Desde 2016, al frente del Centro está Ana R. Martín, catedrática de Derecho Romano, que rezuma UNED por todos los costados: ha sido alumna, profesora y decana. «La UNED crea cierta adicción», avisa.
–Más allá de la dificultad de acceder a un campus, muchos estudiantes compatibilizan estudios con trabajo, familia al cargo... Las distancias que salva la UNED no son una mera cuestión física.
–La UNED nace con esa vocación: garantizar estudios superiores a todos. Aparte de las mencionadas, hay situaciones personales de enfermedad o discapacidad, de pérdida de libertad (es la universidad referente de los centros penitenciarios; 13 internos de El Dueso están matriculados), y hay estudiantes que, viviendo en una ciudad universitaria, no encuentran su oferta; por ejemplo, en Cantabria, ocurre con Educación Social, Psicología, Trabajo Social... Y tenemos muchos estudios de posgrado, para que, una vez el estudiante comienza su etapa profesional, pueda ir perfeccionándose y adquiriendo experiencia y conocimiento en ámbitos más concretos. Tratamos de dar respuesta a todos aquellos que no pueden acudir a una universidad presencial, y también hay quien nos elige pudiendo acudir a una ellas. Ha cambiado mucho el perfil de nuestros estudiantes: cuando la UNED comienza, en 1973, está más dirigida a personas que viven en zonas rurales, que tienen que compaginar estudios con otras responsabilidades, pero ahora hay estudiantes, por ejemplo en Educación Social, con un perfil muy joven.
–Registran más alumnas que alumnos. ¿Han analizado por qué?
–Quizá, por el perfil de las estudiantes. Tenemos muchas mujeres estudiantes que, en su día, no pudieron cursar estudios, y la UNED les ofrece esa segunda oportunidad ahora. Sí, el porcentaje es llamativo.
–¿Qué labor hace la UNED extendiendo sus tentáculos académicos en la Cantabria rural, en la que está en riesgo de despoblación?
–Llegamos a todos los sitios, nos adaptamos a las circunstancias del estudiantes, a sus posibilidades. En ese sentido, con el programa 'Sindistancias' explicamos nuestras metodologías y ofertas en los institutos. Nuestro objetivo este año es llegar a núcleos rurales, en estudios superiores y en formación continua. Pueden estudiar sin desplazarse salvo para los exámenes: siempre son presenciales y eso le da un marchamo de garantía y calidad a la UNED que se pone de manifiesto en la búsqueda de salidas profesionales.
–En el presupuesto de la Consejería de Universidades se fijan 330.000 euros para la UNED. ¿Suficiente?
–Somos una universidad que se distingue por la calidad y el rigor, y también por ser rentable a la sociedad: con una inversión mucho menor se da satisfacción a un número de alumnos importante y en una oferta de estudios amplia. Lo que se invierte nos gustaría que fuera un poco más, sí, porque los centros asociados también crean trabajo en sus zonas de influencia. Sabemos que el Gobierno ha hecho un pequeño esfuerzo por subir esa asignación, antes eran 315.000 euros. Y con el Ayuntamiento vamos a hablar en breve para revisar la colaboración. Esperamos que los tres patronos –UNED, Gobierno y Consistorio– nos apoyen en la medida que se necesite.
–Sobre colaboración, ¿en qué se traduce la que mantienen con la UC?
–Son dos universidades públicas, excelentes, y que no son competencia; nos complementamos. Hemos colaborado hasta el momento en proyectos extrauniversitarios –Programa Féminas, comparecencias parlamentaria por la Ley de Violencia, Pacto por el empleo, cursos de verano, biblioteca...–. La mayoría de nuestros profesores-tutores son profesores de la UC, y también colaboramos en los equipos docentes. El interés y el objetivo es incrementar la colaboración, para nosotros será un placer. En el caso del área de Igualdad de la UC ya hemos hablado para realizar actividades conjuntas.
–Quedan lejos, pero sus cursos de verano tratan de hacerse hueco en la apretada oferta de ciclos estivales. ¿De qué modo?
–Los realizamos en colaboración con los ayuntamientos de Torrelavega y Colindres, que han hecho una apuesta importante. Somos conscientes de dónde estamos, de que hay mucha oferta de la UIMP, de la UC, y tratamos de ser racionales. Ofertamos dos cursos en Torrelavega y este año pensamos en dos para Colindres. En cuando a los temas, uno siempre guarda relación con el Observatorio de Igualdad de Oportunidades y otro está dedicado a fomentar la cultura y el patrimonio de Cantabria, porque es una de las misiones de cualquier centro asociado. Y también planteamos temas que sean de candente actualidad.
–El Centro Universitario de Idiomas Digital y a Distancia, el CUID, también es una apuesta.
–Contamos con la oferta de la Escuela Oficial de Idiomas. Se van a hacer cambios para incrementar la oferta y las condiciones, y esperamos que la matrícula se mantenga e, incluso, sea mayor. Tenemos en mente ofertar cursos sobre restauración comercio..., es decir, más enfocados a las necesidades de Cantabria.
–¿Sigue siendo tan deseado el Máster en Formación del Profesorado?
–Sí, hay una demanda extraordinaria y solo se puede admitir el 10%, y a veces menos, de las solicitudes. Se ha pedido al Rectorado que se estudie que, en colaboración con la Aneca, la Universidad pueda mejorar esta oferta. Es una demanda importante y principalmente por los testimonios de los estudiantes que lo han cursado, porque el nivel de satisfacción es muy elevado. Es un ámbito en el que colaboramos bien con el Gobierno de Cantabria, a través de las consejerías de Universidades y de Educación, que son las que te facilitan las plazas de prácticas.
–La tecnología en la UNED es importante, sobre todo, para conectar al profesor con su alumnado. ¿En qué se trabaja?
–El nuevo Rectorado ha creado, además del Vicerrectorado de Tecnología que ya existía, uno de Digitalización. Y uno de los objetivos del nuevo programa es mejorar este proceso dirigido al alumno y a la digitalización de las enseñanzas, de forma que la formación sea más personalizada. Ahí se van a operar cambios importantes.
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