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ANA ROSA GARCÍA
SANTANDER.
Domingo, 8 de diciembre 2019, 16:42
Matar al cáncer antes de que lo haga él. Eterno reto de la medicina oncológica, que en los últimos años está experimentando una revolución brutal de la mano de los tratamientos personalizados -aquellos que se dirigen a dianas terapéuticas identificadas- y la inmunoterapia, ... que supone que el propio sistema inmunológico sea capaz de atacar a las células tumorales. Innovadoras armas frente al enemigo número uno de la salud, que cada año suma en España más de 270.000 nuevos diagnósticos -uno cada dos minutos-, balance estimado que dejará 2019, según los datos avanzados por la Sociedad Española de Oncología Médica.
En ese contexto, el Hospital Valdecilla acaba de dar otro paso de forma pionera en la lucha contra la enfermedad más temida con la puesta en marcha de la Unidad de Secuenciación Masiva de Anatomía Patológica. En resumen, es la tecnología que permite realizar los estudios para clasificar el tipo de cáncer al que se enfrenta el paciente y, a partir de ahí, que los clínicos puedan elegir el tratamiento que resulte más eficaz, el que vale para la alteración molecular que lo ha desencadenado. Es la medicina de precisión. Diagnósticos que abren la puerta a las terapias a la carta y que «ya son una realidad en Cantabria», destaca Javier Gómez, jefe de sección de Anatomía Patológica de Valdecilla. «Somos la única comunidad que tiene este tipo de test en la cartera de servicios de la sanidad pública, que se realizan a todos los pacientes que lo precisan, con resultados en una sola semana. En ningún hospital de España se hace este proceso de rutina, sino que se ofrece únicamente para casos aislados a través de grupos de investigación».
Valdecilla está marcando el camino. «Nos están llamando de varios centros para que les contemos nuestra experiencia, porque han visto que funciona», resalta Gómez. Y más después de conocer los primeros resultados que arroja: «En pulmón estamos duplicando supervivencias. Partíamos de ocho meses y estamos alcanzando los dos años, con buena calidad de vida». Y ese matiz es la clave. Frente a los 'cañonazos' de la quimioterapia y sus consecuencias, fruto de su elevada toxicidad, se abre la opción de un tratamiento más selectivo (pastillas), con menos efectos secundarios y que no precisa ingreso hospitalario. Con la ventaja añadida, subraya el patólogo, de que «podemos consultar la base de datos y ofrecer al paciente incluso fármacos en ensayos clínicos en otros centros del país. Le das la oportunidad de acceder al tratamiento que necesita y que de otra manera sería imposible», dejando claro -matiza- que «no siempre se cura el cáncer, pero se puede aumentar la esperanza y la calidad de vida».
Javier Gómez | Anatomía Patológica
La Unidad de Secuenciación Masiva de Valdecilla se acabó de implantar el pasado verano. El Servicio Cántabro de Salud (SCS) destinó parte de la donación millonaria que repartió la Fundación Amancio Ortega para tecnología oncológica a adquirir un nuevo secuenciador, el aparato que se encarga de determinar cuál es la alteración genética de la muestra de cáncer analizada. «Metemos ocho casos a la semana de todo tipo de tumores (pulmón, mama, hígado...) y analizamos 52 genes en cada uno de ellos, en función del gen alterado se indicará la terapia», explica Gómez.
«Esto cambia la forma de tratar el cáncer, porque la terapia cada vez va a ser más dependiente de la alteración molecular que de la localización, lo que implica que un tumor de pulmón y de colon que tienen el mismo gen mutado se van a tratar igual». Este nuevo abordaje de la enfermedad ha llevado a bautizar estos casos como tumores agnósticos.
Desde este verano, que la Unidad empezó a funcionar a pleno rendimiento, se han analizado más de 300 casos, la mayoría de cáncer de pulmón. Fernando Rivera, jefe de servicio de Oncología, subraya que este test, que tiene un coste de 400 euros por prueba, supone dar respuesta «a los tumores metastásicos, que eran una asignatura pendiente». Calcula que el porcentaje de pacientes sometidos a este análisis supone «un 30% del total, aunque es muy probable que el año que viene se eleve al 50%, porque las indicaciones van variando según evolucionan los tratamientos. En tres o cuatro años posiblemente se realicen al 70%». No obstante, aclara también que no resulta útil para todos los casos. Además del alto precio de las terapias dirigidas (hasta 6.000 euros al mes), no funcionan si no existe una diana terapéutica.
Fernando Rivera | Oncología
«La selección de pacientes se realiza cada semana en las sesiones clínicas que desarrollamos de forma conjunta oncólogos, patólogos y biólogo. En ellas se discute qué casos necesitan el estudio y a la semana siguiente tenemos los resultados, con lo que eso supone para el paciente que está a la espera», detalla Gómez. Esas sesiones compartidas son «la pieza fundamental», subraya Rivera. Ambos coinciden en el éxito del modelo de Valdecilla, que es «absolutamente exportable», parte de «la sintonía» entre servicios. «Se necesita cohesión facultativa y aquí llevábamos años con esa cultura de colaboración tanto con Oncología como con Hematología», destaca el patólogo.
El empujón de los fondos del dueño de Inditex, sumado «a la implicación del propio SCS, que complementó la infraestructura y contrató a un biólogo y a una técnico para desarrollar diagnósticos de precisión del cáncer», acabó echando a andar un proyecto que empezó a dar sus primeros pasos en 2014. «Entonces se estaban externalizando las muestras para cáncer de mama hereditario. Presentamos un estudio económico, en el que vimos que si lo hacíamos aquí no sólo ahorrábamos dinero, sino también tiempo. Si externalizando nos tardaban tres meses en llegar los informes, nosotros podíamos tenerlos en quince días. El primer año ahorramos 90.000 euros, lo que nos permitió comprar tecnología, y cumplimos con el plazo de 15 días».
Todas las pacientes de la Unidad de Consejo Genético de Cáncer Hereditario se han beneficiado desde entonces del proceso de secuenciación masiva de Valdecilla. Así comenzó lo que se denomina línea germinal, en la se extrae una muestra de sangre y se determina si existe una mutación que pueden heredar los hijos. Después siguió la línea somática, que es la centrada en tumores sólidos: a través de una biopsia se obtienen las células tumorales y se examinan sus mutaciones, una operación que sirve como arma terapéutica. «La idea es poner una etiqueta a las células del cáncer y que sea diferente a las del resto del cuerpo, de tal forma que el tratamiento se dirige sólo sobre esas células etiquetadas», señala Gómez.
«La industria está sacando cada vez más fármacos contra estas etiquetas, y una misma etiqueta hemos visto que puede estar igual en cáncer de mama, pulmón, páncreas...». Con el secuenciador que llegó a Valdecilla de la mano de Amancio Ortega se completó el abanico, incluyéndose también en el análisis las leucemias.
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