El cribado de cáncer de cérvix (cuello de útero) fue el primero que se implantó en la sanidad pública, aunque a diferencia del de mama o el de colon, que se realizan a nivel poblacional -mediante llamamiento expreso al segmento de edad en el que ... está recomendado el control periódico-, en este caso es 'oportunista', un término que implica que se hace a demanda de la paciente o cuando el profesional que la atiende en consulta comprueba que ha transcurrido ya el tiempo aconsejado desde la última citología. Aunque la estrategia del Sistema Nacional de Salud respecto al cribado del cáncer de cuello de útero está en pleno proceso de cambio para adaptarse a las directrices europeas, el nuevo protocolo, que aspira a ser poblacional y que está pendiente de la aprobación del Consejo Interterritorial de Sanidad, aún puede tardar años en llegar del todo a los centros de salud.
Mientras eso ocurre, las estadísticas que maneja la Consejería indican que solo la mitad de las mujeres que debieran someterse a esta prueba de descarte cada tres años, efectivamente lo hace. Y que, una vez superada la edad reproductiva, ese seguimiento se difumina a medida que se cumplen años. «Vemos que la participación va reduciéndose con la edad. Por encima de los 50 años, parece que se olvidan de la revisión preventiva del cáncer de cérvix», explica Mar Sánchez Movellán, jefa de sección de los programas de salud de la mujer de la Dirección General de Salud Pública. Es por eso que se ha iniciado una campaña recordatoria, dirigida especialmente a las mujeres de 50 a 65 años, puesto que es en ese grupo (las que menos participan en el cribado) donde se detectan la mitad de los casos nuevos, y casi siempre invasivos (avanzados). Concretamente, en 2015, el último del que hay registros oficiales, se diagnosticaron 30 cánceres de cérvix en Cantabria, 15 de ellos en pacientes de esta edad.
El canal a través del cual se está haciendo llegar el mensaje es el programa de detección precoz de cáncer de mama. «En la misma carta que enviamos a las mujeres para comunicarle los resultados de la mamografía (prueba a la que Sanidad invita a repetir cada dos años), añadimos una tarjeta en la que recordamos que debe someterse al cribado de cuello de útero y le pedimos que pida cita en su centro de salud», afirma.
Se cuenta con que hay una parte de la población femenina que se escapa de los datos de la sanidad pública, porque optan por hacerse las revisiones ginecológicas en el ámbito privado y, por tanto, se entiende que la citología también se practica por ese cauce. Sin embargo, aún así, Salud Pública interpreta que hay un alto porcentaje de mujeres que no cumplen con esta exploración periódica ni por una vía ni por la otra. Y a ellas es a las que se quiere llegar, «no se puede bajar la guardia».
Aunque se considera que la tasa de incidencia del cáncer de cérvix es baja -en la región la media es de 9,9 casos por cada 100.000 habitantes-, este cáncer (consecuencia de una infección de transmisión sexual cuyo agente causal es el virus del papiloma humano) tiene especial relevancia desde el punto de vista de la salud pública, ya que entre todos los tumores malignos, es uno de los que se puede detectar con mayor efectividad de forma precoz, siendo, en gran medida, una causa de mortalidad evitable si se trata de forma temprana. «Por eso es tan importante no descuidar los controles. En este caso, se puede prevenir, una opción que no tenemos en otros tipos de cáncer», añade. En 2015 fueron diez las cántabras fallecidas por esta causa.
Nuevo protocolo
Los expertos coinciden en que ha llegado el momento de actualizar el protocolo, y por eso un grupo de trabajo, del que ha formado parte Sánchez Movellán, ha estado elaborando los ejes de la futura estrategia nacional. En el futuro, a las mujeres de 25 a 35 años se las recomendará una citología cada tres años, mientras que en los casos de 35 a 65 años el examen consistirá en detectar mediante un análisis específico la presencia del virus del papiloma humano. Si da positivo, se procederá a realizar una citología, y en caso de ser negativo, la revisión será a los cinco años.
«La diferencia fundamental es que la implantación de esta estrategia conllevaría que el cribado de cáncer de cuello de útero pasaría de ser oportunista a poblacional, y esto genera un cambio importante que necesita estructura y recursos, que ahora no tenemos», explican desde Salud Pública. De ahí que su implantación, que se extenderá a todas las comunidades, será progresiva.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.