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El gerente del Hospital Valdecilla utiliza una expresión gráfica para explicar lo que están haciendo ahora. Una «vuelta de tuerca» a las medidas. A las que ya estaban, pero que, en un contexto de menor incidencia, se habían suavizado. Se refiere, básicamente, a la restricción ... en el número de visitantes que acuden a ver a los pacientes y también a las relativas a las consultas. Cambiar algunas presenciales por telemáticas y reducir el número de acompañantes. Tiene sentido. Con el acceso por Urgencias o a los quirófanos más «blindado» mediante pruebas y triaje, esas son las dos puertas de entrada a Valdecilla más difíciles de controlar, los dos puntos más débiles frente a un virus que no desaprovecha las debilidades. «Por eso aumentamos las restricciones, para evitar que el virus pueda entrar en el hospital», explica Rafael Tejido.
«Dada la situación actual de rebrotes y con ánimo de disminuir el riesgo de transmisión, nos hemos visto obligados a tomar la decisión de restringir las visitas y reducirlas a un solo acompañante por paciente al día». Eso pone en los carteles que hay colgados por Valdecilla desde el pasado miércoles. Tejido aclara que no es nuevo, que fue una de las primeras decisiones que se tomó ante la pandemia. Pero que, con una «incidencia cero» en el hospital y una «tasa epidémica muy baja», en mayo, junio y julio se «abrió la mano» en determinadas plantas y situaciones. Se dio instrucciones a los controles de enfermería -que son los que vigilan este aspecto- para que «dentro de la medida general que estaba vigente (y que queremos que sea una norma general en adelante), se abriera un poco la mano intentando, en todo caso, evitar cualquier aglomeración dentro de las habitaciones».
El contexto ha cambiado. Hay, por un lado, un alto porcentaje de pacientes asintomáticos que podrían entrar al hospital sin saber que pueden contagiar y, por otro, la tasa epidémica es «mucho más alta». «Por eso hemos vuelto a ser estrictos con esta norma. Por la seguridad de los pacientes, del paciente que esté al lado (aunque muchas habitaciones sean de uso individual) y de los profesionales».
Un paciente, un acompañante por día. Y no sólo eso. Se aconseja que haya «el menor número de intercambios posibles». O sea, que el acompañante sea el mismo y no que se vayan turnando entre varios (menos gente, menos riesgos).
La actuación en las consultas en los últimos días va «en la misma línea». «A todos los pacientes que entran por Urgencias se les testea con el triaje y a todos los que ingresan se les hace la prueba. Lo mismo ocurre con los que acuden al quirófano. No hay ninguno que baje sin hacerle la prueba, y también en el caso de las pruebas intervencionistas (cateterismos cardíacos, colonoscopias...)», resume el gerente. Es decir, que toda esa población está «testeada», más controlada.
Con los acompañantes de los pacientes ingresados también restringidos, el otro acceso abierto es el de las consultas. «Ahí no sería posible hacerle la prueba a todo el mundo. Entre otras cosas, porque son necesarias cuatro horas para tener el resultado. Y, aunque se pregunte a todos y se toman las medidas de seguridad (mascarilla, distancia, lavado de manos con gel...), nos da miedo». ¿Solución? Reducir el número de personas que se mueve por esa zona del centro.
Algunos usuarios ya lo han vivido la semana pasada. Una llamada para avisarles de que su consulta presencial para una fecha determinada iba a cambiar por una telemática. Que no tenían que ir al hospital. «Se hace con las que entendemos que no es absolutamente necesaria la atención presencial, como dar los resultados de unas pruebas, por ejemplo. Evitar los riesgos». Y más, porque se trata de reducir el número de pacientes y también el de acompañantes que van con ellos.
Es otra medida que ya estaba (cuando se retomó la actividad que había quedado aplazada se incidió en ello y hubo campañas publicitarias para recordarlo), pero en la que ahora insisten en mayor medida. Que los que tengan que acudir lo hagan sin acompañante o que, los que tengan que venir por obligación, sean los menos posibles (aquello de «puede darse una vuelta mientras le espera»). En todo caso, Tejido aclara que en esto no se trata de ser «absolutamente prohibitivos», que se pide a los profesionales que «individualicen cada caso». «Que dentro de la norma general que debe imponerse, se individualicen las situaciones concretas de cada caso».
Son las medidas visibles, las que a día de hoy afectan a los que deben acercarse al hospital. A estas cabe sumar las de previsión, que se han ido anunciando a lo largo de las últimas semanas por si la situación hospitalaria se complica. Cabe recordar que, hasta este lunes, en Valdecilla había doce personas ingresadas (y cuatro más en Sierrallana) por covid. A mediados de julio se hizo público que los hospitales cántabros reservaban cien camas en previsión de un rebrote durante el verano. Y, más recientemente, el Consejo de Gobierno anunció que se iba a habilitar un nuevo espacio para la UCI en la planta baja del pabellón 17 con capacidad para atender a veinte pacientes.
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Miguel Ángel Alfonso
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