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«Un intento de suicidio es una petición de ayuda». Así de tajante se muestra Ana Isabel de Santiago, jefa de sección de Psiquiatría del hospital Valdecilla y responsable del programa de monitorización CARS. «La gente cree que es una llamada de atención y no ... es así». Esta matización es muy importante a la hora de tratar un tema como el de intentar quitarse la vida. Desde que en el año 2016, el servicio de Psiquiatría de Valdecilla puso en marcha el programa de consultas de alta resolución para el manejo de la conducta suicida y prevención del suicidio (CARS), hasta ahora, este plan para el control de pacientes ha permitido atender a 746 personas -datos oficiales hasta el 31 de diciembre de 2023- y ha ayudado a «disminuir las personas con riesgo que ingresan» porque antes, sin la creación de este dispositivo específico, se procedía inmediatamente a la hospitalización de la persona.
Un cambio que se logra a través del funcionamiento de la aplicación móvil, en la que cada tarde el paciente debe someterse a una serie de preguntas sobre su estado. A través de las respuestas, que se guardan en un repositorio, la propia aplicación califica «un nivel de riesgo» para determinar la situación en la que se encuentra la persona afectada. Esa información que se recaba la recibe el profesional que está de guardia. Si los resultados arrojados fueran preocupantes, habría intervención por parte de los médicos, y se podría llegar a geolocalizar a la persona, siempre que hubiera firmado previamente los permisos. No obstante, puede ocurrir que alguno de los pacientes no responda al cuestionario. En tal caso el sistema se encarga de recordárselo. La notificación se envía hasta tres veces antes de pasar al siguiente paso. Si no hay respuesta, «se avisa al médico y al familiar» para aclarar el motivo. Un aspecto en el que juega un papel muy relevante los familiares del paciente, que tienen que involucrarse y así ofrecer más seguridad a estas personas con conductas suicidas.
Una media de 800 personas acuden de forma anual a Valdecilla con conductas suicidas. «Estamos hablando de una circunstancia que afecta a entre 2 y 3 personas al día, un aumento considerable desde 2020, año de la pandemia, en el que acudían unas 600 aproximadamente», subraya la jefa de sección de Psiquiatría. En el caso del hospital de referencia cántabro es el único que cuenta con guardia de 24 horas en la especialidad de Psiquiatría. Un aspecto que hace que la mayoría de casos acaben pasando por Valdecilla. «Si una persona acude después de una tentativa o ideación suicida al hospital de Laredo, la van a acabar derivando a nuestro hospital, eso es así», apostilla.
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Sócrates Sánchez Lajarín
En el estudio 'Efectividad de la intervención temprana e intensiva en la prevención del suicidio: programa CARS', publicado a principios de agosto y encabezado por la propia Ana Isabel de Santiago, se recoge que desde la implantación del programa hasta dos años después se redujo el riesgo de comportamiento suicida recurrente en un 35,5% y los intentos suicidas en un 47,2% en solamente un año de su implantación.
Unas cifras que confirman el buen hacer del programa y que también se reflejan en las propias defunciones registradas por suicido en Cantabria en los últimos años. Desde el Instituto de Medicina Legal se cifró en 61 los fallecidos en 2022, mientras que en el pasado año se redujo en diez hasta los 51. Pese a todo, todavía sigue habiendo discrepancias de datos oficiales de suicidios con el INE. «Se están unificando poco a poco», añade.
Aunque si hay algunas cifras que destacar y desgranar son los casos de tentativas por géneros en las que se observa una mayor tendencia de las mujeres a sufrir conductas suicidas, tres quintas partes, frente al restante que son hombres. Pese a ello, son los hombres los que registran mayor índice de suicidios a nivel estadístico en Cantabria.
La edad media de las personas que se encuentran dentro del programa CARS se sitúa en unos 42 años, donde hombres y mujeres, se muestran muy parejos en esta estadística, 43 frente a 41. Y aunque uno pueda pensar que es un problema de personas adultas, también se traslada a edades más tempranas.
Si algo preocupa en los últimos tiempos es el caso de los jóvenes. Se ha registrado un mayor incremento de tentativas de suicidios: «No tanto el suicidio en sí, que afortunadamente son datos muy pequeños, pero sí se ha incrementado los datos en las tentativas de suicido», relata de Santiago. «En general, dentro de los jóvenes hay poca tolerancia a la frustración», es la frase con la que resume la responsable del programa CARS la situación. «La capacidad de magnificar pequeños problemas como que les quiten el teléfono se pueden convertir en auténticos inconvenientes para una franja de edad, en la que muchos adolescentes no están acostumbrados a lidiar con el estrés o la frustración. Esto se une a la pérdida de cohesión social, que sin duda, es un auténtico problema», sentencia.
Un hándicap en el que tampoco ayuda la presión que ejercen las redes sociales en la actualidad. «Uno puede pensar que aplicaciones como Instagram o TikTok pueden ser un apoyo, pero no lo son. Estas no son capaces de que las personas se sientan mejor, no potencian precisamente los pensamientos positivos entre los más jóvenes».
Dentro de los resultados obtenidos durante los tres años -2016 a 2018- que dura la investigación, el propio grupo de profesionales llega a la conclusión de que «el programa CARS reduce y retrasa significativamente la conducta suicida durante un período de seguimiento de 12 meses». En consecuencia, el programa exhibe un doble efecto protector, tanto en términos de disminuir el número de personas que presentan pensamientos o intentos suicidas como de fomentar mejores resultados a largo plazo. «Esto corrobora la efectividad de la intervención en comparación con otros tratamientos habituales».
Todo ello, pese a que desde el propio estudio se señalan varias limitaciones por tratarse de una observación centrada en los resultados obtenidos como parte de un programa de atención sanitaria. «No se realiza aleatorización por pacientes o grupos. Sin embargo, el grupo de tratamiento CARS y el grupo de control de tratamientos habituales en estos casos no revelaron diferencias sociodemográficas, pero sí diferencias clínicas que pueden ser un factor que contribuye a los hallazgos». El programa ha sido eficaz para reducir la recurrencia de tendencias suicidas. Unos logros en las disminuciones «significativas» en pensamientos, planes y comportamientos suicidas. También proporciona información para futuras investigaciones e implicaciones para la prevención y la intervención.
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