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Desde que llegó a Cantabria a inicios del pasado febrero para dirigir a la Guardia Civil en Cantabria, Antonio Jesús Orantos (Plasencia, 1967), ha invertido estas últimas semanas en conocer la realidad local. En realidad este es un escenario parecido a su anterior destino, ... Islas Baleares, donde llegó como teniente coronel en 2013. «Las dos son sedes uniprovinciales y en ese sentido cuentan con todas las unidades operativas, con lo que la gestión es similar». Años atrás trabajó también en el País Vasco, cuando el terrorismo de ETA ocupaba tristes titulares de periódicos. Allí, entre otros logros, participó en la desarticulación del comando Vizcaya.
Ahora, su nuevo destino le obligará a radiografiar Cantabria con detenimiento, y ya ha empezado a hacerlo para determinar cuáles son los cambios fundamentales que demanda la gestión del Cuerpo: «Vamos a sacar el mayor rendimiento posible a nuestros servicios», advierte.
-La directora General de la Guardia Civil dijo el pasado miércoles, 23 de febrero, en el acto de su toma de posesión, que Cantabria contaba con 1.300 agentes. ¿Cree que hacen falta más efectivos?
-Si analizamos las tasas de criminalidad aquí, nos damos cuenta de que estamos unos cuantos puntos por debajo de la media nacional. Creo que para esa cifra, nuestro despliegue es muy coherente. Tenemos efectivos suficientes; pero queremos hacer más cosas con los mismos recursos.
-¿Se refiere a optimizar recursos?
-Si utilizamos el símil de un vaso lleno de líquido y ese vaso es cada servicio, queremos que ese líquido sea muy denso. Esto es, que esas horas de trabajo nos permitan atender muchos requerimientos, que estemos en muchos sitios, que resolvamos muchos problemas.
-Lo que la gente demanda es mayor presencia, visibilidad.
-Nuestro objetivo es estar en el 100% del territorio y, además, de manera homogénea. Para eso vamos a coordinar mejor nuestras patrullas y vamos a trabajar mucho en coordinación. Es fundamental también trabajar con las diferentes policías locales.
-Es algo que se ha visto mucho este verano, cuando se ha plantado cara a los botellones multitudinarios.
-Y porque es una cuestión natural. Estamos todos para remar en el mismo sentido y para sumar. Creo que nuestro papel es mejorar la seguridad ciudadana, y dotar al vecino de mayor tranquilidad, y para eso la policía local es también crucial. Nosotros queremos trabajar mucho la presencialidad, queremos estar en la calle y hablar con el ciudadano, escuchar sus necesidades, atender a las personas mayores que nos necesitan...
-El presidente del Puerto de Santander demanda más efectivos. Dice que es fundamental para atajar el problema de los polizones.
-Es algo que ya abordó hace unos días en Cantabria la directora General de la Guardia Civil. Dijo que el del Puerto es un marco competencial compartido. De un lado está lo que hacemos nosotros; pero es la propia Autoridad Portuaria la que debe poner los medios para atajar el problema.
-Este verano muchos alcaldes afectados por los disturbios en que derivaron los botellones abrieron el debate en torno a si esa cuestión era competencia suya o de la Guardia Civil.
-El consumo de alcohol en la calle es una cuestión que entra dentro de lo que es una competencia municipal, pero luego están los escenarios más complicados en que puede derivar ese evento, y es ahí donde entramos nosotros.
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-Otro frente abierto es el de los robos en viviendas. Este tipo de delito está creciendo en nuestra región y genera mucha inseguridad.
-Además es algo que convierte a las zonas rurales en ambientes mucho más vulnerables, porque es mucho más fácil burlar la vigilancia y las medidas de seguridad. Para ello es fundamental, sobre todo, concienciar a la gente, educar. Es importante cerrar siempre la puerta, por muy pequeño que sea el lapso en que nos vamos a ausentar de casa. Conviene avisar siempre que se vea a alguien extraño merodear por la zona, etc. Pero en todo caso sucede con esto que las cifras llevan a equívoco.
-¿A qué se refiere?
-A que, por ejemplo, se está comparando mucho el balance de robos de 2020 con el de 2021, y no son comparables, porque en el primer año de pandemia hubo tres meses en que estuvimos todos encerrados en casa. Obviamente en ese tiempo se redujeron los delitos de forma considerable. Pasa igual que con los hurtos. ¿Dónde se dan? Pues en los mercadillos. Ahora se han vuelto a disparar los hurtos, ¿por qué? pues porque han vuelto los mercadillos.
-Los que se han disparado de manera exponencial son los ciberdelitos.
-El comercio electrónico, que también se incrementó mucho desde el inicio de la pandemia, ha derivado en este incremento. Hay muchas estafas con suscripciones falsas y lo que hay que hacer, también aquí, es educar mucho. Evidentemente, no se puede dar el número de cuenta a nadie, por ejemplo.
-Los medios hemos advertido en numerosas ocasiones sobre ello.
-Creo que vuestra labor es esencial porque es a través vuestro que podemos transmitir esos mensajes a los ciudadanos. Por eso la colaboración con vosotros ha de ser siempre una prioridad.
-¿Qué tal su relación con la Policía Nacional en Cantabria?
-Conocí el otro día a su máxima responsable, Carmen Martínez. Pero ya sé que aquí, como sucedió en Baleares, se ha trabajado de manera muy estrecha en la pandemia y así seguirá sucediendo. La colaboración es importante con ellos y con las policías locales.
-¿Y en verano? Las vacaciones de buena parte de la plantilla se dan en julio y agosto, justo cuando algunos de los municipios cántabros más turísticos multiplican exponencialmente su población.
-Es algo en lo que me he fijado desde el día en que supe que iba a venir a Cantabria. Esta es una región con una carga turística muy importante en verano y la presión humana en meses como julio y agosto es grande. Por eso es evidente que de cara al verano haremos nuestras previsiones organizativas teniendo en cuenta esto. Es fundamental saber los recursos que vamos a necesitar.
-¿Podría reforzarse la plantilla con agentes llegados de fuera?
-Por poner un ejemplo, en la demarcación de Laredo están los efectivos adscritos pero luego está la Usecid y los de la reserva, que viajan por toda España, con lo cual podemos decir que siempre hay recursos para compensar estas necesidades que se van presentando de manera más puntual.
-En esa necesidad de encontrar simbiosis con otras policías e instituciones, han estrechado lazos también con la Universidad de Cantabria.
-Es muy interesante este punto porque hay muchos ámbitos en los que podremos trabajar de la mano. Por ejemplo, en el ámbito penal relacionado con la investigación. Esto es algo con lo que podemos trabajar con la Facultad de Derecho y con ellos queremos trabajar también mucho en materia de ciberseguridad. Luego es también muy importante el ámbito médico y de farmacia.
-¿Qué utilidad tiene esta parte?
-Nos pueden ofrecer muchas pautas. Por ejemplo, a la hora de buscar a personas con una enfermedad degenerativa como es el alzhéimer, debemos saber cómo suelen comportarse estos pacientes para coordinar nuestros operativos de búsqueda. Ahora sabemos que son personas que tienden a andar un tiempo y luego se sienten desorientados y tratan de regresas sobre sus pasos. Por eso nosotros podemos aprender a organizar los operativos en círculos concéntricos de ciertos diámetros, etc.
-¿Qué legado le gustaría dejar en la Guardia Civil de esta región cuando ya no esté?
-Esta es una pregunta muy complicada. Pero creo que lo más importante en mi última etapa en las Islas Baleares ha sido recibir el agradecimiento de los ciudadanos. Ocurrió tras las inundaciones en Sant Llorenç des Cardassar; o cuando liberamos a una adolescente que había sido secuestrada... Esos agradecimientos te llegan y entonces sabes que has cumplido con tu deber, que has hecho bien tu trabajo. Creo que es muy importante que nos preocupemos de las personas y de sus demandas. Si puedo lograr eso, estaré contento.
–El crimen de Liaño, en el que José Reñones es investigado como presunto autor del asesinato de su expareja y su bebé de once meses, ha reavivado el debate en torno a si los dos agentes encargados de su protección actuaron de forma correcta cuando el presunto autor del crimen vulneró en dos ocasiones la orden de alejamiento.
–En cuanto a esto no puedo decir mucho porque se trata de un expediente que está en fase de instrucción y nosotros en ese sentido estamos a la espera de que se desarrolle para ver qué dice.
–¿Se va a revisar algo en los protocolos de actuación en estos casos?
–Siempre que hay un suceso de estas características se realiza un análisis. El Observatorio de Violencia de Género analiza todos los expedientes y de acuerdo con ello se van añadiendo innovaciones en estas actuaciones. Cuando empezamos a trabajar seriamente en esto, en 2004, ya se hablaba de la importancia de la concienciación.
–Habla de la sensibilización, de educar.
–La sensibilización es crucial porque es la manera en que podemos ayudar a las mujeres a que denuncien, y a los ámbitos médicos, familiares, y del resto del entorno a que activen las alarmas cuando hay sospechas.
–En el ámbito juvenil hay que trabajar mucho también.
–Por fortuna, las últimas estadísticas, que comprenden desde 2003 hasta ahora, indican que los delitos con víctimas en este ámbito se dan cada vez en personas más mayores. En los jóvenes entran en juego otros elementos, como las redes sociales y el llamado 'sexting' y también hay que prevenir en ese sentido.
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