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Patricio Cerda, miembro de la Asociación de Víctimas de los Legionarios, descubrió la otra cara de la congregación ultracatólica intervenida hace más de una década por el Vaticano y fundada en 1941 por el mexicano Marcial Maciel.
El religioso chileno sorprendió al entonces prefecto ... general de Ontaneda, Gustavo ., encerrado con un menor dentro de uno de los compartimentos de los aseos. «Y no precisamente confesándole. Yo fui testigo de los abusos a ese seminarista», apuntó en 2010, en un artículo publicado por este periódico.
Cerda tenía conocimiento «de hasta 60 casos de abusos» por parte de legionarios en España. La cifra se desbordaba en todo el mundo. «Más de 200», según detalló entonces. Dos centenares de menores traicionados por las personas en las que más confiaban.
Este exlegionario de Cristo denunció aquellos casos de los que poseía pruebas y testimonios directos, la mayor parte en Ontaneda. «Los apostólicos vivían con nosotros todo el año. Apenas iban a sus casas 15 días en verano y unos días por Navidad. Para ellos nosotros éramos sus padres, sus madres, sus hermanos. Lo éramos todo». También cuenta que en 2005 envió un dossier con los casos a la secretaria del juez Garzón. Sin respuesta.
La de Cantabria fue la primera casa de la Legión de Cristo en España, «escenario de las adicciones del fundador». «El hermano encargado de la farmacia del seminario conocía al dedillo la fórmula de la Dolantina, el opiáceo al que Maciel estaba enganchado», relató.
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