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Son las once de la mañana y ya hay un par de autocaravanas a la espera de que alguna de las que han pasado la noche en el área delimitada a un lado del parque de las Llamas -en la calle Marino Fernández Fontecha, ... a la espalda de la universidad-, deje un hueco libre: con menos de treinta plazas disponibles es comprensible que estén tan cotizadas. La ubicación, además, no puede ser mejor, en un sitio tranquilo y bonito, con una parada de autobús al lado y la playa a tiro de piedra. Todo un lujo, teniendo en cuenta que dispone de zona de vaciado de aguas y que, además, es gratis. Eso sí, la estancia máxima es de dos días, con multa segura para quien se arriesgue a alargarla y para el que pretenda dormir fuera de ella.
Según cuenta Juan José Carvajal, presidente de la Asociación Cántabra de Autocaravanas Lábaro, disponer de una zona para autocaravanas en Santander fue el primer gran objetivo que se marcó este colectivo en su creación, en 2011, «y seguimos tratando de fomentar este tipo de turismo dentro de una normalidad y de un respeto a todos».
En muchos países europeos se trata de una opción de viaje asentada y consolidada, mientras que en España se trata de un sector en pleno desarrollo: el parque de vehículos no ha dejado de crecer en los últimos años -Carvajal estima que en toda España puede haber unas 500.000 autocaravanas, 15.000 de ellas en la región-, y la afición a este tipo de turismo sigue en expansión, acelerada desde la pandemia.
Según lamentan los usuarios de las camper, como también se denominan estos hogares sobre ruedas, aún deben enfrentrarse a muchos prejuicios: son criticados por ocupar varias plazas de aparcamiento -inevitable por su volumen-, por instalarse en primera línea de playa; y son acusados de dejar todo perdido allá por donde pasan y de no gastar un duro. Se les llega a considerar, además, una competencia a los alojamientos.
15.000 autocaravanas
integran el parque de estos vehículos en Cantabria, según una estimación de la asociación que los agrupa. En toda España, la cifra se eleva hasta el medio millón de camper.
70.000 euros
es el precio de las autocaravanas más económicas, que se van encareciendo en función del equipamiento, el motor o los acabados. Una de segunda mano no baja de los 30.000.
110-150 euros
puede costar cada día de alquiler de una autocaravana en temporada alta en la región. La mayor parte de la clientela procede de Cantabria y aproximadamente un 30% de fuera.
Son quejas que surgen en un momento en que empiezan a oírse voces que advierten del riesgo de masificación turística en Cantabria, opiniones apoyadas en imágenes que muestran los problemas de aparcamiento en las localidades costeras más cotizadas -Ribamontán al Mar, Laredo, Noja, Liencres, etc- y 'tomadas' por las autocaravanas. La propia consejera del área, Eva Fernández, advirtió esta semana de esta sobrecarga turística, que «puede matar la gallina de los huevos de oro, que es cuando los servicios empiezan a decaer y cuando los visitantes perciben que el territorio se ha saturado y buscan otras alternativas». Aunque la consejera no profundizó en el tema, sí abogó por comenzar a estudiar medidas que eviten una sobrecarga.
El representante de los autocaravanistas cántabros no está nada conforme con estas acusaciones, algunas vinculadas a la «proliferación desordenada» de este tipo de turismo. «Ahora está muy de moda la señal de prohibido estacionar vehículos de más de 1.800 kilos, excepto turismos. Eso está dando lugar a que se vean cantidad de turismos -furgonetas de pequeño tamaño y monovolúmenes-, más o menos acondicionados, pero que no tienen ningún tipo de servicio, ni un triste aseo ni una triste ducha. Suele ser por eso por lo que te puedes encontrar todo lleno de suciedad por ahí, y ante ese mal comportamiento siempre sale la palabra 'autocaravanista'».
Su temor es que se persiga y prohíba su estancia por esa falta de civismo de algunos, y lo que pide es que se regule. «En general, todas las autocaravanas disponen de esos servicios, y no tengo que salir a tirar papeles ni excrementos fuera. Lo de decir que la gente no gasta es algo que cae por su propio peso: inviertes sesenta o noventa mil euros en un vehículo y luego parece que no tenemos ni para tomar un café. Somos un colectivo con poder adquisitivo medio-alto y, como a todos, nos gusta la restauración, la cultura, los museos, las compras, y hacemos un uso de ello como cualquier otro turista, con la ventaja de que nosotros nos movemos todo el año, no somos un turismo estacional».
Miguel Bello es uno de los responsables de Caravanas Santander, un establecimiento pionero en el alquiler y venta de este tipo de vehículos. «Los precios empiezan a partir de los 70.000 euros; límite por arriba no hay. Una autocaravana un poquitín lujosa, que ya esté bastante bien, puede costar 120.000». Aunque la demanda ha crecido en los últimos tiempos, con más de cuarenta vehículos vendidos algunos años, asegura que justamente en 2023 la venta de vehículos nuevos ha caído, «aunque hay mucha demanda de recambios, reparaciones y alquiler».
El precio medio del alquiler en verano oscila entre los 110 y 150 euros diarios. «La mayoría de clientes son de Cantabria, y aproximadamente un 30% viene de fuera». En cuanto al mercado de segunda mano, es difícil encontrar algo que ande por menos de 30.000.
Nadie duda del crecimiento que ha venido experimentando este tipo de turismo, algo que también advierte Eneko Valle, presidente de la Asociación de Empresarios de Campings de Cantabria, para quien resulta necesario que su auge, y la multiplicación de espacios de estacionamiento -también pueden pernoctar en campings-, cumpla la normativa.
«Las autocaravanas sin control suponen un problema que no solo incumbe a los campings, sino que es un tema de seguridad ciudadana, medioambiental, higiénico-sanitaria y de competencia desleal: no es un factor que a final de año haga que se resienta la cuenta de resultados, pero sí que afecta también en parte a hoteles, hostales, posadas y turismo rural. Hay una normativa y los ayuntamientos la deberían hacer cumplir, tanto por el tema de la competencia desleal hacia la hostelería y campings como por los propios vecinos, que al final son los más perjudicados por que estacionen en sitios que no son adecuados para la pernocta».
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José Ahumada
Aprueba la solución que ha encontrado Santander. «Puede que el número de plazas del área de autocaravanas se haya quedado corto para la demanda que hay, pero también pueden pernoctar en un camping. El Ayuntamiento habrá realizado un estudio y creerán que con esas plazas, y con las que suman los dos campings que hay en la zona, ya es suficiente».
Pasar una noche en autocaravana en un camping de Santander cuesta 26 euros (en temporada alta, por una parcela con electricidad), más 7,40 euros por persona (6,10 para niños entre tres y diez años).
«El área de autocaravanas de Santander se ha quedado pequeña», opina Juan José Carvajal, que también cree que podría darse una solución temporal durante el verano. «Simplemente podría permitirse estacionar en la calle Marino Martínez Fontecha, donde está el área, durante el periodo estival. En invierno, cuando hay clases en la universidad, se usa, pero en verano no encuentro sentido a esa prohibición».
Él está convencido de que apostar por este tipo de turismo es acertar. «Las localidades que más lo están haciendo son las del interior, las que necesitan potenciarse. En Ontaneda, por ejemplo, donde parecía que tenían un área grandísima para el tamaño de la población -31 plazas-, está saturada. En zona de playa es más complicado: el problema del espacio también hay que tenerlo en cuenta, porque tenemos vehículos más grandes, y tampoco necesitamos estar en primera línea de playa ocupando dos y tres plazas».
Es difícil determinar de cuántas áreas de estacionamiento dispone Cantabria. No existe, por ejemplo, un censo de ellas en la Consejería de Turismo. Para orientarse y preparar su viaje, los usuarios recurren a páginas web como www.park4night.com, www.areasac.es o www.areascamper.com, donde figuran tanto los lugares 'oficiales' donde se puede pernoctar como otros donde se puede tirar del freno de mano del vehículo sin que a uno lo molesten, indicando además los servicios de que dispone la zona.
«Galicia es una región que ha visto ese potencial y puede que el 50% de sus municipios dispongan ya de un área. Hablas con gente del norte y este de España -Navarra, Cataluña, País Vasco...-, y casi todos están por allí: el clima influye, pero también la facilidad de conocer lugares maravillosos y que no te limiten y te pongan problemas», argumenta Carvajal. «En 2015 hicimos un estudio, y vimos que cada año llegaban a Santander 11.400 autocaravanas en el ferrri. ¿Es normal que los vehículos salgan escopetados de la ciudad mientras Palencia, que en principio parece una ciudad con menor interés, tiene dos áreas que están petadas? Algo estamos haciendo mal».
El Plan de Sostenibilidad Turística contempla una nueva zona de estacionamiento que posiblemente se ubicará en el entorno de San Román de la Llanilla, dado que la ciudad quiere tener más capacidad de atracción de este tipo de turismo «y hacerlo de manera regulada sin entrar en competencia con los campings de la ciudad, que tienen plazas disponibles para acoger a las autocaravanas y prestan todos los servicios necesarios para este tipo de turismo», según se indica desde el Ayuntamiento. La ciudad dispone de otra área de servicio para estos vehículos aunque, a diferencia del de Las Llamas, no está tan solicitada. Se encuentra en la calle César Llamazares, en la zona de naves próxima a El Corte Inglés. Habitualmente se encuentra vacía.
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