Secciones
Servicios
Destacamos
La implantación del semáforo covid como sistema de gestión de la pandemia en Cantabria ha coincidido con una clara mejora de la situación sanitaria de la región, que ya se sitúa, en su conjunto, en el nivel de riesgo más bajo, en el ... que también se encuentra la gran mayoría de sus municipios.
Difícilmente puede atribuirse a esta estrategia la buena evolución epidemiológica, cuando ha supuesto una relajación generalizada de las restricciones que se venían aplicando desde hace meses. Hasta el fin del estado de alarma, la Consejería de Sanidad ha insistido en que eran estas limitaciones que afectaban a todos los ciudadanos las que lograban mantener a raya la enfermedad, y que cualquier intento de suavizarlas supondría un incremento de los contagios y, con ellos, de las hospitalizaciones y muertes.
Fue esa forma de concebir la lucha contra el coronavirus la que llevó a Cantabria -como al resto de comunidades- a pedir al Gobierno central herramientas jurídicas que le permitieran mantener a la población sujeta tras el fin de la situación de excepcionalidad, el 9 de mayo. Hasta entonces, los cántabros tenían prohibido traspasar los límites de la región y estaban obligados a permanecer encerrados en sus domicilios cada noche.
Sorprendentemente, tres días antes de que llegara ese momento, el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, anunció que Cantabria comenzaría a utilizar inmediatamente después el semáforo covid que, en contra de la estrategia del 'café para todos' que se venía defendiendo, atiende a la situación sanitaria de cada municipio y articula las medidas particulares a adoptar en función de ella.
La Dirección General de Salud Pública llevaba tiempo trabajando en un plan de desescalada que debía guiar una progresiva normalización con el verano en el horizonte. Es posible que algunos acontecimientos, como el triunfo arrollador de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, impulsada por su gestión a contracorriente de la crisis sanitaria, y la presión creciente de los hosteleros cántabros sobre el presidente, Miguel Ángel Revilla, contribuyeran a acelerar su puesta en práctica.
CAMBIO DE RUMBO
PARTICULARIDADES
CRÍTICAS
En realidad, es esa atención a las particularidades de cada municipio la única novedad del semáforo covid: la determinación de los niveles de riesgo y su correspondencia con el catálogo de limitaciones son las que aparecen en la guía de actuaciones de respuesta coordinada del Consejo Interterritorial del Sistema de Salud Pública y que antes se aplicaban a escala regional.
Es cierto también que ajustar la pauta general a las características de cada ayuntamiento -desde Santander, con más de 170.000 habitantes hasta los que, como Tresviso, cuentan con menos de un centenar de vecinos-, no es tarea fácil. Si para determinar el nivel de riesgo que existe en un municipio se tienen en cuenta, principalmente, las incidencias acumuladas a siete días para su población general y para la franja de gente mayor, no deja de valorarse otra decena de factores (número absoluto de casos, características de los brotes, distribución geográfica de los mismos, situación en los municipios limítrofes, etc.), que en las localidades de menor tamaño deciden a menudo la valoración final.
Noticias Relacionadas
Hay que decir que las críticas al semáforo covid, que se han venido repitiendo semana tras semana, proceden siempre de los municipios obligados a condicionar su actividad. Sucedió así en su estreno, el 11 de mayo. Ese día, con Cantabria en nivel tres -alto- de alerta, la evaluación suspendía a una decena de municipios -cuatro en riesgo muy alto y seis en alto-. Los 92 restantes quedaban en grado medio incluso con los mejores datos, ya que otra regla del semáforo determina que solo se puede estar un nivel por debajo del que tiene el conjunto de la región.
Cada uno de los cuatro niveles de riesgo establecidos lleva aparejadas unas limitaciones, fundamentalmente cuestiones de aforo. A partir del nivel de riesgo alto, la hostelería debe cerrar sus interiores, y en el más alto se prohíbe la actividad de los gimnasios, como medidas más destacadas.
Alcaldes y empresarios afectados consideraron injusta la decisión, esgrimiendo tres argumentos: primero, la excesiva discrecionalidad de Sanidad para decidir el nivel de riesgo en cada municipio; segundo, que la evolución de la situación puede hacer variar los índices al día siguiente del examen, y el 'castigo' se prolonga una semana aunque ya sean buenos; tercero, que al haber libertad de movimiento, el efecto de las restricciones es relativo. Un vecino no puede sentarse a cenar dentro de un restaurante en su municipio cuando está en riesgo alto o muy alto, pero se puede ir al de al lado: más de un banquete de Primera Comunión ha cambiado de lugar de celebración por este motivo, con gran trastorno y enfado.
El descenso a nivel de riesgo medio de toda Cantabria permitió al martes siguiente, 18 de mayo, pintar de verde la mayor parte del mapa: noventa municipios en nivel bajo, seis en medio, cuatro en alto y dos en muy alto.
Con la pandemia contenida en la región, sin apenas cambios en el número semanal de contagios y oscilaciones mínimas en la incidencia acumulada, las siguientes actualizaciones del semáforo covid, el 25 de mayo, y el 1 y el 8 de junio, han ofrecido un resultado similar, con la gran mayoría de municipios sin apenas riesgo y solo un puñado de ellos sujeto a restricciones.
Desde principios del presente mes, el nivel de alerta en Cantabria es mínimo, tras un nuevo descenso de casos y una menor presión asistencial en los hospitales, favorecidos por el avance de la campaña de vacunación. En los municipios, esta mejora de la situación se ha traducido en que, por vez primera, ninguno se halla en riesgo alto o muy alto.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.