Valdecilla atiende a los primeros pacientes con sospecha de coronavirus en Cantabria

Nada más recibirse el primer aviso en el centro coordinador del 061 con un «posible coronavirus», se movilizó a un equipo del transporte sanitario, con el encargo de recoger en su domicilio a una mujer residente en Liébana, con síntomas catarrales y de vuelta de un viaje a Italia, a la que ya había realizado una primera valoración su médico de cabecera. Al tiempo, se contactaba con la Gerencia de Valdecilla para que el servicio de Urgencias se preparara para su llegada. No obstante, aún hubo que esperar casi cuatro horas hasta el ingreso efectivo de esa primera paciente. Varios profesionales, protegidos con mascarillas, guantes y los equipos de protección individual (buzo azul), aguardaban a la ambulancia.

De entrada, el protocolo establece el ingreso en un box de aislamiento hasta que se completen las muestras biológicas y se determine el diagnóstico. A la espera de los resultados de las pruebas del coronavirus, que probablemente se conocerán hoy en todos los cuatro casos en estudio, esa primera paciente ya había dado anoche positivo en gripe A.

A lo largo de la semana ha habido varias falsas alarmas, incluida la que movilizó el martes el protocolo de seguridad del aeropuerto Seve Ballesteros, tras las molestias que presentaba un pasajero procedente de Bucarest que también había pasado por Italia, el país de Europa más afectado por el brote (370 casos y 12 muertos, según el último balance). Pero este miércoles tocó activar el despliegue sanitario en Cantabria ante una sospecha real. El personal de la ambulancia que procedió al traslado desde Potes fue informado sobre la marcha de las precauciones que debía tomar para evitar el contagio: primero proporcionar mascarilla quirúrgica a la paciente, guardar dos metros de distancia, no abrir el cristal de separación de la cabina del conductor durante el trayecto y proceder a la higiene de manos, especialmente antes y después del contacto con la enferma y de la retirada del equipo de protección. En un primer momento, recibió la encomienda de hacer una parada por el camino en su viaje de regreso a Santander para recoger las muestras biológicas de un hombre de Soto de la Marina, tomadas por el personal de enfermería de su centro de salud, y entregarlas en Urgencias para su posterior análisis.

No obstante, conforme pasaban las horas, esas instrucciones cambiaron y, finalmente, se ordenó el traslado de este segundo caso bajo sospecha a Valdecilla. Después, aún llegarían otras dos personas incluidas en el protocolo. Una vez en el hospital, se siguió con las indicaciones marcadas por el Ministerio de Sanidad. Primero comprobar si cumplían los dos criterios marcados: los epidemiológicos -haber estado recientemente en alguno de los países afectados por la infección de coronavirus (China, Corea del Sur, Japón, Singapur, Irán o las regiones italianas de Lombardía, Véneto, Emilia-Romaña y Piamonte) o en contacto con algún contagiado- y los clínicos -síntomas como fiebre de más de 38ºC o un cuadro de infección respiratoria-.

A lo largo de la tarde-noche, el equipo de Urgencias de Valdecilla, junto con el personal del servicio de Enfermedades Infecciosas, procedió a valorar a esas cuatro personas. Todas las muestras biológicas (frotis nasofaringeo, cultivo de esputo, prueba de orina, analítica de sangre...) junto con la encuesta epidemiológica se remitieron al Servicio de Microbiología del hospital. Tal y como recoge el protocolo, se siguieron las medidas preventivas que requiere el coronavirus, una enfermedad que se transmite a través de pequeñas gotas que el infectado expectora cuando tose o escupe y que pueden contaminar una superficie, donde se ignora cuánto tiempo puede mantenerse activo el virus.

El operativo puesto en marcha este miércoles puso en evidencia la preparación de los técnicos sanitarios de Ambuibérica, que ya habían denunciado «la falta de formación» para encarar esta alerta sanitaria. «Si llega, nadie nos ha dicho qué tenemos que hacer». Y esa queja hace diez días que se transmitió por escrito a la Gerencia de Atención Primaria del Servicio Cántabro de Salud. «Los trabajadores de las ambulancias estamos siendo los grandes olvidados en las actuaciones que está llevando a cabo la Consejería de Sanidad ante un posible caso de coronavirus en Cantabria», denunciaba Miguel Expósito, firmante del documento, en nombre de sus compañeros. Por ello, solicitaba al SCS «que exija a la empresa que elabore un protocolo de actuación inmediato, efectivo, con medios adecuados y formación encaminada a enfrentarse a una situación de riesgo con seguridad y solvencia». Y que «se aporten de manera urgente los equipos de protección individual» y «un vehículo específico» para trasladar a este tipo de pacientes infecciosos. En pleno conflicto laboral por el cambio en las condiciones laborales (motivado por la sentencia que obliga a la empresa a pagar las horas extra acumuladas) y «la precariedad de medios» en su día a día, la plantilla criticó ayer «la improvisación» con la que tuvieron que dar respuesta a los traslados de los pacientes con sospecha de coronavirus. «Es una auténtica vergüenza. Lo veíamos venir... lo avisamos», insistía Expósito.

Desde Ambuibérica se había remitido a las bases la guía de actuación del Ministerio y el protocolo del SCS. «Pero más allá de la teoría, nada de nada». De ahí, los reparos que expresaban los técnicos que cubrieron los avisos de «posible coronavirus», que tuvieron que asumir también la limpieza «con agua y lejía» de las dos ambulancias utilizadas.