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La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional ha reclamado nueva documentación al Gobierno de Cantabria en el marco de la investigación que el Cuerpo está llevando a cabo para dirimir si existe una trama corrupta en torno a los cursos de formación ... que afectaría a altos cargos y funcionarios, y que se habría prolongado durante varias legislaturas y gobiernos de distinto signo político. De hecho, la Fiscalía autonómica autorizó antes de Navidades estos «requerimientos adicionales» a solicitud de los propios agentes, con el objetivo de profundizar en las pesquisas que, oficialmente, están llevando a cabo desde hace más de un año en la Comunidad.
La UDEF, con efectivos trasladados desde la Comisaría General de la Policía Judicial de Madrid, inició su investigación en torno a los criterios para repartir los fondos de la formación y los parámetros utilizados para declarar a los centros accesibles después de las denuncias de varias academias que decían sentirse perjudicadas. Con este punto de partida se solicitaron miles de documentos del Servicio Cántabro de Empleo (Emcán) y del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (Icass), el encargado de acreditar la accesibilidad de las diferentes empresas a través del Centro de Accesibilidad y Ayudas Técnicas (CAT).
En paralelo a las pesquisas que llevan a cabo agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, Cossío Formación ha tratado de advertir de las potenciales irregularidades a los principales miembros del Ejecutivo.
Primero fue al consejero de Economía, Juan José Sota; y posteriormente a la vicepresidenta de Cantabria, Eva Díaz Tezanos. La empresa instaba a ambos a colaborar con la Fiscalía para tratar de acabar con estas supuestas irregularidades. La última misiva, y la más reciente, tiene por destinatario el presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla. En la misma, se le informa de que la propia directora del Icass, Felisa Lois, habría admitido actuaciones irregulares de una de sus funcionarias. Además, se le solicitó una cita con los centros afectados y se le instó a ayudar al Ministerio Público.
Sin embargo, las pesquisas policiales han ampliado el calado de la investigación, que en la actualidad ha extendido las líneas de análisis, por ejemplo, hacia el área de la Dependencia. La Policía, a la par que solicitó estos requerimientos adicionales de documentación a la Administración autonómica, igualmente pidió al Ministerio Público una segunda prórroga de seis meses para ahondar en sus trabajos, algo que el organismo autorizó de inmediato. De este modo, los agentes deberán entregar a la entrada del verano los resultados definitivos de sus análisis. Será el momento de que la fiscal superior de Cantabria, Pilar Jiménez, decida si da traslado al juzgado para armar una causa penal que indiciariamente arroja elementos propios de la prevaricación, la falsedad documental o el cohecho.
Los últimos meses han servido igualmente para captar nuevos testigos que puedan apuntalar las impresiones de los agentes tras bucear en la documentación del Gobierno. Más allá de eso, la Policía aún trata de encontrar nuevos testimonios que afiancen la investigación, en especial de docentes que hayan participado en los cursos y vieran de primera mano las presuntas irregularidades.
El epicentro del caso gravita en torno a comprobar si existe una trama organizada en la Administración cántabra con el objetivo de repartir el dinero obtenido gracias a mordidas cobradas a los centros de formación beneficiados por la distribución de fondos públicos. Estas comisiones habrían sido recaudadas, presuntamente, por funcionarios del Emcan, en colaboración con otros departamentos como el Icass.
La UDEF se interesó por la situación tras conocer el caso de Cossío Formación, empresa que lleva años batallando contra los diferentes ejecutivos autonómicos al haber quedado excluida del reparto del dinero de forma arbitraria, a su juicio, todo ello en base a supuestas deficiencias en la accesibilidad. A esta empresa se sumaron otros dos centros que dieron cuenta de los agravios. El primer contacto con la Policía se produjo en diciembre de 2015, y en marzo de 2016 los agentes empezaron las indagaciones. En diciembre de ese año la UDEF trajo a Cantabria el resultado de estas primeras averiguaciones, hasta que el 15 de ese mes varios efectivos se personaron en el Gobierno para requerir documentación, nunca un registro, pues éste debe ir acompañado de una orden judicial que aún no procede al estar el caso pilotado por el Ministerio Público.
Los agentes se dirigieron en aquel entonces a la Consejería de Presidencia; a las dependencias del Emcan; y a las del Icass. En total, se llevaron miles de documentos de expedientes administrativos relacionados con la homologación de los centros y la puntuación otorgada a las academias desde 2007 en concepto de accesibilidad.
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