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Hosteleros apilando los muebles de sus terrazas y calles más vacías de lo normal.

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Hosteleros apilando los muebles de sus terrazas y calles más vacías de lo normal. Celedonio Martínez

El toque de queda vacía las calles en una noche de domingo más desierta que nunca

Los bares bajan la persiana y la capital se queda muda, sin gente en el centro ni coches yendo a ningún lado

Mariña Álvarez

Santander

Lunes, 26 de octubre 2020

No destaca Santander por ser una ciudad especialmente bulliciosa los domingos por la noche, al contrario, pero ayer el estreno del toque de queda silenció todo atisbo de vida en la capital. Antes de las once de la noche, los hosteleros apilaban mesas y sillas ... de sus terrazas. Después, a medianoche, la ciudad enmudeció. Ni gente caminando ni coches yendo a ninguna parte. De doce de la noche a seis de la mañana, todos en casa.

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