«Trabajamos para encajar a Solvay en las ayudas a la descarbonización de 2023»

–¿Los datos del turismo han cubierto las expectativas? ¿Qué escenarios maneja para el otoño?

–La valoración es muy positiva. Mes a mes hemos ido mejorando las perspectivas y acercándonos a los datos prepandemia. Estamos ya en el 90% de niveles de prepandemia en turistas internacionales y en gasto ya al mismo nivel. Hemos visto que salimos de la pandemia con mayor calidad, mayor gasto y mayor estancia media, y eso está muy bien porque estamos ya implementando las medidas de modernización del modelo turístico. Ese realmente es nuestro objetivo, la calidad, no tanto la cantidad. Este verano, aun teniendo la incertidumbre de la guerra y de la inflación, la gente ha seguido viajando. De cara al otoño, con toda la prudencia, en septiembre vemos todavía muy buen ritmo. De momento el sector sigue fuerte y el turismo internacional ha vuelto a España, que no era fácil después de una pandemia. Soy optimista, pero prudente.

–Cantabria tiene ya comprometidos 47,3 millones en Planes de Sostenibilidad que servirán para mejorar la calidad de los destinos. ¿Qué va a suponer esta inversión para la región?

–De ese dinero, 27,2 millones ya están comprometidos y 20,1 millones están previstos para los Planes de este año que están en evaluación y que por tanto no sabemos a qué municipios de Cantabria llegarán. Hemos configurado esos planes donde entendíamos que mejor se podría reposicionar el destino o crear uno cuando no existe. En algunas comarcas de Cantabria todavía lo que tenemos que hacer es crearlo. Hay otra parte en estos planes que es la eficiencia energética para rebajar el consumo y contribuir a la lucha contra el cambio climático.

–Uno de los factores que influye a la hora de decidir viajar o no es la inflación. ¿Cómo evolucionará de aquí a final de año?

–Creemos que ha tocado techo y que a partir de ahora veremos una contención. Hay un elemento aquí que tenemos que ver cómo impacta, como son las medidas que se toman a nivel europeo. El margen que teníamos en España no digo que lo hayamos agotado, pero es verdad que hemos activado ya muchísimos de los instrumentos, incluida la bajada de el IVA del 21% al 5%. También en el Plan de Contingencia tenemos margen para implantar alguna medida y que esto sirva realmente para contener la inflación. La gran incertidumbre es cuánto va a durar la guerra y esa respuesta no la tenemos. El rol que juegue Europa es muy importante. Esperamos que sea bueno el acuerdo al que se pueda llegar el día 9 en el Consejo de Ministros de Energía. Que de nuevo Europa esté a la altura. Todos miramos a Europa porque el margen que tenemos los países es cada vez menor.

–Hay inquietud sobre el retraso a la hora de confirmar la ayuda estatal para el plan de transición energética de Solvay. ¿Cuándo habrá novedades?

–Tenemos un compromiso con la empresa y su transición energética. Tiene que hacer claramente una descarbonización de su proceso productivo. Llevamos trabajando con Solvay años y el proyecto todavía lo tienen que configurar. Ahora hay un nuevo socio industrial que va a sumar para poder ser ambicioso. En 2023 vamos a lanzar una nueva línea de ayudas a la descarbonización y esperamos que pueda encajar.

–Lo que dice la empresa es que sin la ayuda del Estado, la producción puede no ser viable. Que sí o sí necesita el dinero.

–Esperemos tener la financiación necesaria. Estamos trabajando para que encaje. La ventana de oportunidad sí la tenemos con la línea de descarbonización. Queremos encajar proyectos como este, que por su complejidad o por ser muy ambiciosos no acaban de encajar en ninguna de las líneas que ya hemos sacado. Hemos autorizado ya en el Ministerio 4.800 millones de ayudas con fondos europeos y son muchas las empresas cántabras que están ahí. Como SEG Automotive, que forma parte del Perte, lo cual es una buena noticia porque no sólo resolvimos un problema que tuvo la empresa, sino que garantizamos una viabilidad de futuro.

–Hay otros proyectos nuevos que esperan saber si tendrán fondos europeos como la central de Aguayo. ¿Qué plazos maneja?

–El trabajo ahora lo tienen que hacer las empresas. La información la estamos trasladando en distintos foros. Ahora mismo hay una disposición enorme en el Ministerio de Industria y de Transición Ecológica con ese proyecto. En el caso de Cantabria, también hay una oportunidad con el Perte Naval, que tendrá 700 millones de euros, o el Perte Agroalimentario, que permitirá consolidar a industrias muy importantes de esta región. En la industria agroalimentaria queremos añadir valor, como hemos hecho prohibiendo la venta a pérdidas con la leche. Esta es una industria transformadora y donde se ha desarrollado –estoy pensando, por ejemplo, en la de los sobaos– ya ha permitido generar un ecosistema industrial relevante. Esos dos Perte los tiene que aprovechar Cantabria. Pero no Cantabria, sino las empresas cántabras. A veces se pone el acento en las administraciones, que tenemos la responsabilidad de sacar las líneas, pero son las empresas las que tienen que sacar los proyectos. Hay casos en los que por despistes o por no configurar bien el proyecto, las industrias pierden oportunidades.

–Hay más de 231 millones de euros de Fondos de Recuperación comprometidos para Cantabria, pero es difícil detectar un gran proyecto transformador.

–Al principio nos costaba más, pero ahora estamos llegando mejor a los beneficiarios. Lo que tenemos es que dar transparencia. Hemos hecho un esfuerzo de comunicación con una página web en la que diariamente se publican las nuevas convocatorias y adelantamos también las que llegarán. Ya no estamos en la fase de desconocimiento, sino en la de la expectativa. Los fondos europeos son finalistas, pero son transformadores. Hay proyectos que no entran porque no tienen los ejes de sostenibilidad y digitalización. Lo que hacemos es ayudar a los posibles beneficiarios a modificar el proyecto para que encajen.

–Fue un 'palo' para Cantabria saber que La Pasiega quedaría fuera de esos fondos. ¿Cómo se materializará el apoyo del Estado?

–No encaja en las líneas de Europa porque es una inversión de infraestructura, pero hay un compromiso en los Presupuestos Generales del Estado. Tenemos un compromiso con el PRC y lo que siempre hemos dicho es que ese proyecto, claramente, se puede financiar con los fondos propios del Estado. Un ejemplo: en León, el mantenimiento del empleo en la empresa Vestas exigía un compromiso político que era un ramal ferroviario y que ha financiado directamente mi Ministerio. El compromiso con La Pasiega está, es cuestión de que Cantabria defina el proyecto y le ponga precio. Sí encaja en las líneas de Europa la digitalización de los polígonos industriales de Cantabria o la instalación de paneles solares en naves de empresas que ya estamos haciendo.

–El Gobierno de Cantabria se queja de que la regulación nacional complica mucho la tramitación de parques eólicos.

–Hemos reducido en el último año los cuellos de botella de burocracia. En el último paquete del Plan de Ahorro mejoramos algunas regulaciones, estableciendo incluso el silencio positivo en algunas autorizaciones. Hoy la burocracia ya no debería ser un problema para incentivar la iniciativa privada y que haya parques eólicos en Cantabria.

–Otra de las quejas de la región es que la norma permite que se inicie la tramitación de varios proyectos que no van a ser viables, en ocasiones solapados en una zona, y que eso genera una gran alarma social.

–Eso es otro asunto. Cómo conciliar los parques con la sensibilidad social de un territorio que tiene un paisaje muy bello y unas fortalezas medioambientales que el residente quiere preservar. Para eso hace falta diálogo y que los vecinos vean que esos proyectos revierten en riqueza local. Nos ha pasado con la gigafactoría de Extremadura, donde se va a hacer una extracción de litio, que se ha explicado cómo va a revertir en los vecinos. En esta comunicación tenemos que mejorar la iniciativa pública y privada. Y redefinir los proyectos cuando haga falta para que sea un elemento de confort para los que todos los días van a ver esos molinos.

–Anuncia nuevas medidas para las electrointensivas. ¿En qué consistirán y cómo beneficiará a empresas como Ferroatlántica, que ha cerrado todos sus hornos por el precio de la luz?

–Respeto a la decisión de Ferroatlántica. Nosotros les financiamos con las ayudas que tenemos para compensar los altos costes energéticos y además ha sido una de las empresas rescatadas por la SEPI, por lo que el compromiso del Gobierno con la empresa no es discutible. El lunes tendremos una reunión para coordinar todo el Plan de Contingencia, no solo de la industria. Hemos trabajado con las industrias estos meses, reforzando el apoyo a la electrointensiva para paliar las consecuencias de la guerra con 500 millones de euros. En la reducción de impuestos, el incremento de las emisiones de CO2, las propias ayudas al consumidor electrointensivo, el tope al precio como consecuencia de la excepción ibérica que tiene a la electrointensiva como principal beneficiaria... ¿Es suficiente? Es lo que efectivamente vamos a ver. Hay dos vías: seguir subvencionando y hay que explorar hasta dónde, pero aquí la vía urgente es la de la eficiencia. Necesitamos, en Ferroatlántica y en toda la electrointensiva, que se sumen a las líneas de ayudas para hacer con rapidez esa inversión en eficiencia energética porque no sabemos cuánto va a durar el chantaje de Putin. Y no todas las empresas se lo han tomado en serio.

–¿Las electrointensivas como Ferroatlántica podrían ser ahora más competitivas en Europa por la excepción ibérica?

–Nosotros siempre nos comparábamos con Francia y Alemania. La patronal miraba siempre estos países y ahora ha cambiado totalmente el escenario. La pérdida de competitividad ya no viene, o no solo, por el precio de la energía en relación a estos países. Y sí perdemos competitividad con otros mercados que no sufren tanto el incremento de coste energético. Para nosotros es estratégico defender la industria y seguiremos haciendo un esfuerzo para acompañarla con las ayudas, pero son las empresas las que tienen que pensar qué cosas pueden hacer para ahorrar electricidad.

–¿Cómo valora las medidas de ahorro energético ya en marcha?

–Solo en dos semanas redujimos más de un 9% el consumo de electricidad. Eso significa que, a pesar del ruido, la gente se ha concienciado de que la energía es un problema, que Putin nos está chantajeando y que ya no solo es por un tema de solidaridad, sino de eficacia en un consumo que claramente supone un mayor aporte económico para empresas y familias. Yo agradezco el compromiso del comercio y de la industria turística que, en plena campaña, decidió sumarse a este plan. Ese 9% es un porcentaje muy elevado. Además, el mecanismo ibérico nos ha supuesto ahorrar 1.300 millones de euros.