoña, Los Corrales de Buelna, Santa María de Cayón, Reinosa, Suances, Colindres, Reocín, Cabezón de la Sal, Medio Cudeyo, Polanco, Cartes, Entrambasaguas, Marina de Cudeyo, Miengo, Ribamontán al Mar, Ampuero, Bárcena de Cicero, Santillana del Mar, San Vicente de la Barquera, Campoo de En medio, Val de San Vicente, Voto, Noja, Liérganes, Alfoz de Lloredo, San Felices de Buelna, Comillas, Arnuero, Mazcuerras, Meruelo, Bareyo, Limpias, Selaya, Argoños, Arenas de Iguña, Hermandad de Campoo, Molledo, Potes, Cillorigo de Liébana, Liendo, Rionansa, Ruente Cabuérniga, Valderredible, Camaleño, Udías, Escalante, Ruiloba, Vega de Liébana, Campoo de Yuso, Cieza, y Las Rozas de Valdearroyo.
Por su parte, Villaescusa, Castañeda, Ramales de la Victoria, Puente Viesgo y Guriezo, que la semana pasada estaban en riesgo medio, descienden esta vez al vivel uno.
El semáforo se actualiza en pleno efervescencia de esta quinta hola.. en una jornada en la que se han vuelto a alcanzar los 300 contagios diarios, tras cinco días con tímidos descensos en el número de casos. La cifra de personas hospitalizadas asciende a 81 (cuatro más que en la jornada anterior) y la incidencia acumulada a 14 días llega a los 607 casos por cada 100.000 habitantes. El indicador a siete días se ha vuelto a incrementar de los 317 casos del domingo a los 325 del lunes. Ese aumento de casos tiene ya una clara traducción en presión hospitalaria -uno de los factores determinantes para el paso de nivel de riesgo- . Aunque esta quinta ola se conocía como la ola joven, lo cierto es que comienza a ingresar gente mucho mayor, que cursa la enfermedad con mayores complicaciones y que eleva la presión hospitalaria a niveles de mayo, cuando se sentían los últimos coletazos de la cuarta ola
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La edad media del paciente hospitalizado en Cantabria supera ya los 47 años pese a que desde un inicio se ha considerado que eran los adolescentes los que iban a acumular el mayor número de contagios. Cuanto más mayor es el paciente, mayor virulencia causa el patógeno, con síntomas más agudos.
«Vamos a asistir en los próximos días a un incremento desigual de los ingresos, porque en este caso todavía el paciente es algo más joven que en otras olas anteriores y eso hace que la estancia en el hospital, por norma general, sea algo más corta», explicaba a este periódico Reinhard Wallmann, director general de Salud Pública, quien aseguraba no hemos alcanzado una meseta, «ni mucho menos». Queda entonces un tiempo para que se alcance el pico de esta quinta embestida del patógeno.
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