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A. M./X. G.
Sábado, 17 de abril 2021, 07:41
El 19 de junio del año pasado Revilla y Urkullu pasearon por Cobarón para escenificar el fin del estado de alarma y, sobre todo, abrir simbólicamente la frontera entre Vizcaya y Cantabria. Permitir el tránsito, como pistoletazo de salida del verano, de los turistas ... y hacerlo, además, un par de días antes que el resto de provincias. Para el presidente cántabro fue un 'vascos bienvenidos', sabedor de los ingresos que dejan los vecinos, especialmente en la Cantabria oriental. Para el lendakari, dejar salir a los muchísimos vizcaínos que tienen segunda residencia en la tierruca o que llenan la hostelería de Noja, Laredo o Castro -por poner tres ejemplos- los fines de semana. Que del turista vasco depende una buena porción del flujo veraniego regional es una evidencia. Por eso, las últimas declaraciones de Íñigo Urkullu sobre el asunto son un aviso a navegantes. «Tendremos -dijo hace unos días- que ser todavía más estrictos en el cumplimiento de las medidas que el verano pasado».
Pasada ya la Semana Santa y ya inmersos otra vez en la película de terror de aumento de contagios y nuevas restricciones, más de uno se cuestiona las optimistas perspectivas que había hace sólo unas semanas de cara al verano. Lo han dicho desde la Asociación de Hostelería, desde la de Turismo Rural, desde la de Campings... Que «temen» y que están «preocupados». Y, de eso, del verano habló el lendakari en una entrevista en Radio Euskadi.
Urkullu ya adelantó ese día que «en ningún caso se suavizarán» las restricciones actuales. Eso, a corto plazo. Nada de abrir fronteras una vez pasada la Semana Santa. Si acaso, ahora, endurecerlas. El Ejecutivo autonómico vasco asume que vienen semanas de máxima tensión por el efecto que hayan podido tener las vacaciones. Y no queda tanto para el gran periodo de la movilidad y el ocio, que ya asoma en el horizonte. A dos meses del verano, Urkullu incidió en que el País Vasco se enfrentará a un periodo estival con restricciones. Incluso con la posibilidad de que se mantengan los cierres autonómicos, lanzó. Recordó, en este sentido, que el inicio de las vacaciones en 2020 se produjo tras un confinamiento domiciliario total que contribuyó a rebajar la incidencia a mínimos, una circunstancia que este año no se ha dado. Que el punto de partida es distinto.
«Vamos a vivir un verano manteniendo la emergencia sanitaria mientras no estemos inmunizados a un nivel determinado». O sea, que el desarrollo de la campaña de vacunación será determinante para tomar decisiones. «Ojalá» , insistió, «se cumpla la previsión de alcanzar el 70% de inmunización a final del verano, pero para eso se necesita un flujo de vacunas y de administración de las mismas suficiente». Y no acabó de mojarse cuando le preguntaron si considera que los vascos podrán viajar fuera de su territorio.
Tanto es así, que el lendakari ha sido uno de los que ha pedido a Pedro Sánchez que prorrogue el estado de alarma más allá del 9 de mayo. Habló, en este sentido, de la necesidad de «garantías jurídicas» para tomar medidas porque «vamos a tener que seguir conviviendo con la pandemia por muchos meses». Y «muchos meses», teniendo en cuenta que el verano está ya a dos vista, incluye el periodo más determinante para el turismo.
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