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De izquierda a derecha, Leticia Díaz (Vox), Pablo Zuloaga (PSOE), Miguel Ángel Revilla (PRC), la periodista Pilar González Ruiz, María José Sáenz de Buruaga (PP), Felix Álvarez (Cs) y Mónica Rodero (Podemos-IU) Javier Cotera

PRC y PSOE se guardan la baza de Podemos y el PP se presenta como «escudo al Gobierno Frankenstein»

El bipartito hace frente común en un debate de El Diario Montañés que se centró en la economía, la sanidad, las obras del Estado y la corrupción | Revilla y Zuloaga evitan manifestar sus diferencias y toda la oposición recrimina que Cantabria esté «a la cola de España»

Daniel Martínez

Santander

Miércoles, 24 de mayo 2023

Lo bonito de unas elecciones es que el resultado que sale de las urnas es el que deciden los ciudadanos, no el que aparece previamente en las encuestas. Y no es raro que cada noche electoral se produzcan sorpresas. Que pasen cosas que no anticipaban las tendencias de los sondeos. Sorpresas a la hora de hacer el escrutinio, pero también sorpresas a la hora de los pactos en el momento en el que los partidos se encierran en los despachos, sacan la calculadora para sumar escaños y tiran de estrategia negociadora. Y claro que puede haber sorpresas en la política de alianzas a partir del 29 de mayo, pero después del debate de candidatos a la Presidencia de Cantabria organizado por El Diario Montañés queda un poco más claro que, si dan los números, el quinto bipartito entre regionalistas y socialistas está un poco más cerca. Que las dudas que había antes del inicio de la campaña se van disipando y que la opción de que Miguel Ángel Revilla cambie de socios y mire hacia la derecha, aunque no está descartada -él se deja querer a un lado y al otro-, es algo más improbable.

El presidente regional y su vicepresidente y líder de los socialistas cántabros, Pablo Zuloaga, evidenciaron el frente común ante las críticas de la oposición en asuntos como la economía y la sanidad. Al revés que hace cuatro años, cuando también PRC y PSOE estaban juntos en el Ejecutivo, esta vez apenas chocaron entre ellos. No hubo tensión. Ni siquiera recurrieron a las pullitas sutiles que ambos están desplegando en los mítines ante su público o en las entrevistas en este periódico. Ni Zuloaga pidió un turno cuando se habló del 'caso Obras Públicas', ni Revilla tuvo una palabra fea para Pedro Sánchez, más bien todo lo contrario. Es más, ante el escenario que dibujan las encuestas de que Podemos-IU vuelva al Parlamento cántabro después de cuatro años de ausencia, los dos dejaron la puerta más que abierta a ampliar la alianza. Incluso el regionalista, en teoría más reticente. Del bipartito al tripartito, una música que también le suena bien a Mónica Rodero, la representante de la izquierda a la izquierda del PSOE, que se deja querer.

Las claves

  • Con más inversión Revilla reconoció los problemas con las listas de espera y se comprometió a corregirlas durante la próxima legislatura

  • Giro de 180 grados Buruaga promete bajar los impuestos al máximo legal y lamenta que el PSOE «se esté cargando la mejor sanidad de España»

  • Parar los recortes Zuloaga señala que el PSOE es «la única garantía segura» para evitar que los populares regresen al poder en Peña Herbosa

  • Otros debates Vox se presenta como abanderado del mundo rural y la familia, y Cs subraya el incremento de la deuda esta legislatura

  • Gestión de la pandemia Rodero reconoció la labor del bipartito, pero cree que «mucha gente se ha quedado por el camino y hay que atenderla»

  • Coincidencias PRC, PP y PSOE coinciden en recuperar la Residencia con proyectos en el ámbito del I+D+i, aunque con algunos matices

«No tenemos más que una línea roja: Vox. Y ellos la tienen conmigo. En eso estamos de acuerdo», decía Revilla mientras la candidata del partido de Santiago Abascal en Cantabria, Leticia Díaz, asentía con la cabeza. Fue una de las pocas concesiones que Vox hizo a regionalistas y socialistas, a los que acusó sin rodeos: a los primeros de corruptos y de crear una red clientelar para mantenerse en el poder y, a los segundos, de ser responsables de las políticas que «están arruinando España». «¿Y con Podemos sí van a pactar?», le preguntaba a Revilla el candidato de Ciudadanos, Félix Álvarez. Respuesta del aludido: «Podemos es otra cosa. ¿Tiene algo que alegar contra una partido que defiende sus ideas de forma democrática?». Una baza, la de contar tras el 28M con la coalición de izquierdas, que Revilla se guarda en el bolsillo. Por si acaso.

Esa fórmula es la que el PP en toda España y María José Sáenz de Buruaga en Cantabria califican como «gobierno Frankenstein». Con los sondeos en la mano, los populares llevan toda la campaña insistiendo en dos ideas: el peligro de que se repita en el Gobierno de la comunidad autónoma el modelo de gestión de Irene Montero y del resto de ministerios de Unidas Podemos y la necesidad de un acuerdo previo, antes de que se abran las urnas, para que las grandes formaciones no sean presas de los extremos y permitan votar a la fuerza más votada. Con independencia de las aritméticas postelectorales. «Las encuestas dicen que el PP va a ser el gran ganador y nuestro proyecto es gobernar en solitario. Lo único necesario es que deje gobernar a la lista más votada», indicó hasta en dos ocasiones Buruaga. Y Revilla le recordó que cuando se está en el Gobierno pero no se puede garantizar la gobernabilidad pasa como en Santander, que se suceden los años sin posibilidad de aprobar presupuestos.

Para la popular, la prueba de que el PRC está cómodo con el PSOE es que estos cuatro años ha tenido razones para romper y no lo ha hecho. Por ejemplo, con el asunto del lobo. El presidente considera imprescindible que se corrija para reeditar un acuerdo con los socialistas. Este miércoles confirmó esta condición, pero fue menos categórico. «Siendo tan defensor del mundo rural podía haber puesto en valor su apoyo a Sánchez. ¿Por qué no lo ha hecho ya? ¿Dónde estaba Mazón cuando metieron el lobo en el Lespre? ¿Por qué no rompe con Sánchez?», insistía la líder de la oposición.

Un debate, el del lobo, que también está exprimiendo a fondo Vox. De hecho, es una de las banderas de su campaña e insiste en que el PRC ya no tiene credibilidad entre los ganaderos. También ella hizo una advertencia a quien dude entre votar a PP o a su formación: Leticia Díaz no va a hacer vicepresidente a Revilla porque su intención es «abrir las ventanas, investigar y auditar la gestión regionalista y poner el dinero público donde corresponde. ¿Usted le va a hacer su vicepresidente, señora Buruaga?».

Valga esta intervención de la candidata de Vox para decir que la diana de la mayoría de ataques de la oposición al bipartito no fue Zuloaga, sino Revilla. Recibió, pero menos. Dardos de Buruaga, de Álvarez y de Díaz. Incluso entre las filas socialistas, se llevó más palos Sánchez que Zuloaga. Incluso salió a relucir Zapatero y su «herencia recibida». Recurrió a ella Félix Álvarez para increpar a Zuloaga cuando este colaba –y lo hizo varias veces– su mensaje de que él se presenta a las elecciones para evitar un Gobierno del PP y que regrese una etapa de recortes y privatizaciones como la que se vivió entre 2011 y 2015.

Herencias y deudas

El socialista habló mucho de mirar al futuro, pero fue el primero en mirar al pasado. Concretamente, a lo que hizo la derecha en aquella legislatura de Ignacio Diego y también a lo que ha hecho el PP esta legislatura en Madrid. «Prometieron bajar impuestos y no lo hicieron, prometieron generar empleo y no lo hicieron, y lo que sí que hicieron fue multiplicar la deuda en Cantabria», señaló Zuloaga antes de asegurar que entendía que Buruaga agachara la cabeza cuando se habla de Valdecilla por la privatización de los servicios no sanitarios. «Dicen que las familias no llegan a fin de mes y cuando tienen la oportunidad de votar en el Congreso sobre la subida las pensiones y el salario mínimo o sobre el ingreso vital, votan en contra», añadió el vicepresidente del Gobierno.

Le siguió la réplica de la aludida. «Para quien habla de recortes, que les pregunte a los profesionales sanitarios y educativos quién les recortó el sueldo en 2010. Para los que hablan de privatizaciones, ¿alguien ha tenido que pagar al ir a Valdecilla?», comenzó Buruaga respondiendo a Zuloaga, aunque rápidamente desvió el asunto al que considera su rival directo en esta campaña: «Esto es el mundo al revés porque tenemos un presidente que no ha hecho nada y critica a la que terminó el único gran proyecto que se ha hecho en los últimos años en Cantabria». Se refería a la finalización del hospital, que se inauguró cuando Buruaga era consejera de Sanidad.

Álvarez también habló de alianzas. Además de echar en cara a Revilla que en el pasado sí dijo que con Podemos nunca iría a ningún lado, el portavoz de Cs aseguró que «los votos que recibamos no van a servir jamás para hacer presidente a Revilla, porque la regeneración pasa por cambiar de presidente». Y también habló de la deuda, una de sus obsesiones. De los «517 millones que hemos pagado todos los cántabros»este año, más de lo que se dedica a obras públicas o servicios sociales. ¿De dónde viene esa deuda que hay que pagar ahora? Pues, según Zuloaga y Revilla –saltaron en términos casi idénticos–, de la etapa del PP. «Esa es la deuda que generó la derecha», respondió el socialista. «¿La deuda? Si la incrementaron ellos. Nosotros no hemos incrementado nada», incidió Revilla. Y Buruaga tuvo que replicar para explicar que si en ese momento se disparó la deuda es porque ellos afloraron las facturas de farmacia que el PSOE tenía escondidas en el cajón.

La líder del PP también habló de esta deuda cuando el regionalista le recriminó que su partido, con Rajoy y una mayoría absoluta en Madrid, no puso en marcha las obras del AVE, cosa que sí ha hecho el actual inquilino de la Moncloa. Y lo ha hecho, en su opinión, por la presión del diputado Mazón en el Congreso. «No pude llamar a Rajoy para el AVE porque le tuve que llamar para los 250 millones de facturas en los cajones. Teníamos una de las mejores sanidades del país y se la están cargando con su ideología y su gestión», zanjó la jefa de la oposición.

El bloque dedicado a las alianzas no fue el más largo, pero sí el más sabroso. Y en el resto de apartados temáticos es verdad que no hubo muchos anuncios ni promesas novedosas –más allá de algunos en materia de sanidad y educación–, pero tuvieron un desarrollo interesante. A quien se haya empapado durante esta campaña de toda la información política que generan los partidos y haya seguido la actualidad política desde 2019 nada le pillará de nuevas, pero sí es cierto que el debate fue una buena manera de resumir en una hora y cuarenta minutos lo que ha sido la legislatura en asuntos como la economía, la industria, las infraestructuras... El diario de sesiones de los plenos del Parlamento de Cantabria durante cuatro años, en formato de bolsillo.

Como ya ocurrió con los candidatos a la Alcaldía de Santander y, en menor medida, los de Torrelavega, los seis invitados hicieron caso a la moderadora, la periodista de El Diario Montañés Pilar González Ruiz, y se animaron a confrontar, no solo a intercalar monólogos. Les costó algo al principio, pero después incluso hubo que pararles. En el bloque de economía ya hicieron algún ademán y terminaron de remangarse para salir a la pelea con el 'caso Obras Públicas'. Fue duro el PP. Y Rodero con Buruaga: «Veo que el PP está dando lecciones de moralidad cuando es el partido que más casos de corrupción ha tenido en la historia de este país».

Dos realidades opuestas

De lo visto este miércoles, se puede interpretar que PRC y PSOE viven en una región y PP, Cs y Vox en otra distinta. Unos en una Cantabria en la que casi todo va bien y los otros en una Cantabria en la que casi todo va mal. Y Podemos-IU en el medio, reconociendo que «la realidad social es que hay mucha gente que se ha quedado por el camino y que hay que atender».

Los primeros presumieron de los datos del paro, de tener la autonomía con más médicos por habitante y de que hayan crecido los índices de calidad de vida. Los otros recordaron que Revilla prometió que en 2022 se recuperaría el PIB previo a la crisis y no solo no ocurrió, sino que está por ver que ocurra en 2023.

El Gobierno cierra un preacuerdo para crear una villa deportiva para jóvenes en Comillas

El líder del PSOE, Pablo Zuloaga, lanzó uno de los bombazos del debate de El Diario. Una noticia que, si llega a buen término, puede convertirse incluso en uno de los proyectos más relevantes de la próxima legislatura. Por ahora, lo que ha hecho la Vicepresidencia regional ha sido firma un preacuerdo con una empresa interesada en crear una villa deportiva para jóvenes en las instalaciones de la Fundación Comillas que ahora se encuentran en desuso. Se trataría de un amplio complejo que gira alrededor de un colegio americano para chicos a partir de los 12 años. Incluiría una residencia de estudiantes y las infraestructuras necesarias para su formación en dos ámbitos: el académico ordinario y el deportivo. Porque la oferta de esta compañía, que ya tiene un centro de alto rendimiento similar en Madrid, es enfocar la carrera de los chavales hacia el deporte. De forma particular hacia el fútbol y el baloncesto y, en el caso de esta posible sede en Comillas, dadas las peculiaridades del territorio y la tradición existente, también hacia el golf y el surf.

Las dos partes –el Gobierno de Cantabria y la empresa– han firmado ya un acuerdo de interés por el que esta compañía se compromete a presentar, en el plazo de diez meses, el proyecto completo para su estudio. Eso sí, tanto el vicepresidente Zuloaga como la consejera de Economía, Ana Belén Álvarez, han mantenido ya reuniones informales con los interesados en poner en marcha esta villa deportiva. La idea compartida por ambas partes consiste en que los promotores se hagan cargo de la recuperación completa de la parte del Seminario Mayor que aún está en riesgo de colapso –una de las dos alas se encuentra apuntalada a la espera de que llegue el dinero para restaurar– y de otros edificios anexos que están desuso. A cambio, el Ejecutivo firmaría la cesión temporal de los usos en esos espacios, algo que sería compatible con la actividad turística actual y también con los cursos de español que imparte la Fundación Comillas.

Lo que tienen que concretar ahora los impulsores del proyecto es la memoria económica y constructiva. Al Gobierno de Cantabria le toca estudiar la fórmula legal para hacer esa cesión del uso y detallar el momento en el que se dará por finalizado el convenio. Aunque habrá que esperar hasta final de año o principios de 2024 para que llegue ese momento, los departamentos del Ejecutivo implicados en la negociación creen que el acuerdo definitivo puede estar cerca y confirman que no incluye ni un euro de inversión pública.

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