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La celadora Ana María Machín y su marido, el policía jubilado José Ruiz, en su casa de Torrelavega. Luis Palomeque

«A veces recuerdo con los compañeros el miedo de los primeros días»

RELATO COLECTIVO DE LA PANDEMIA ·

José Ruiz y Ana María Machín son el matrimonio que protagonizó el vídeo viral a las puertas del hospital Sierrallana -él policía jubilado y ella celadora-. Hoy nos cuentan cómo ha cambiado su vida desde aquel 20 de abril | Este reportaje forma parte del suplemento '2020. El año del covid' que se publicará el próximo miércoles, 30 de diciembre, con El Diario Montañés

Ana del Castillo

Santander

Viernes, 25 de diciembre 2020

Han pasado siete meses desde que José Ruiz se fue con cinco patrullas de la Policía Local de Torrelavega a aplaudir a las puertas del trabajo de su mujer Ana María Machín, celadora en el servicio de Urgencias del Hospital Sierrallana. Era el último día de oficio de José antes de jubilarse como agente, por eso consideró que la mejor forma de celebrarlo era junto a su esposa, la persona que siempre ha estado a su lado, y de paso, sorprenderla con un ramo de flores y agradecer todo el trabajo que los sanitarios están librando en la batalla contra el covid. Pues bien, más de medio año después no ha sido suficiente para que el matrimonio pueda volver a ver las imágenes. Aquel día caló profundo en la pareja y el nudo en la garganta no acaba de pasar. «Todavía me emociono, no soy capaz de verlo entero, y cuando escucho la canción de Rozalén (el tema que sonó por la megafonía de los coches de policía aquel día) me da un vuelco al corazón. Aquello me pareció un sueño», cuenta Ana María.

¿Qué ha sido de este matrimonio? La respuesta al título de este suplemento es sencilla para ambos, pero la grieta de lo real la vuelve incómoda. «Ella sigue luchando en primera línea. Ahora volvemos a pasar un momento de crisis porque hay un repunte de positivos y acude mucha gente al hospital. Entre los contagios hay compañeros de mi mujer y eso les afecta también en lo emocional. Tuvimos unos meses de relajación, después de que nos volvieran a dejar salir a la calle, pero ahora ha vuelto la preocupación», señala José.

Así lo asevera Ana María, aunque ella lo resume con una sola palabra: «Cansancio». «Esto sigue y no vemos el final. Por otro lado estamos con menos miedo, más hechos a la pandemia, aunque con el mismo respeto».

«No somos capaces de ver entero el vídeo de aquel día del beso y de las flores. Nos emocionamos. Fue como un sueño»

Lo que sí ha cambiado desde aquel 20 de abril en el que José sorprendió a su mujer en el trabajo es su día a día. Pasó de trabajar como agente de la Policía Local de Torrelavega a jubilarse y tener todo el tiempo del mundo libre, algo que muchos desearían. Así que ahora se siente «raro» por el cambio tan radical, pero ojo, a Jesús no le encontrarán tumbado en el sofá viendo Netflix. Se dedica a sus múltiples aficiones, como la fotografía, la producción de vídeos o el fútbol sala, y a hacer algún que otro cambio en el hogar. «También está más pendiente de las tareas de la casa», añade Ana María, pero lo más valioso es llegar a casa «agotada psicológicamente» y que José «pregunte y sirva de consuelo». «Me ayuda a desahogarme. Le cuento un poco por encima cómo ha sido la jornada en el hospital y así parece que la tensión se me pasa. Lo que está ocurriendo no es un hecho aislado, es un problema al que se enfrenta todo el mundo, literalmente».

Sin bajar la guardia

Machín, que trabaja como celadora en el servicio de Urgencias de Sierrallana, cuenta que durante estos meses la forma de trabajar dentro del hospital ha cambiado. El personal se ha acostumbrado a recibir al virus y a tratarlo. «Con los primeros enfermos que entraban incluso se bloqueaban las puertas. Ahora no, como vienen tantos, son un positivo más. Lo llevamos con otra naturalidad, pero sin bajar la guardia», explica. Tras unos segundos de reflexión añade: «A veces hablamos entre los compañeros y recordamos el miedo que teníamos los primeros días y acabamos destacando el hartazgo tan terrible que ahora sufrimos. ¿Cuándo nos podremos quitar las dos mascarillas que llevamos durante toda la jornada laboral?».

'Cuando salga de esta, iré corriendo a buscarte. Te diré, con los ojos, lo mucho que te echo de menos. Guardaré en un tarrito todos los abrazos, los besos. Para cuando se amarre en el alma la pena y el miedo'. Esas delicadas palabras cantaba Rozalén aquel 20 de abril mientras José y Ana María se besaban, ambos con la mascarilla puesta, sin saber que ese gesto se convertiría horas después en 'trending topic' en redes sociales. En la página web de El Diario Montañés, el vídeo de ese momento tiene cerca de 10.000 visualizaciones. «Sí que circuló mucho. He recibido mensajes por todos los conductos posibles, de gente diferente, por la calle, amigos que me lo recuerdan... La verdad es que me gustaría verlo pero no me atrevo porque me emociono rápidamente», cuenta José.

A Ana María también la paran por los pasillos del hospital para recordarle lo emocionante que fue para todos aquel instante. Por eso pide poder cerrar este reportaje dedicando unas palabras a sus infatigables compañeros: «Es una suerte tener un equipo de gente como el que tengo al lado. Estamos muy unidos y nos cuidamos unos a otros. Son un gran apoyo y juntos, nosotros y vosotros, lo conseguiremos».

* Este reportaje forma parte del suplemento '2020. El año del covid' que se publicará el próximo miércoles, 30 de diciembre, con El Diario Montañés. Sus páginas recogen las vivencias de cientos de lectores que este año se han asomado a El Diario para contar su experiencia tras la irrupción del coronavirus.

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