Usuarios del tren entre Bilbao y Santander retoman las protestas

La plataforma en Defensa del tren Santander-Bilbao retomará las movilizaciones para reclamar la inclusión de partidas específicas en los presupuestos dirigidas a la línea, y protestar contra los constantes problemas de retrasos, en ocasiones «de más de una hora de duración», y transbordos por carretera que siguen padeciendo los usuarios.

El próximo sábado 20 los afectados por el servicio tienen previsto reunirse en el municipio cántabro del Valle de Villaverde, entre las localidades vizcaínas de Carranza, Arcentales y Trucíos, para abordar las próximas acciones. Actualmente planean una nueva iniciativa para comienzos de diciembre, previsiblemente en Las Encartaciones.

«Parece que ya nadie habla de la línea y que las peticiones que hemos hecho a los partidos políticos para que defiendan las inversiones en la misma no se están materializando», se dolió uno de los representantes de la plataforma, Fernando Lobato. Ayer criticó que se hable de crear nuevas líneas que no prestarían ningún servicio a los usuarios de la actual, en lugar de fomentar el uso de las que ya están disponibles. «Nuestro tren existe, pero parece que no lo quieren. Tenemos que volver a salir a la calle y realizar nuevas acciones, porque esto no va bien», lamentó.

Las dos manifestaciones celebradas en Bilbao y Santander, junto a los encuentros mantenidos con representantes del País Vasco y Cantabria, les ayudaron a recuperar las tres frecuencias diarias del tren, previas a la pandemia. Sin embargo, los usuarios denuncian todas las semanas problemas con el servicio, más allá de que la duración ordinaria del viaje se ha alargado en las últimas décadas, y que la falta de electrificación en algunos tramos impide usar trenes modernos.

«Quieren sacar los coches de las capitales, pero no nos dan otras alternativas para llegar a ellas», se dolió Lobato, quien advirtió que recientemente presenció en la parada de Marrón (Cantabria) cómo las seis personas que aguardaban en la estación se fueron a sus coches, cuando después de una hora de espera por el tren, vieron aparecer un taxi de sustitución. «Con un buen mantenimiento esto no habría pasado. Ahora en vez de una teja, hay que cambiar el tejado», advirtió.

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