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Una semana después de que la Consejería de Ganadería anunciase que la vacuna contra la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) comenzaba su comercialización y venta en Cantabria, la demanda no está siendo demasiado elevada. Los ganaderos se encuentran «a la expectativa», explica Fernando Ruiz, presidente del Colegio Oficial Veterinario, aunque insiste en que tampoco ha constatado entre el colectivo «un rechazo». La vacuna fue una de las principales peticiones que las comunidades autónomas hicieron el año pasado al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para tratar de contener una enfermedad que sólo en la región mató a 2.292 animales y contagió a 7.113 en sólo cuatro meses -de septiembre a diciembre-.
De momento, la EHE no ha llegado pero se encuentra a las puertas, ya que hay multitud de casos en comunidades y provincias vecinas. Sin embargo, el último parte ministerial no incluye ningún positivo en Cantabria.
La presencia del temido mosquito se convirtió el año pasado en un auténtico quebradero de cabeza e incluso se llevó por delante la celebración de muchas de las tradicionales ferias de ganado de los pueblos. Los laboratorios, ante la explosión de casos, comenzaron a trabajar y el ministro Luis Planas (PSOE) anunció en primavera que habría vacuna «antes de final de año». Finalmente, la semana pasada el grupo Zendal inició su distribución tras recibir el visto bueno de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. «No ha pasado todavía mucho tiempo, sólo lleva una semana en el mercado», subraya Ruiz. «Como aquí, de momento, no hay grandes síntomas de la enfermedad, quizás hace que la gente aún no se esté planteando vacunar», añade. Una versión en la que coinciden algunos de los ganaderos contactados por este periódico. «En mi zona, Valdeolea, no creo que la haya puesto nadie, y mucho menos en este tiempo donde la gente anda bastante liada», afirma Adela García.
«Habrá que esperar a ver cómo funciona en los animales que ya han pinchado, porque los machacamos a vacunas. La de la lengua azul, por ejemplo, ha provocado muchos abortos y muchas dificultades para que se queden preñadas las vacas», relata Juan Manuel Escudero, ganadero de San Pedro del Romeral, que tampoco se la ha puesto a su cabaña.
El problema, por tanto, no es de existencias. «Yo la encargué con tiempo, nada más oír que salía», explica Faustino Agudo, ganadero de Vargas (Puente Viesgo), que el miércoles vacunó a 300 vacas. «Dentro de tres semanas, pondré la segunda dosis. En total, me habré gastado unos 3.000 euros», calcula. Ha hecho este desembolso porque el año pasado la enfermedad le causó estragos. «Yo tuve bastantes casos, por eso no he dudado. Lo que no puede ser es que los ganaderos nos tiráramos todo el año llorando porque no había vacuna y ahora que la hay no la pongamos», subraya.
«Lo que sí puedo decir es que, desde el miércoles, yo no he notado ningún efecto secundario en los animales», apostilla. Una circunstancia que corrobora Francisco Sáinz Pelayo, que el jueves pinchó a 50 de sus vacas de leche en Novales. «Igual es pronto pero hoy (por ayer) he ido a verlas y no he notado nada extraño», afirma. En su caso, la EHE le mató a dos animales. «Esperemos que la vacuna haga su trabajo y no cause los estragos del año pasado», añade, antes de reprochar a la Consejería que no colabore con el sobrecoste de las vacunas. «Debería ayudarnos económicamente».
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