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Esta tecnología, llamada a revolucionar el tratamiento contra el cáncer, puede explicarse en pocas claves. «Somos capaces de utilizar la luz para localizar las células cancerosas que corren por el torrente sanguíneo. Si logramos esto, identificarlas y decir dónde están, se podrá analizar y ... diseñar un tratamiento específico para ese cáncer concreto. Sería muy diferente a la quimioterapia o radioterapia, porque resultaría mucho más eficaz y no tendría efectos secundarios», explica Fernando Moreno, catedrático de la Universidad de Cantabria (UC), que junto a los investigadores Francisco González y Alfredo Franco ha hecho realidad la visión médica del doctor José Luis Fernández-Luna.
Hace más de cuatro años que el proyecto animó esta peculiar simbiosis de expertos, y fue seleccionado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) –autoridad global en materia biotecnológica– como una de las innovaciones biomédicas más importantes del mundo. «Hemos trabajado con ellos desde el pasado julio, con reuniones periódicas por vía telemática y presencial, en Madrid. Y hace unas semanas hemos estado en EE UU presentando allí el proyecto. Les encantó», certifica Fernández-Luna, responsable del grupo de Señalización Celular y Dianas Terapéuticas en Cáncer del Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (Idival). «El viaje nos ha abierto los ojos y es que ellos tienen las ideas claras. Es gente que está muy acostumbrada a convertir el conocimiento en innovación. Saben cómo vender ciencia aplicada y nos han dado varios consejos claves».
La participación de los expertos del MITha ayudado a reenfocar el proyecto en el que participa también la empresa tecnológica IK4-Tekniker. «Ahora estaríamos en una fase en la que nos toca buscar inversores y continuar con las pruebas clínicas, sobre pacientes reales», aclara el especialista médico. Es un paso clave para ganar credibilidad de cara a posibles socios capitalistas, porque la garantía de un dispositivo no está en su eficacia en laboratorio, sino en la práctica real de un hospital.
Detección Los investigadores cántabros diseñan una tecnología basada en la ingeniería de la luz para identificar las células cancerosas en la sangre.
Identificar el genoma Una vez identificadas, esa tecnología podría servir para estudiar el ADNde las mismas.
Tratamiento a la carta Si se conoce el genoma del tumor, se puede elaborar un fármaco de diseño que ataque sólo esas células de manera eficaz y sin efectos secundarios.
En el plano más técnico, los expertos del Grupo de Óptica de la Universidad de Cantabria también han centrado el tiro tras la visita a Estados Unidos. «La idea inicial era crear un dispositivo capaz de detectar las células cancerosas que discurren por la sangre, pero los compañeros del MIT nos bajaron a la tierra y nos dijeron que debíamos ser más realistas, menos ambiciosos», recalca Moreno. «Nos pidieron que nos concentrásemos en la tecnología óptica que permitirá usar la luz para determinar las células afectadas por cáncer, que lo perfeccionásemos, y que lo demás vendría dado por otros socios». Sería lo más parecido a diseñar el contenido, la caja ya la pondrá otro.
«Eso nos ha permitido evolucionar mucho esta técnica basada en principios ópticos. En seis meses hemos dado un salto muy grande», aclaran desde la UC sobre un estudio al que Sodercán también ha aportado su grano de arena. «Lo más importante de la experiencia del MIT es que aquella gente no marea la perdiz. Tiene la mente dirigida a buscar un producto de esta tecnología, y al final lo que logran es ser muy prácticos, muy eficaces», aclara Fernando Moreno.
Las próximas semanas desarrollarán los primeros ensayos en pacientes reales. Enfermos con metástasis, cuyas células cancerosas circulan libres por la sangre. La luz delatará a las que están afectadas, porque su estructura, su composición, no es igual a la una célula sana. Si ese dispositivo es eficaz se abrirá la puerta a la medicina selectiva. A los llamados tratamientos a la carta, diseñados una vez que se conoce el genoma de ese tipo de células malignas. Es, de alguna manera, una de las vías más prometedoras en la lucha contra la enfermedad.
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