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Una parálisis generalizada. La llegada del coronavirus a España detuvo prácticamente todas las actividades cotidianas. Sólo se libraron los servicios esenciales. Los hospitales, en el centro de la batalla contra el Covid-19, tuvieron que adaptarse para hacer frente a la epidemia. Urgía liberar ... capacidad de hospitalización y reducir la circulación de pacientes del resto de patologías para minimizar el riesgo de contagio, lo que llevó a suspender consultas y toda la actividad quirúrgica no urgente.
Durante el estado de alarma, Valdecilla ha sido de los pocos centros del país que ha podido mantener una parte de la actividad trasplantadora, que ha caído en picado. Ahora que la presión asistencial ha aflojado, Valdecilla ya programa su particular desescalada. El pasado fin de semana se hicieron tres trasplantes renales en menos de 24 horas. En el momento más inesperado, llegó la oportunidad para tres pacientes en lista de espera. «Aunque todavía podían esperar, decidimos aprovechar la oferta que nos llegó desde la Organización Nacional de Trasplantes, porque nos veíamos con capacidad», explica Juan Carlos Ruiz San Millán, jefe de servicio de Nefrología. Con estas tres operaciones ya son siete los trasplantes renales realizados en Valdecilla desde que comenzó el estado de alarma.
A Nieves Blanco y a Concepción García les cogió por sorpresa la llamada del hospital. En plena pandemia, lo último que esperaban era que les realizaran el trasplante renal por el que llevaban varios meses esperando. «Me llamaron el viernes 18 a las ocho de la tarde y me ingresaron el sábado a las siete de la mañana», narra Blanco. Lo último que pensó era que le realizarían el trasplante renal mientras la crisis del coronavirus siguiera vigente. Hace casi dos años que necesita el riñón, aunque entró en la lista de espera el pasado verano. «Justo cuando más relajada me encontraba porque pensaba que no me llamarían, lo hicieron. Por supuesto, no puse ningún impedimento». Blanco vive en Valladolid, así que cuando le avisaron apenas tuvo tiempo de dormir. Pasadas las cuatro de la mañana del sábado, ella y su marido pusieron rumbo a Santander.
Aunque las ganas de operarse superaban todos los miedos, Blanco estaba preocupada por la posibilidad de contagiarse en el hospital, donde hay decenas de ingresados con el Covid-19. «Pero tenía claro que venía, no dudé ni un momento». Y nada más llegar, se le realizó la prueba PCR para descartar que estuviera infectada, parte del protocolo de seguridad que sigue el hospital con todos los ingresos. El resultado fue negativo. A partir de ahí comenzaron todas las pruebas previas a la entrada a quirófano.
Nieves BlancoTrasplantada de riñón
Concepción García Trasplantada de riñón
Blanco heredó una enfermedad renal llamada glomerulonefritis que le provoca, entre otros síntomas, un gusto similar al amoníaco en la boca. «Estoy muy contenta porque en cuanto me desperté tras salir del quirófano esa sensación había desaparecido». Aunque sólo hace una semana que se sometió al trasplante, se siente mucho mejor. «Me siento feliz de tratarme aquí, uno de los primeros hospitales en retomar la actividad».
Blanco está ingresada en la misma habitación que García. Ambas se operaron el fin de semana y se recuperan juntas, cada una a su ritmo. García dice que «le está costando arrancar», aunque el trasplante salió bien. La llamada de Valdecilla en la que le informaron de que ya podían operarla también fue inesperada. «Me llamaron el viernes y ese mismo día ingresé. Vivo en Puente Arce y esperé a que mi marido pudiera salir del trabajo para que me acercase». Nada más llegar le hicieron la prueba del Covid-19 y al igual que su compañera dio negativo, por lo que pudo seguir adelante con la operación. «No me esperaba que fueran a hacerme el trasplante mientras durase la crisis del Covid-19, mi hija lloró al saberlo».
Las dos mujeres están acompañadas por sus maridos y no pueden recibir más visitas por seguridad. Cada vez que tienen que hacerse una prueba, se protegen con mascarillas. García llevaba un año haciendo diálisis y prácticamente el mismo tiempo en lista de espera. Es la segunda vez que se somete a esta intervención. Hace 13 años que le trasplantaron el otro riñón y «ya no funciona». Tras esta operación, ha pasado tres días en la UCI y ahora continúa su recuperación en planta. «El doctor me dice que todo ha salido bien, aunque tarde más en arrancar». Todavía es reciente. En su caso, heredó de su padre un poliquiste renal que a su vez han heredado sus dos hijos. «Estaba convencida de que no iban a operarme este año. Con esta situación, pensaba que se retrasaría, como mínimo, hasta 2021». Así que está encantada por haberlo podido resolver ya. «Tenía miedo al contagio y a mi hija le daba apuro que viniera al hospital, pero no podía desaprovechar la oportunidad». Se considera afortunada por poder operarse en Valdecilla, «uno de los mejores hospitales de España».
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