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A principios de febrero el por entonces abogado de Jacobo Vidal se personó en los juzgados para anunciar que su cliente quería confesar unos presuntos hechos delictivos. Vidal fue empleado de Novo Banco y tenía su despacho en la oficina que la entidad mantuvo abierta ... hasta diciembre en la santanderina calle de Hernán Cortés. Allí está el origen de una presunta estafa que hizo pública este periódico con una lista de al menos 76 afectados y un montante económico cercano a los 50 millones de euros. Un escándalo que impactó en la línea de flotación de la sociedad santanderina. A partir de ahí se sucedieron las informaciones y la investigación fue dando pasos adelante. Pero, aún con mil cabos sueltos, el coronavirus y la pandemia lo frenaron todo. Para los afectados, demasiado. «No hay forma humana de agilizarlo, todo está parado», aseguran desde el grupo de víctimas formado en torno a dos despachos de abogados. Dicen que el banco no ha iniciado ninguna «posición de acercamiento» y que el cambio de titular en el juzgado que se encarga del asunto retrasa aún más cada paso. Fuentes judiciales reconocieron ayer a este periódico que el confinamiento ha pospuesto cuestiones como la comparecencia de testigos o la declaración del propio imputado, pero que la causa «ni está parada ni lo ha estado».
«Mira, es que vemos que esto corre el riesgo de olvidarse». Eso comentaba esta semana una de las personas afectadas por la presunta estafa. Tienen miedo. El coronavirus, un drama mundial, ha sido para ellos, además, un obstáculo añadido.
¿Pero qué ha ocurrido desde que se declaró el estado de alarma? Poco antes de ese momento este periódico contaba que los abogados del grupo más numeroso de clientes de la oficina habían enviado un requerimiento notarial al banco para que pagase a sus clientes, que el juzgado investigaba si pudo darse blanqueo de capitales y que se había admitido a trámite una querella de la propia entidad financiera contra su exempleado. Según ha podido saber este periódico, en este tiempo no hubo respuesta al requerimiento, sí que se han mantenido los contactos de los investigadores con Hacienda y otras pesquisas en torno a un presunto blanqueo, y los recursos presentados contra esa decisión de admitir a trámite la querella de Novo Banco están todavía pendientes de una resolución definitiva. Esa última parte es determinante.
La entidad tiene una responsabilidad civil «reconocida», «que supone asumir las consecuencias económicas», explican fuentes de la investigación. Pero su posición procesal en el caso (no es lo mismo declararse como una víctima más de su exempleado que se determine que pudo haber una presunta responsabilidad penal en su actuación) está «en el aire». ¿Víctima o también investigado? «Pendiente de determinar». Y es ahí donde los antiguos clientes de Vidal creen que no se avanza lo suficiente. Tampoco han avanzado sus contactos directos con la propia entidad, con Novo Banco. «No han adoptado ninguna medida con respecto a nosotros. Nada», denuncian, a la vez que entienden que la entidad está «ganando tiempo». Igualmente, tampoco hay noticias en cuanto a que Jacobo Vidal -al que se dejó libre sin fianza porque se estimó que no había riesgo de fuga- pase por el juzgado para declarar (el confinamiento retrasó esta comparecencia y también la de algunos testigos a los que ya estaba previsto llamar).
Pero, más allá de lo que estaba pendiente antes del estado de alarma, en estos días sí que ha habido movimientos. Según ha podido saber este periódico, en este tiempo Novo Banco ha entregado toda la documentación que se le había requerido desde el juzgado. Una «ingente» cantidad de información, según se dice desde Las Salesas. Muchos papeles que hay que analizar. Y más movimientos. Cuentan algunos de los clientes que «a finales de marzo, principios de abril» observaron que desde el banco no se les autorizaba «a disponer de sus posiciones actuales». De su dinero. Sus abogados pidieron «medidas cautelares» -hubo actuaciones desde el juzgado- y, casi de forma inmediata, Novo Banco «levantó el bloqueo».
Maniobras. Tira y afloja entre las partes. Los mismos abogados del grupo más numeroso de víctimas presentaron también hace algunas semanas la petición de una especie de fianza, de un depósito, ante el juzgado. Que el banco deje allí el dinero al que asciende la presunta estafa sin que nadie lo cobre hasta que haya una decisión. Para garantizar que, llegado el caso, hay dinero. La respuesta de la entidad fue un documento de setecientos folios en el que, entre otras cosas, garantiza su solvencia. Con la petición y la respuesta, también queda pendiente la decisión que tome la nueva titular del juzgado responsable del caso.
Incluso hubo quien presentó una demanda individual contra el banco por la vía civil («la vía penal investiga una presunta estafa, pero la civil iría por contratos bancarios nulos», explican fuentes del caso). La respuesta fueron más de 400 folios que se están estudiando.
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