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En unos casos falló el método de adjudicación de escaños... En otro, dicen, las cuentas a vuelapluma que se realizaron en el recuento provisional, antes ... de publicar los datos definitivos. Sea como fuere, el desaguisado histórico en el escrutinio de las últimas locales y regionales lleva a replantearse si el actual sistema electoral necesita una revisión. Pero antes de juzgarlo es importante conocer bien el proceso. Para explicarlo podría plantearse una crónica imaginaria del itinerario seguido por una papeleta a lo largo de la jornada del pasado día 26.
Todo comenzó en un colegio electoral cualquiera, a las ocho de la mañana, con la constitución de la Mesa electoral, integrada por un presidente y dos vocales, que fueron designados previamente por sorteo público. Allí reunidos comprobaron primero toda la documentación exigida: el censo, las tres actas (constitución, escrutinio y sesión), la lista numerada de votantes donde se anotó en qué proceso o procesos votó cada persona, y otros documentos que implicaron a los interventores, que fueron los representantes asignados por cada candidatura. También hizo falta una urna por cada proceso electivo.
En Cantabria se constituyeron el día 26 un total de 823 mesas en 424 locales electorales, que fueron comunes para todos los procesos electorales. Y a las 09.00 horas se abrió la sesión de votación que permaneció abierta hasta las 20.00 horas, cuando el presidente de Mesa anunció en voz alta que iba a finalizar el plebiscito.
El recuento
Acto seguido se introdujeron en las urnas los sobres de las papeletas remitidas por correo, verificando que el elector estuviera inscrito en las listas del censo y luego votaron los miembros de la mesa. A partir de ese momento arrancó el proceso de recuento de sufragios. El presidente cortó las bridas que sellaban las urnas y comenzó a leer en voz alta la candidatura elegida de cada papeleta, mostrándola al mismo tiempo a apoderados e interventores.
Se hicieron los recuentos para hacer constar todos los datos en el acta (número de electores censados,número de certificaciones censales aportadas, de votantes, de papeletas nulas, de votos en blanco y de sufragios obtenidos por candidatura). Una copia del documento se fijó en alguna de las partes exteriores de la entrada al local electoral, otra se entregó a los representantes de cada partido y al menos otra se expidió a un representante de la Administración designado de común acuerdo por la Delegación de Gobierno y la Consejería de Presidencia y Justicia.
Esta persona transmitió al centro de recogida de información todo lo registrado en el acta de escrutinio. En la pasada jornada electoral la última transmisión se produjo en Cantabria a las 03.00 horas del lunes.
El paso siguiente fue protagonizado de nuevo por los miembros de la Mesa, que prepararon tres sobres. El primero encerró el acta de constitución de la Mesa y el original del acta de sesión, además de otros documentos. En el segundo y tercero se incluyeron copias de ambos documentos. El presidente, vocales e interventores se desplazaron a la sede del Juzgado de Primera Instancia para entregar el primero y segundo sobre. El tercero fue recogido por un funcionario de correos y al día siguiente fue cursado a la Junta Electoral, que tres días después realizó el escrutinio general.
Ha sido esta fase final, que añadió el voto de los residentes en el extranjero, la que ha protagonizado titulares en los últimos días porque ha servido para subsanar los errores en los recuentos provisionales que se realizaron en algunas mesas de Cantabria. Ya que en unos casos se aventuraron datos provisionales como buenos aún siendo incorrectos, según el Gobierno, y en otras se excluyó del cómputo final el voto nulo, generando un desfase entre las actas del emitido y las del escrutado.
. «No ha habido ninguna incidencia provocada por el sistema informático de recuento». Es la respuesta que ofrecen desde Indra, la empresa contratada por el Gobierno de Cantabria, al preguntarles por su versión de lo sucedido, que coincide con lo que ya se había comentado desde el propio Ejecutivo el mismo lunes. La compañía aclaró ayer a este periódico que ellos se encargan de la «recepción, transmisión y publicación» del «escrutinio provisional» y, en ese apartado, que concluyó exactamente a las 03.12 horas de la madrugada del lunes y «con unos resultados provisionales al 99,85%» –cuando el diputado quince pasó del PSOE al PRC–, no se registró ninguna incidencia vinculada al sistema informático.
Un portavoz de la empresa explicó la parte del proceso de la que ellos son responsables. «Una vez que en los colegios se abren las urnas, se efectúan los correspondientes recuentos y, cuando están, se firman las actas por parte del presidente, vicepresidente y los apoderados de las mesas. Con una copia de ese acta, un representante de la Administración se pone en contacto con el centro de datos de Indra».
De ahí sale el «resultado provisional». Ese balance no incluye –según explica el portavoz de la empresa– dos aspectos. Por un lado, las urnas de aquellas mesas en las que no se ha firmado el acta al no haber conformidad en el resultado (se vuelven a poner las papeletas en las urnas, se sellan y se llevan para hacer el recuento definitivo). Y, por otro, en ese escrutinio provisional tampoco se refleja el voto procedente del Censo Electoral de los Residentes Ausentes. El estos días famoso CERA que tenía a todos los partidos pendientes.
«A partir del tercer día después de las elecciones comienza el escrutinio de esos votos del CERA y el escrutinio ya definitivo, que corresponde en este caso a la Junta Electoral Provincial», insisten desde Indra, que matizan que «ninguna incidencia tiene su origen en el sistema informático».
Si no falló el sistema, las miradas se dirigieron también hacia los encargados de trasladar los resultados. ¿Estaban preparados? ¿Quién los elige? ¿Cómo se formaron? Desde la Consejería de Presidencia y Justicia explicaron ayer a El Diario que los 434 representantes de la Administración que trabajaron el pasado domingo se seleccionaron «de común acuerdo» entre el Gobierno regional –el 50% de los que trabajaron en Santander (en total, 41)– y la Delegación del Gobierno (el resto). Además, la práctica totalidad –en torno al 97% según las mismas fuentes– se encargó de la misma labor hace un mes, en las generales. O sea, que eran los mismos.
Todos ellos, según aseguran desde Presidencia, participaron en una jornada de formación impartida por las empresas encargadas del sistema (Indra en el caso de las autonómicas y Scytl, en las municipales y en las europeas). Esas citas se celebraron durante «los días 6, 7, 8 y 9 de mayo en Santander, Torrelavega y Laredo».
Allí les explicaron, en teoría, qué debían hacer y cómo hacerlo, centrándose, básicamente, en el funcionamiento de las tablets con las que debían transmitir los datos. «Además, nosotros, como Gobierno de Cantabria, enviamos a un funcionario como complemento a esa jornada formativa que entregó unas instrucciones a cada uno con un resumen de las cuestiones más importantes y para que pudiera resolver cualquier duda, cualquier pregunta», explicaban ayer.
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