Urbanismo dará este mes el visto bueno a El Escudo, el primer gran parque eólico regional

La Consejería de Obras Públicas llevará el expediente a la reunión de septiembre de la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu), que se celebrará a finales de mes. El departamento que dirige José Luis Gochicoa tiene ya en su poder todos los informes sectoriales de las partes implicadas. Unos informes que ya anticipan que El Escudo no tendrá grandes problemas en conseguir estos permisos. Al dossier tan solo falta por añadir un papel, el que tiene que enviar la Dirección General de Biodiversidad con la concesión para la instalación de los aerogeneradores en montes de dominio público. Solo si la Consejería de Desarrollo Rural se retrasa en el envío de este documento habría que esperar hasta la siguiente reunión de la Crotu, ya en octubre.

Con la aprobación del documento urbanístico, la pelota estaría ya en el tejado de los cuatro ayuntamientos en los que se instalarán los molinos o por los que discurrirán las líneas de evacuación de la energía (San Miguel de Aguayo, Luena, Molledo y Campoo de Yuso). Los alcaldes deberán dar la licencia de obra para que las máquinas puedan empezar a trabajar. De esta forma, es muy posible que se cumpla el calendario que había avanzado la empresa promotora y que el parque esté en pleno funcionamiento durante 2023. De hecho, ya se han abierto bolsas de empleo y cursos de formación para que se inscriban los vecinos de la zona que quieran acceder a un puesto de trabajo para su construcción.

La sierra del Escudo cuenta, según los expertos, con una de las zonas con mejores vientos de la región. La compañía estima que la inversión superará los 100 millones de inversión –en el proyecto inicial eran 114–, dará trabajo durante su construcción «a más de 200 personas» y proporcionará «energía limpia a una población equivalente a 95.000 hogares». Otro hecho significativo, que da cuenta de la rapidez con la que se desarrollarán los siguientes pasos, es que ya están en el Puerto de Santander las distintas piezas que se ensamblarán para instalar los aerogeneradores.

El Escudo se encuentra dentro del 3%del territorio de Cantabria calificado como apto en el mapa de exclusión eólica que ha diseñado Obras Públicas. El Ejecutivo insiste en que, aunque son muchas las iniciativas que han iniciado los trámites, la mayoría morirán en el intento. De hecho, el Plan Energético se marca un máximo de 700 megavatios y El Escudo y Cañoneras (el parque de Soba que está produciendo electricidad, el único activo en la comunidad autónoma) suman ya alrededor de 140 megavatios. «Deseamos que la energía renovable, en aquellos lugares que sean admisibles, se desarrolle lo antes posible. Todo nuestro esfuerzo va en ese sentido», afirma Gochicoa, que se compromete a que el Ejecutivo agilizará las declaraciones de impacto ambiental –después podrán ser positivas o negativas– en «todos los proyectos que no estén en zonas excluidas».

En el caso de El Escudo espera que la obras arranquen «cuanto antes». «Creemos que la actuación es positiva para la comunidad autónoma y para la comarca», insiste el consejero, que apunta que la empresa promotora ya está empezando a tomar las medidas de carácter social que beneficiarán a los vecinos en compensación por las molestias que causará la instalación de los molinos. La Ley del Suelo, recién aprobada, introducía la obligación de devolver el 1% de los beneficios al entorno.

Desde que en 2019 la empresa inició el procedimiento administrativo, los mayores inconvenientes con los que se ha topado han sido ambientales, ya que la zona por donde se repartirán los 25 aerogeneradores –con palas de 75 metros de longitud y torres de 86 metros de altura– cuenta con varias áreas sensibles para la fauna y la flora con diversas figuras de protección. Existen en el lugar distintos tipos de hábitats de interés comunitario y numerosas turberas. Además, 15 tipos diferentes de aves protegidas sobrevuelan la zona (desde buitres a alimoches) y otros tantos de murciélagos.

Distintos colectivos se oponen al proyecto incluso con el modificado por motivos ambientales y también patrimoniales. Este mismo fin de semana, la plataforma que se opone a la intervención en El Escudo ha organizado una marcha para protestar contra el parque eólico y denunciar que las obras afectarán a Mediajo Frío, un yacimiento con vestigios de las Guerras Cántabras.

El informe de impacto ambiental establece que la cifra de molinos podrá aumentar –ocho aerogeneradores más– si en un periodo de cinco años, tras su entrada en funcionamiento, se comprueba que no influye negativamente en la población de aves y no se constata un aumento de muertes por impacto.