![El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202012/26/media/cortadas/consejero-kLzE-U13053013848D4B-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
![El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202012/26/media/cortadas/consejero-kLzE-U13053013848D4B-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
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El día de esta entrevista, previo a la Nochebuena, los datos de la pandemia rebajaban al medio el nivel de alerta en Cantabria (2 de 4), pero el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, (Reinosa, 1964) pasa de puntillas por ese apunte, consciente de la explosión ... de contagios que puede seguir a las Navidades. Cuenta con que el cambio de tendencia al alza que ya azota a gran parte del país «nos va a llegar». Por eso, sobre la mesa vuelve a tener el abanico de restricciones ya conocidas, sabedor de que «a Sanidad nos ha tocado asumir ese papel de malos de la película, pero no tenemos ningún otro interés que preservar la salud de los ciudadanos».
–¿Se teme que la ola de contagios de enero sea peor que las que hemos tenido hasta ahora?
–Yo espero que no, porque confío en la responsabilidad de los ciudadanos. Las Navidades van a suponer más interacción social, eso lo tenemos claro, y va a aumentar el número de contagios, pero esperamos que sea una interacción controlada, a poder ser limitada a un núcleo de convivencia y, como máximo, a dos. Las medidas se han puesto para hacer conscientes a los ciudadanos de que si no reducen los contactos tendremos problemas en enero. Quiero confiar en que han entendido el mensaje y van a hacer lo posible para que la ola de enero, que la habrá con seguridad, no sea tan importante como la primera y la segunda.
–Incidencia alta, nueva cepa... ¿las previsiones son más pesimistas que hace quince días?
–En esta pandemia lo que está claro es que nadie tiene una capacidad de predicción de lo que va a pasar. Lo que sí que es cierto es que la incidencia acumulada en los últimos días es de 158 casos por 100.000 habitantes y la de siete días está en 70. Con estos datos, hoy estaríamos en nivel de alerta medio (2), pero no lo quiero valorar así porque hay que esperar que haya una tendencia de varios días, pero de momento las cifras en Cantabria van mejorando, muy poco a poco. Afrontamos las postnavidades mucho mejor que la mayor parte de las comunidades autónomas, tenemos más colchón.
–¿Se ha llegado a las Navidades con las medidas adecuadas o hubiera sido partidario de endurecerlas aún más, teniendo en cuenta que falta por ver el efecto de la apertura de municipios?
–Si me pregunta exclusivamente pensando en la pandemia, como profesional sanitario, la respuesta la tengo clarísima: hubiera sido más restrictivo. Posiblemente hubiera mantenido cierto perímetro en algunos municipios, limitando más el número de comensales en las Navidades o incluso hubiese podido restringir los días en los que se permite esa entrada y salida de la comunidad para acudir al domicilio de familiares o allegados, pero hay que pensar que vivimos en un país de 17 comunidades y que se llegó a un acuerdo en el Consejo Interterritorial. Aunque se puede modular en función de los datos, no se puede estar todo el día volviendo a la población loca si no hay un cambio de tendencia. Si lo hubiera, yo desde luego le propondría al presidente el endurecimiento de las medidas que le corresponden a él, como es el caso de la movilidad, porque hay otras que dependen de la autoridad sanitaria. Pero ahora mismo no estamos en ese escenario. Si después de Navidades hay que endurecerlas, se hará.
–¿Manda tanto Sanidad como subraya siempre el presidente Miguel Ángel Revilla?
–Mandan los informes técnicos de los especialistas que trabajan en el ámbito de Salud Pública, que son los que analizan los datos y realizan las propuestas. Y el planteamiento del presidente y el mío es respetarlos al máximo.
–¿Y ha habido siempre acuerdo en Presidencia y Sanidad sobre el planteamiento de los técnicos a la hora de decidir restricciones?
–Bueno, desde el punto de vista de la Consejería de Sanidad no ha habido ninguna discrepancia porque entiendo perfectamente la propuesta de los técnicos, que son profesionales sanitarios; estoy seguro de que a otras consejerías y a otros sectores de la calle les hubiese gustado que los acuerdos fuesen distintos, o se hubiese liberalizado más determinadas medidas, pero desde el punto de vista técnico no estaba justificado. Tengo una absoluta confianza en lo que propone Salud Pública.
–Parece que el presidente se escuda en esos informes técnicos para evitar que se carguen las críticas contra él. ¿Lo percibe así? ¿Siente que se carga a Sanidad esa responsabilidad?
–En esta pandemia, está claro que a Sanidad nos ha tocado asumir ese papel de malos de la película. pero no tenemos ningún otro interés que preservar la salud de los ciudadanos. Aunque nos pueda caer todo eso de que 'la culpa es de Sanidad', nadie puede pensar que tenemos algo en contra de la hostelería ni del cierre de determinados comercios, porque no es así. Pero se ha demostrado dónde se produce fundamentalmente la interacción social. Si mañana saliese una evidencia científica de que en los interiores de hostelería no hay ningún riesgo, le aseguro que al día siguiente Sanidad propondría abrir la hostelería. Para nosotros es doloroso tomar este tipo de medidas, porque entendemos que la economía está ahí y la gente tiene que vivir, pero nuestro objetivo es que haya el menor número de contagios posibles y, sobre todo, el menor número de muertes.
–¿Cree que han sabido explicar bien los motivos de esas decisiones? No ha trascendido nunca cuántos contagios ha habido en el ámbito de la hostelería...
–En la información hemos sido absolutamente transparentes, otra cosa es que hay determinadas preguntas para las que no tenemos respuestas, y lo tengo que reconocer. En esta pandemia desconocemos muchísimas cosas. Siempre tenemos problemas de comunicación con determinados sectores, con otros no. Si me pregunta cuántas personas se han infectado en el ámbito de la hostelería, no se lo podría decir.
–Comunidades con una situación epidemiológica similar o peor a la de Cantabria han tomado una decisión distinta, ¿se equivocan ellas? ¿por qué se actúa de forma diferente si la evidencia científica es la misma?
–Nosotros hemos mantenido una línea prudente, con la hostelería abierta en todo momento en exteriores, porque lo que sí dice la evidencia científica es que en el interior el riesgo de contagio es mucho más alto por la formación de aerosoles. No hemos cerrado la hostelería en ningún momento en esta segunda ola. Hay comunidades que han hecho cosas distintas, como es el caso de Madrid, abriendo interiores con aforo más reducido, ya veremos que datos arroja eso en el futuro. Otras han cerrado totalmente y han conseguido bajar la incidencia, ahora han vuelto a abrir y se verá qué efecto tiene. Si se confirma que estamos en fase media de riesgo, veremos si nos planteamos abrir los interiores. Lo que no podemos hacer es pan para hoy y hambre para mañana, hay que pensar más en el medio y largo plazo. Ahora hay un cambio de tendencia en la mayor parte de las comunidades y Cantabria no va a ser ajeno a ello, en algún momento nos va a llegar. Por eso no se pueden tomar decisiones precipitadas que pueden quedar muy bien de cara a la galería, pero que luego tienen consecuencias.
Errores
–Si se confirma el nivel de alerta 2, ¿esos cambios no llegarían hasta pasadas las Navidades para dar tiempo a ver qué pasa?
–Probablemente, tendríamos que mejorar espectacularmente para plantearnos hacer cambios importantes en las medidas que tenemos. Es más, de cara a la semana que viene, si hubiera un cambio de tendencia podríamos tomar alguna medida distinta, no para aflojar sino para apretar.
Hostelería
–También va a depender del impacto de la nueva cepa de Reino Unido. ¿Hasta el momento no se ha detectado ningún caso?
–No. Quiero que la gente entienda que no es fácil. Si en la estrategia de rastreo detectáramos un caso con relación con el Reino Unido, el laboratorio mandaría esa muestra a un centro nacional de referencia para su análisis. Con los datos que tenemos, no hay evidencia de que la cepa haya llegado a Cantabria, lo cual no quiere decir que no haya llegado. Lo importante es que tenemos que dar un mensaje de prudencia y de rigurosidad, pero también de esperanza: la cepa nos generaría problemas en cuanto a la transmisión, no en la gravedad de la enfermedad; y después tenemos ahí la vacuna.
–Si la semana que viene la cosa se complica, qué medidas hay encima de la mesa, se contempla volver a cerrar municipios...
–Las medidas las tienen que poner los técnicos, pero lo lógico sería que propusieran rebajar el toque de queda, desde luego de Nochevieja y no sé si del resto de días, pensarían en reducir el tamaño de los grupos que se pueden reunir, el cierre perimetral de municipios, tal vez no generalizado, pero de algunos en concreto posiblemente. Porque la situación en Cantabria por zonas sanitarias es muy dispersa: el área de Santander y Torrelavega se están comportando muy bien; el de Laredo está un poco peor, y el de Reinosa tiene una alta concentración de casos. Y si la situación se pusiera muy mal, igual tendríamos que llegar a lo que han hecho otras comunidades, con cierres de establecimientos a las seis de la tarde, etc.
Dimisión
–Desde hostelería se pidió su dimisión y la del vicepresidente, Pablo Zuloaga, por la comida con el ministro de Sanidad. ¿Se arrepiente de haber participado?
–No, lo primero porque niego la mayor. Yo fui a una reunión de trabajo, no a una comida, a la que venía el máximo representante de la sanidad española y, lógicamente, el consejero tiene que estar. A partir de ahí, me remito a las declaraciones que ha hecho el vicepresidente del Gobierno en el Parlamento, que creo que ha dado todas las explicaciones.
–¿En algún momento se ha planteado la dimisión?
–Claramente decir 'me marcho', no, pero yo soy funcionario y lo que sí que a veces te planteas es si merece la pena el esfuerzo. Podría estar en mi puesto de inspector médico con unas condiciones de trabajo e incluso salariales más cómodas, pero al final pesa el compromiso adquirido, que desde luego es un peso. En muchas ocasiones me he preguntado 'qué pinto yo aquí'.
–¿El Gobierno está perdiendo credibilidad ante la población por su gestión de esta crisis?
–Es una situación muy difícil, es una pandemia que no habíamos vivido ninguno, ni la población ni los órganos de gestión, ha habido cosas que hemos decidido sobre la marcha, improvisando, porque no había un manual de instrucciones. Seguro que hemos fallado en cosas, a toro pasado piensas que igual se podían haber hecho de otra forma, pero es muy difícil también cuando se trata de imponer a los ciudadanos medidas restrictivas, que es lo que funciona, porque aunque les fastidie, los ciudadanos esperan que la autoridad sanitaria tome el mando. La comunicación es complicada, pero eso no quiere decir que el Gobierno haya perdido credibilidad. Una de las cosas de la que más orgulloso me siento es de que muchos profesionales se dirigen a mí para decirme 'qué bien estáis gestionando este tema'. Y no sólo los profesionales sanitarios, sino también la población.
–Le comentaba esto porque el otro día una sola frase en Twitter del servicio de Urgencias de Valdecilla, recomendando pasar las Navidades 'sólo con los que vives', caló más que muchos de los discursos que se envían desde la propia Consejería. ¿Por qué pasa esto?
–Yo creo que eso trasciende a la Consejería. Los ciudadanos reciben mejor los mensajes de los profesionales, en los que tienen más confianza, que en los de los políticos, y esto lo tengo que reconocer.
–Ha comentado que, a toro pasado, hay cosas que se podían haber hecho de otra manera. Póngame un ejemplo, si pudiera dar marcha atrás, qué decisión de las que se ha tomado no se volvería a repetir.
–Concretar es complicado, sobre todo la parte que me hubiese gustado gestionar mejor es el tema de la imagen y la comunicación, que tenemos que aprender. No dedicamos el suficiente tiempo, porque el día a día nos come. Tenemos que tomar un montón de decisiones, porque aparte del covid existe el mundo (temas administrativos, de personal, proyectos...).
–¿De todas las críticas que ha recibido cuál es la que le ha dolido más por injusta y sobre la que reconoce que es normal que le critiquen por esto?
–Para mí la más injusta fue cuando, en sede parlamentaria, Vox puso los muertos encima de la mesa como si fuera una responsabilidad del consejero de Sanidad, que evidentemente no lo es en ningún caso, porque hemos hecho todo lo que hemos podido hacer. Y eso duele a título personal. Y de las otras supongo que habrá muchas, pero soy una persona que digo las cosas muy claras y eso también tiene problemas, porque eso en política no se suele llevar, pero los asumo.
–¿No deberían haber aprovechado esa baza, haber dado voz a los profesionales para que les ayuden en esa labor de divulgación?
–Creo que los profesionales lo han hecho, aunque en un colectivo de 10.000 personas habrá de todo, y los hay que no son ajenos a sus tendencias políticas. Pero el mensaje profesional que se ha dado desde la Consejería lo comparten.
–¿Dispone la Consejería de un mapa que localiza incluso por calles la incidencia del covid?
-Sí.
–¿Y por qué nunca se ha informado de ello?
–Por protección de datos. No podemos dar ningún dato que permita identificar un caso positivo. Y si decimos que en el número 36 hay un positivo de 35 años...
–Pero no hace falta ir al detalle, sino aprovechar esa información para que la gente sepa en qué zonas de la ciudad hay más concentración de contagios, para tener más cuidado y saber dónde hay mayor o menor riesgo de transmisión, ¿no?
–Bueno, en términos abstractos se podría dar, pero no concretando.
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